¡Mamá, mira quiénes han llegado esta noche!.

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POV:

Era temprano en la madrugada, la luz del sol empezaba a asomarse por el horizonte, se podía ver un vecindario que abarcaba un montón de casas, las cuales eran muy parecidas entre sí, en una de ellas a pesar de la hora, se podía ver una luz encendida en uno de sus cuartos, esta era la casa de los Dursley, y la habitación con la luz encendida pertenecía a un chico con anteojo y una cicatriz de rayo en su frente, esta niño es Harry Potter, quien se encontraba revisando el álbum que Hagrid le había regalado en la enfermería, él pasaba las hojas de este, mirando con una sonrisa las fotos de sus padres, en las cuales en algunas de estas ellos se encontraban  abrazándolo cuando él era tan solo un bebé, así como varias otras fotos en las que el salia con sus amigos de Hogwarts, con los cuales había tenido un año memorable.

Mientras el miraba las fotos en las cuales salía abrazado con sus amigos, especialmente en esa en la que salía con Ron y Hermione, su lechuza Hedwig empezó a hacer ruidos, Harry trato de calmarlo, pero fue demasiado tarde y un grito se escuchó a un cuarto de distancia.

¿?: ¡Harry calla de una vez a esa cosa!.

Harry: Ugh, (mirando a Hedwig), ya la has liado.

Minutos después en esa misma casa, se escuchaba una discusión que provenía desde la cocina, pero no era la primera vez que en el número 4 de Privet Drive estallaba una discusión durante el desayuno, ya que a primera hora de la mañana, al señor Vernon Dursley lo había despertado un sonoro ulular procedente del dormitorio de su sobrino Harry.

En estos momentos Harry, así como sus tíos y primo se encontraban en la cocina, con su tío Vernon quejándose en la mesa sobre la mascota de Harry mientras comía un par de huevos fritos.

Vernon: ¡Es la tercera vez esta semana, si no puedes dominar a esa lechuza, tendrá que irse a otra parte!.

Al oír que su tío planeaba deshacerse de Hedwig, Harry alarmado intentó explicarse una vez más por el comportamiento de este.

Harry: Es que se aburre, está acostumbrada a dar una vuelta por ahí, si pudiera dejarla salir aunque sólo fuera de noche......

Su tío Vernon, quien tenía restos de huevo frito en su bigote, soltó un gruñido.

Vernon: ¿Acaso tengo cara de idiota?, ya sé lo que ocurriría si saliera la lechuza.

Harry quería seguir discutiendo, pero un eructo estruendoso y prolongado de Dudley, el hijo de los Dursley, ahogó sus palabras.

Dudley: ¡Quiero más beicon!.

Su madre, la tía Petunia miró con una sonrisa a su robusto hijo.

Petunia: Queda más en la sartén, ricura, tenemos que alimentarte bien mientras podamos....... no me gusta la pinta que tiene la comida del colegio.....

Antes de que ella digiera más, su esposo Vernon la interrumpió y dijo con énfasis.

Vernon: No digas tonterías, Petunia, yo nunca pasé hambre en Smeltings, Dudley come lo suficiente, ¿verdad que sí, hijo?.

Vernon miró a su hijo Dudley, que estaba tan gordo que el trasero le colgaba por los lados de la silla.

Vernon miró a su hijo Dudley, que estaba tan gordo que el trasero le colgaba por los lados de la silla

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Hogwarts y la segunda Titanomaquia.       LIBRO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora