ALMAS DE ACERO

Linnell

Yannick no sabía porqué lo estaba haciendo.

Solo sabía que tenía que hacer algo. Que no podía quedarse sentado.
Que ya no podía seguir las órdenes de Bastian.

Y que ya no había nada entre Lillian y él. No había nada desde mucho tiempo antes, antes incluso de que él mismo se diera cuenta.

El despertar de Skyler representaba el fin de todo por lo que Bastian y él habían luchado. Representaba el fin del plan que les había tomado demasiado tiempo llevar a cabo.

Pero ya no había vuelta atrás.

Grallet haría su trabajo.
Las bombas estallarían.
Skyler rescataría a Dylan.

Y todo terminaría.

Yannick debía  liberar a los sirvientes para ocasionar una distracción y de paso darles su libertad a aquellos pobres humanos. Debía hacerlo sin ninguna pizca de remordimiento porque era lo correcto.

Pero, entonces, la culpa comenzó a enroscarse alrededor de su estomago, estrujando su garganta, partiendo su cabeza.

Yannick acudió al encuentro de Bastian poco antes de que las bombas estallaran, lo habían llamado desde la sala de control requiriendo su presencia y en cuanto observó el rostro de su antiguo amigo, algo pesado cayó en su estomago, haciéndolo sentir náuseas.

¿En qué se había metido?

¿Qué había hecho?

¿Era lo correcto?

-Yannick - lo llamó Bastian cuando lo miró entrar, ajeno al desastre que estaba por desatarse- Buenas noticias - dijo sonriendo.

La atraparon, pensó Yannick de inmediato. La descubrieron y ahora va a matarme a mí también.

Su mano voló hacia su costado, donde llevaba su arma enfundada y su cuerpo se tensó esperando la orden de su muerte. Pero todo lo que Bastian hizo fue conducir a Yannick a una de las pantallas de la sala, sin siquiera darse cuenta de la reacción de su amigo, ciego a lo que ocurría bajo sus narices, y le mostró la imagen que se veía en ella.

Se trataba del video de la cámara de vigilancia de la celda de Dylan y lo que Yannick vio le hizo comprender el tan buen humor que Bastian  mostraba.

-El pobre imbécil  está muriendo - festejó Bastian, mirando la pantalla con satisfacción-  Rickon descubrió que si no lo alimentabamos su cuerpo comenzaba a deteriorarse. Es una pena para él que no vayamos a dejarlo morir tan fácilmente, pero es bueno saber que podemos hacerlo sufrir mucho más de lo esperado-

Yannick miró fijamente la imagen que se le mostraba.

Él sabía lo que Dylan había hecho, conocía sus pecados y las razones para que  Bastian quisiera su venganza.
Yannick no tenía ningún tipo de relacion o sentimiento hacia su persona.

Pero no podía dejar que la situación continuara.

No cuando todo el mundo estaba pagando por ello. Y aunque Dylan no le cayera bien, sabía que era el único capaz de igualar en combate a su viejo amigo.

Bastian palmeó la espalda de Yannick, lo que lo hizo salir de sus pensamientos nerviosos. 

-¿Qué te parece si cenamos hoy? Para festejar-

Yannick sabía que no habría cena, pero tenía que disimular.

-Tendré que preguntarle a Lillian-

Bastian lo miró decepcionado.

-Me refería solamente a ti y a mí, juntos, como en los viejos tiempos -

El peso de su estómago se hizo aún más pesado. Tragó saliva, sintiendo una bola de fuego recorrer su garganta.