Capítulo 31.

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Desseo [hot]: No vale la pena

Narra Michael:

Mis puños se cerraron y ejercían más y más fuerza conforme me iba a acercando.

Mis ojos solo lo miraban a él, estaba de lo mas tranquilo mientras decía no se que cosas a sus amigos y la chica que iba con el, todos rieron. Parece que es de los que les gusta hacerse el gracioso frente a todos, pues ahora que lo tenga de frente quiero que haga lo mismo el cabrón.

Mientras mas cerca estaba mas me hervía la sangre. "¿De verdad pensabas que lo nuestro iba en serio? Te hiciste la difícil conmigo y después de un largo mes me diste lo que quería, y la verdad es que no estuvo tan bien como yo esperaba. Y también me dijo que lo hubiese logrado desde antes sino fuera por el metiche de mi tío." Cada palabra la tenia más que presente en ese momento, y junto con ellas el rostro triste de Valentina y las lagrimas que derramaba por él, va a pagarlo y muy caro.

-Michael espera-. Escuche que me llamaba pero no le hice caso y continué mi camino, ahora nada ni nadie me va a impedir que enfrente a este idiota. Estaba a unos 5 metros de ellos cuando él me vio, puso los ojos en blanco y me sonrió cínicamente.

-¿Vos qué?-. Grito con fastidio y en ese momento sentí sus pequeñas manos en mis brazos.

-Tío, por favor vamonos de acá-. Me dijo con voz agitada. Marcos al verla sonrió cínico, sus tres amigos y la chica solo miraban confundidos.

-Así qué ya le fuiste a contar a tú tío-. Dijo en forma de burla, algo dijo en voz baja y sus amigos rieron. Maldito. Segundos después por fin llegué hasta él y lo primero que hice fue tomarlo del cuello de su camisa y lo acerque con fuerza a mí. Clave mí mirada en la de él como si fueran dos dagas que estaban dispuestas a matarlo en ese momento. Su risa estúpida se borro en un segundo y se puso pálido. Su rostro estaba a centímetros del mío y juro que olía el miedo en el.

-¿Por qué no me cuentas el chiste a mi también?, digo para reírme con ustedes - Le dije entre dientes y mi voz estaba envuelta de una enorme furia. El idiota pestañeo varias veces, parecía que no podía creer lo que le dije. Sus amigos solo veían la escena sorprendidos.

-Tío por favor, déjalo, estamos afuera del colegio, no hagas esto más grande-. Me suplico Valentina, sentí sus pequeñas manos acariciar mi espalda lentamente, tratando de calmarme.

-¿Valu qué pasa?-. Escuche la voz de Mía. Y como un milagro la razón pudo más con mí coraje. Hay mucha gente alrededor qué sólo está viendo que sucede y todos serian testigos de que yo fui quien inicio todo esto y no pretendo darle el gusto a este idiota de hacer algo en mi contra.

-Tío, por favor déjalo no vale la pena, te lo suplico-. Volvió a pedírmelo y ante sus palabras y su voz asustada no pude, solo me importa ella, ya le partiré la cara a este idiota sin nadie alrededor, sólos él y yo.

-Escúchame bien estúpido. No te quiero cerca de Valentina, sí me entero que le tocaste aunque sea un solo cabello te juro que no respondo. Pero que quede que la forma en que la humillaste te la voy a hacer pagar-. Note como tenso su mandíbula y lo solté dándole claro un fuerte empujón todo sin dejar de mirarlo. Se que esta leyendo mi pensamiento, se que sabe que lo dije muy enserio, y sabe perfecto que en algún momento le voy a hacer pagar todo lo que le ha hecho.

Mire a Valentina estaba a un lado de mí, la tome de la mano dispuesto a volver al auto y alejarnos de ahí antes de que cambie de opinión y decida si partirle la cara a ese cabrón. Dimos unos cuantos pasos y de pronto en una décima de segundo paso todo, sentí una mano tomarme del brazo con fuerza y girarme. Recibí un fuerte puñetazo en la mandíbula, un sabor salado y amargo invadió mi boca, era sangre.

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