Victoria

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La frescura húmeda de la madrugada opacaba los amplios vidrios de la habitación.  Aline y Marcos se encontraban aún abrazados bajo las mantas, disfrutando del calor que generaban.
Se miraban fijamente mientras la chica acariciaba el pelo de su esposo. No habían dicho una palabra desde que Marcos entró al apartamento, no hacía falta, sus cuerpos se conocían y estaban interconectados.

El cansancio les agotó el  cuerpo, pero no sus bocas ni sus miradas, se extrañaban, se habían necesitado por mucho tiempo y era necesario recuperarlo.

-Te extrañaba tanto amor, no sé cómo pude ser tan mala contigo. Entiendo que solo querías ayudarme. Pero el caos de mi cabeza fue más fuerte que yo.

- Yo también te necesité mucho, tengo que confesar que a veces extrañaba tus peleas. -ambos rieron- pero ahora que lo pienso, es mejor que no las extrañe tanto. Hablando de caos: ¿te has mejorado un poco de tus crisis?

-Si, la verdad. He desatado muchos nudos, gracias a mi niña interior y bueno, también a mi terapeuta.

- ¿Tu niña? No entiendo.

-Espero que no pienses que enloquecí más, ahora te explico.

Aline comenzó a contarle a Marcos todo lo que había sucedido desde el principio, pensó que, si esto era un nuevo comienzo, las cosas debían quedar claras sin ocultar más nada.

                       ***

Las semanas comenzaron a pasar y el trabajo cada vez se tornaba más duro, los chicos del equipo estructuraron horarios para poder terminar el proyecto a tiempo, todo marchaba de manera organizada, pero con cada jornada, la dosis de presión era más alta.

Aline estaba contenta y no dejaba que nadie se quedara a trabajar horas extra, pues decía que a raíz de sus experiencias recientes entendió que cada persona tenía derecho a disfrutar de su tiempo libre y que esto acrecentaba la productividad y creatividad, dos factores fundamentales en un equipo.

Los demás, estaban satisfechos con el cambio de su jefa, era como si hubieran puesto una por otra. Esta Aline era sencilla y receptiva, además ante los errores exhortaba a corregirlos y buscar soluciones sin enfadarse, incluso, un día a Karla se le derramó una taza de café en uno de los planos.

La diseñadora estaba muy apenada con su jefa, sin embargo cuando Aline lo vió, algo hizo clic en su cabeza.

-Lo siento Aline, fue una torpeza de mi parte.

- Mmm, espera, espera no lo tires. Vaya, ¡Claro! -Todos en la habitación la miraron con el ceño fruncido ante la rareza de su actuar.

-¡Las manchas chicas! Ese es el concepto de diseño de los jardines, manchas de flores como manchas de pintura o café. -Aline abrazó a Karla con fuerza mientras ésta se quedó tiesa de la impresión.

- ¡Karla, eres un genio! Arriba chicos, necesito que cada mancha tenga un color, hay que buscar vegetación acorde a este clima de diferentes tonalidades, necesito un diseño orgánico como el de esta mancha, quiero que los jardines de este hotel sean espectaculares y pintorescos, que rompan con el gris de su terminación.

Quiero jardines verticales que sean verdaderas pinturas y en las áreas exteriores, más tonalidades, que el paisaje distraiga y comunique alegría, que la gente conecte con su lado infantil cuando pintaban garabatos. ¿Está claro?

-Si, Señora.

-Chicos, una cosa más, nada de Señora. -Aline comenzó a sonreír-A partir de ahora me pueden decir solo Ali.

El día de la discusión del proyecto llegó sin muchos miramientos, todos habían llegado temprano a la oficina, excepto la jefa del equipo. Cada cuál estaba inmerso en su función, Alex ordenó los juegos de planos, mirándolos por las esquinas velando que estuvieran milimétricamente alineados. Las chicas estaban limpiando la oficina y ordenando los escritorios, no porque estuviera muy sucio o desordenado, sino mas bien para aliviar un poco de estrés. Todo estaba listo, incluso la presentación digital, la esperanza en torno a Aline los hacía estar más tranquilos.

Mi niña interiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora