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La joven rubia y aquel que se jactaba a veces de ser su pareja entraron a la enorme carpa de espectáculos en donde todos estaban felices, bebiendo y divirtiéndose. La rubia se quitó las gafas de sol para verlos a todos con el ceño levemente fruncido.

─── ¿Dónde han estado? ─── preguntó Dot

───Addison estaba conmigo haciéndome compañía porque no sabe usar una pala─── Addison hizo una mueca───. Yo estaba cavando una tumba para Meep─── respondió Jimmy───. Era un niño... todos lo son. No puedo protegerlos

───No puedes culparte

─── ¿Por qué no? ─── preguntó───. Necesitaban un líder y yo les falle─── Addison se colocó frente a él para tomar sus manos sonriéndole un poco triste

───No deberías culparte─── murmuró ella negando───. No fue tu culpa, aun eres mi héroe. Eres el héroe de todos

─── ¿Aún soy tu héroe? ─── preguntó Jimmy───. No soy un héroe, Addison

───Aún lo eres─── murmuró ella sonriendo un poco───. Ven, vamos a caminar

La pareja siguió con el camino hacia el centro del lugar, todo ese tiempo de la mano, mientras todos seguían celebrando como antes cosa que no paso desapercibido por Dot por lo que observo a todos para gritarles.

─── ¡Paren! ¡Paren! ─── gritó Dot───. ¿Qué les sucede? ¡Meep está muerto! ¿no les importa? Están siendo irrespetuosos. Miren cuánto está sufriendo Jimmy. ¡Esto está mal! Debemos recordar a Meep trabajando más duro. Tal vez dedicándole el espectáculo de hoy en su memoria ─── Addison acariciaba la espalda de Jimmy todo el tiempo

─── ¿Espectáculo?

───Es Halloween─── hablo Ethel entrando a la carpa───. No hay actuaciones de fenómenos en Halloween. Cualquier idiota lo sabe

───No es justo─── murmuró Addison negando───. Son nuevas en este mundo, no saben eso

───Si, no conocen la vieja superstición

───No es superstición─── hablo Ethel viendo a su hijo───. Es cierto

─── ¿Qué cosa? ─── preguntó Bette

───Por qué no actuamos en Halloween─── respondió Eve───. Por Edward Mordrake

─── ¿Quién?

───Edward Mordrake. Un aristócrata que vivió a mediados de 1800, fue heredero de toda clase de títulos. Pudo haber sido un Duque o un Lord, o cualquier cosa si las cosas hubieran sido diferentes. Las cosas nunca son diferentes. Un inglés de noble cuna, Edward fue un joven con buenos logros. Era un erudito. Un poeta. Musico de habilidad rara

───Entonces, ¿qué estaba mal con él?

───Tenía otra cara─── hablo Addison───. Literalmente

───Sí, tenía otra cara tras su cabeza. Horrible como los demonios. Nadie más podía oír lo que decía, pero le susurraba incesantemente a Edward cosas solo dichas en el infierno. Trato de matarla. Muchas veces de muchas formas, pero no moría

───Entonces, ¿qué le paso?

───Se volvió loco─── continuó Ethel───. Su familia lo tenía recluido en la casa de locos en Bedlam. La verdad sea dicha, estaban felices de hacer que el fenómeno de la familia no fuera visto. En la casa de locos escribió poesía. Trabajo en una ópera sin terminar. Cualquier cosa para evitar los susurros del demonio, pero nunca consiguió alivio. Le decía que hiciera cosas. Lo mandaba. Una noche, Edward escapo del manicomio y termino donde todos lo hacemos. En el espectáculo de fenómenos refinadas que como descendiente de una de las grandes familias de Inglaterra. Y entonces hacia una reverencia

American Horror StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora