Tres

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✧*:.。.Recuerdos.

Los gritos de los espectadores resonaban en todo el lugar mientras las puertas del coliseo eran cerradas tras de él, JungKook soltó la espada dejándola caer al piso junto con el escudo, apenas logró dar un par de pasos antes de caer de rodillas, su pierna lastimada le dolía horrores, está no había sanado bien desde su último combate, sin contar las nuevas heridas que decorarían su muy ya marcado cuerpo de cicatrices.

Una capa de sudor, suciedad y sangre cubría su cuerpo... Sangre de los demás esclavos que mato con su espada, se sentía asqueado, el olor a sangre le revolvía el estómago, odiaba ver ese líquido rojo al que ya estaba acostumbrado.

No pudiendo evitarlo lloró de rodillas con su frente contra aquel sucio piso, no podía controlarlo, al fin era libre, había soñado tanto con ese día que aún no podía creerlo, ni siquiera le importaban las heridas, el dolor, el cansancio y los remordimientos, quería irse de ahí lo más rápido que pudiera, ese había sido su ultimo combate como gladiador.

Cómo pudo se levantó apoyándose en la pared, secó sus lágrimas con sus manos sucias y camino emocionado hacia la salida, a pesar de moverse con un poco de dificultad por su pierna, había recibido un fuerte golpe en esta mientras peleaba dejándola en peores condiciones. Pero ni siquiera pudo acercarse mucho antes de que la puerta fuera abierta y entrará la señora Min, era la doctora que siempre atendía a los sobrevivientes y venía acompañada de dos guardias.

—Debo curarte esas heridas antes de que te vayas — Dijo la mujer de unos cincuenta años y el pelinegro sonriera, la única gentileza que alguna vez había conocido fue a manos de ella.

—¿Te sientes feliz de al fin conseguirlo? —Pregunta la mujer sonriendo, JungKook no supo qué responder mientras ella cosía la piel de su brazo derecho.

—Supongo que sí... Llevo esperando esto casi toda mi vida... pero también estoy un poco asustado, no sé cómo es ahí afuera, siempre he estado confinado a vivir aquí— dijo bajando la mirada.

—Me imagino... Ya has sufrido mucho para ser tan joven, te irá bien, cualquier lugar es mejor que aquí —Dijo al terminar —Si necesitas ayuda alguna vez, no dudes en ir a mi casa —Rio y la puerta volviera a abrirse dejando ver al sargento encargado de sector de JungKook.

—¿Por qué no está encadenado aún? ¡Apresúrense! El señor Lee está esperando— dijo con irritación.

—Señor aún no he terminado de curarlo, sería peligroso si...—

—¿A caso ves que me importe mujer? — dijo el hombre pateándola, haciendo que se cayera de la silla.

—Se supone que hoy me darían mi libertad si ganaba el combate —Dijo JungKook con un nudo en la garganta, viendo al hombre con angustia mientras lo encadenaban, todas aquellas esperanzas e ilusiones se habían roto en menos de un segundo ¿Cómo había Sido tan ingenuo?

—Hubo un cambio de planes, pero felicidades, al fin podrás salir de aquí como querías, te han comprado por una jugosa suma de oro— dijo y JungKook le viera, con los ojos cristalizados, le pesaba el corazón.

Uno de los guardias tiró de él para que caminara, Jungkook tambaleó y cayó al piso, dolía demasiado caminar —¡Apresúrate! — le patearon con fuerza, pero a pesar del dolor no se inmutó, con esfuerzo se levantó y caminar lo mejor que podía, pero, ya que era muy lento para ellos, lo arrastraron por el lugar.


Abriendo los ojos se topó con el techo de su habitación, no sabía si era de día o de noche, o si habían pasado días... No necesitaba dormir, pero lo hacía para pasar el tiempo, un suspiro salió de sus labios, si sus recuerdos volvían con dolor de esa manera, quería decir que su aniversario de muerte se acercaba.

::Luna de sangre :☆: KookV::Donde viven las historias. Descúbrelo ahora