Cualquier chico que la mirase, se habría enamorado de ella. Cuando caminaba, parecía que volaba, rodeada de humanos insignificantes. Era guapa, y lo sabía. Sus ojos avellana te hipnotizan, su largas piernas te dejan sin respiración. Las chicas querían ser como ella, los chicos querían tener su corazón. Nadie lo conseguió. Jamás hubo otra tan bella como ella, jamás le entregó el corazón al primer caballero de oxidada armadura.
Aurora no quería ser Aurora. Prefería ser cualquier otra persona. Alguien libre. Por eso dormía; en sueños podía ser quién quisiera: podía enamorarse del príncipe, del campesino o de la princesa; podía irse lejos o quedarse en casa; podía ser ella.
A veces, cuando la cafeína y los pensamientos no la dejaban dormir, buscaba la manera de hacerlo. Caramelos de colores brillaban sobre la mesa. Dos o tres, y caía rendida. Hasta que un día no fueron dos o tres, hasta que un día durmió para siempre.
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Colorín, colorado, esto aún no ha acabado
Short Story¿Y si te digo que Aurora tomaba pastillas para dormir? ¿Y que Blancanieves odiaba las manzanas? ¿Me creerías si te contara lo que realmente le ocurrió a Cenicienta? Olvida todo lo que te contaron: esta es la verdad. Portada realizada por la maravi...