CAPÍTULO III

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Cuando llegaron a casa, TaeHyung se sentó a ojear los panfletos: había de pintura, costura, escultura, croché, tejer, música, baile, teatro y diversos deportes. Inmediatamente desechó todos salvo el de música y teatro. Miró el plan de música: solfeo, canto y un instrumento a elegir, además, si él lo deseaba podía participar en los conciertos de fin de curso.

- No está mal- murmuró.

Cogió el de teatro: se le enseñaría técnicas de interpretación, se escogería una obra y se prepararía para presentarla a final de curso, además, los alumnos podrían involucrarse en la creación de los escenarios.

Resopló, claramente la que más le llamaba la atención era la de música. Dejó el panfleto de teatro en la mesa y abrió bien el de música, mirándolo detenidamente y observando todas las clases de instrumento que ofrecía. ¿Qué le apetecía tocar? Iba a dar solfeo... iba a cantar... ¿quizás uno clásico? No le apetecía nada un instrumento eléctrico... ¿y quizás una guitarra española? No, tampoco... pensó en lo que le dijo su psicóloga, algo para él, algo que siempre hubiera querido hacer... miró en la lista: estaba.

- Mamá, ¡lo tengo!- sonriente, fue a la cocina.
- ¿Vas a escoger música?- le preguntó su madre, sin girarse, mientras vigilaba la sopa.
- ¿Cómo lo sabes?
- Soy tu madre, te he parido, además, siempre cantas y lo haces genial.
- Tú estás sorda.
- Respeta a tu madre- dijo, dándole un golpecito en el brazo- bueno, dime, ¿de qué va lo de música?
- Por lo que aquí pone, tengo que ir dos días a solfeo, otro a canto y otro al instrumento que yo elija. Además, si quiero, podré hacer ensayos para poder asistir al concierto de final de curso.
- Todo eso me parece estupendo cariño y me encantaría poder verte allí, pero vas a tener que seguir estudiando mucho, no quiero suspensos, no quiero ver que dejas de lado tus estudios. Al igual, que tampoco quiero ver que dejas la música de lado porque no has sabido organizarte. Quiero que seas capaz de compaginarlo.
- ¡Y lo compaginaré!
- Bien, ¿Qué instrumento has escogido?
- ¡El violoncelo!

Su madre se quedó estática.

- Pensé que escogerías la guitarra eléctrica o algo así...
- Sí... ya sé que estás sorprendida...
- Bien, mañana en la tarde iremos a apuntarte.

Así pues, al día siguiente, TaeHyung se fue con su madre a la escuela de música y, sin problema alguno, se apuntó y le dieron su horario. El día anterior había tenido clase de solfeo, esa misma tarde tendría clase de canto, al día siguiente clase de solfeo y al siguiente tendría clase de violoncelo. Estaba de lo más entusiasmado.

- Bien, ¿por qué no te quedas aquí para tu primera clase de canto?

TaeHyung asintió, cogió su horario y subió al aula que le indicaban. Tenía una profesora de canto, bastante amable, la clase la compartía con otro chico, también asiático, que parecía feliz de tener un compañero y a TaeHyung le agradó aquel chico, era simpático, estaba en la universidad y tenía veinte años.

- TaeHyung- dijo el chico, tendiéndole una mano a su compañero.
- JiMin- dijo el chico, encantado- ¿eres nuevo?
- Sí.
- ¿De dónde eres? No pareces de aquí.
- Soy de Corea del Sur, pero me crie aquí.
- ¡Oh! ¡Qué alegría! ¡Como yo!
- ¿En serio?
- Sí, mi padre es de allí y conoció a mi madre en un viaje de vacaciones que hizo a Australia... estuvieron en una relación a distancia unos meses y luego mi padre se vino aquí. A los años nací yo.

TaeHyung rio, aquel chico le agradaba.

- Vamos, te enseñaré esto.

Subieron a la segunda planta.

La Terapia de TaeHyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora