¿Quién eres?

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A las 3:00 de la mañana la oscuridad de la habitación parecía un lobo que batallaba por comerse a su presa, una tenue lucecita emitida por la lámpara de noche. Dicen que a esa hora se duerme el mundo espiritual, pero había alguien que se acababa de despertar asustada y no precisamente pertenecía a ese otro universo.
Para Aline, la pesadilla que se repetía cada noche ya era como una especie de Dejavú. La única diferencia era que su estado emocional empeoraba continuamente. A esa hora, dormir no era una opción y tampoco tenía ganas de leer o caminar por la casa. El miedo, la angustia y la preocupación se apoderaban de ella inexplicablemente, porque no entendía toda esa avalancha de sentimientos que emanaban del mal sueño. Intentaba recordar cada detalle, cada imagen de ese vívido recuerdo grabado en su mente gracias a las repetidas veces que ha estado navegando en su cabeza.
El despertador comenzó a hacer ruido a las 5:00 am, como siempre. Pero ésta vez fue apagado y dejado a un lado. La joven no tenía ganas, ni fuerza de voluntad para comenzar su día.
Marcos enseguida se dio vuelta adormilado, mirándola con un ojo entreabierto.
-Buen día cariño. ¿Te sientes bien? – enseguida le tendió el brazo para acurrucarla y a la vez comprobar su temperatura-
-Hola amor, no te preocupes. Es solo que no estoy durmiendo bien últimamente. –dijo colocando la cabeza en el pecho de su esposo, intentando quitarle importancia al asunto. La chica intentaba seguirle la corriente tratando de evitar la pregunta que pronto surgiría-
-¿No vas al trabajo hoy?
-No tengo ganas.
-Bueno, no faltas nunca y haces más horas extra que cualquiera allí, así que un día sin ir no es gran cosa. Por cierto, hace casi dos años que no tomas vacaciones. ¿Por qué no aprovechas y las pides? Podríamos ir a ver a la familia, luces muy cansada últimamente y creo que sería … - la joven se deshizo bruscamente del fuerte brazo que le servía de almohada-
-No necesito vacaciones, solo trabajar. Ya hemos hablado de esto. Estoy a punto de que me asciendan en la empresa y no puedo ponerme sentimental justo ahora.
-Es que nunca eres sentimental, eso es lo que me molesta, siempre descuidas a los que te quieren. Solo te importa ese maldito trabajo.
Ambos comenzaron una discusión mañanera de esas que envenenan el día; Marcos estaba harto del trabajo de Aline. Él también era arquitecto, pero trabajaba en un pequeño equipo de proyectos FreeLancer que comenzaba a tener éxito en la ciudad. A diferencia de su esposa él podía trabajar desde casa y se sentía mucho mejor de esa forma; intentaba transmitirle la tranquilidad que daba ser el jefe de uno mismo, pero ella tenía otras prioridades que pasaban por encima de él y de toda la familia. La verdad, aunque estaba enamorado de su esposa estaba cansado de la vida que llevaban, tan sosa y rutinaria. Sentía que ella no le dedicaba tiempo y eso lo molestaba, pero nunca se atrevía a romper con ella porque en el fondo sabía que seguía siendo la misma chica sencilla y tímida que había conocido seis años atrás. Lo mejor luego de estas hirientes discusiones, era encerrarse en su estudio y escudarse tras un montón de planos.

A las 8:30 am, el ruido del móvil despertó a Aline del ligero sueño que había logrado conseguir, luego de horas sin dormir y de la pelea mañanera. Había un mensaje en el buzón de voz.
“Buenos días Aline, soy Helena, la nueva secretaria del Señor Carlos. Le llamo para avisar que la cita con la Doctora Aurora Gonzáles será mañana viernes en su clínica. Te envío la ubicación en un mensaje. Que tengas un buen día”

Se levantó torpemente de la cama, abrió las cortinas y miró el estado deplorable en el que se encontraba. Despeinada y con unas hermosas ojeras como acabadas de comprar en un ring de boxeo. Caminó rumbo a la ducha para intentar salvar un poco de su estado físico cuando nuevamente el teléfono sonó.

-¿Hola?
-Aline, Buenos días.
-Buenos días Señor Carlos.
-¿Por qué no estás aquí hoy? Te necesitaba para la reunión de las 9:00 am.
-Lo siento señor, no me encuentro bien, así no puedo…
-Si, sé que luego de ayer estás que no puedes ni defender tu propio nombre. Sabes que te aprecio, eres una de las personas más brillantes que he tenido en esta empresa, pero tienes que recuperarte pronto para volver a darlo todo en la mesa de reuniones. ¿Ya recibiste la notificación de la consulta?
-Sí, es mañana.
-Bien. Quiero que comiences a ir y resuelvas tus problemas.
-Si, señor.
-Ah, otra cosa:  Recuerda que este negocio es como una selva, hay depredadores y presas. Los depredadores somos fuertes e inteligentes para cazar a las presas y comerlas. Pero si el depredador es débil, se convierte en presa. ¿Entendido? – Luego de estas palabras la chica se quedó como en trance, pasados unos segundos solo alcanzó a decir:
-Entendido Señor. Hasta pronto.
-Que te mejores.

Mi niña interiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora