Parte 6

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"y entonces estamos aquí"

Sacha y Melida entraron a lo que la anciana llamaba un destartalado cobertizo.

Sacha había abandonado la ciudad con las primeras luces del alba y dirigido sus pasos hasta la cabaña de la anciana en el bosque. Como si la estuviera esperando, Melida la recibió jocosamente sentada bebiendo una taza de café en el porche. Luego de obligarla a compartir un tardío desayuno la escoltó hasta el cobertizo tras la casa.

El cobertizo en realidad no estaba en tan mal estado como la anciana le había hecho creer en un principio. De tres por tres metros, techo bajo inclinado y piso de madera. En realidad, era bastante espacioso. Sacha miró alrededor. La única ventana era una claraboya en el techo. Esta podía ser abierta con una vara larga para dejar entrar la fresca brisa durante el día y en los meses cálidos.

En el centro del cobertizo, había un hueco para encender un fuego y calentar el cobertizo en las noches frías. En una esquina había una cama sin sabanas, además de varias repisas, un escritorio con una silla y un armario. Había también una mecedora de madera.

Sacha miró esta última con gran interés. Casi podía verse meciendo a sus bebés en esta.

"y entonces ¿te gusta?"

"aha. Aunque no importa como lo mire, no parece ser un cobertizo."

"lo llamo cobertizo, pero sería más apropiado decir que es una habitación de huéspedes ¿tal vez?"

La joven suspiró y dio una vuelta alrededor.

"¿en serio estas bien con tenernos aquí? ¿Segura de que no quieres cobrar un alquiler?"

La anciana gesticuló con irritación.

"ya te dije que esto es una forma de agradecerte por tu ayuda al salvar mi dignidad el otro día. Y si quieres agradecerme, con que compartas las comidas conmigo es más que suficiente."

La joven asintió renuente.

"Está más limpio de lo que pensaba" dijo, pasando un dedo por la superficie polvorienta de una repisa.

"Aun así hay que hacer un poco de limpieza ¿Por qué no empiezas por ponerte cómoda? Traeré los utensilios de limpieza para ti."

Sacha siguió el consejo de la anciana, dejó su mochila con sus escasas pertenencias y su bolso de trabajo encima de la cama y espero.

Poco después Melida volvió cargando cubo, escoba, trapeador y trapos para limpiar. Le dió una mirada extrañada.

"Quítate el manto también, así te será más cómodo moverte ¿no crees?"

Titubeó. A raíz de los pasados acontecimientos el manto se había convertido en una segunda extensión de sí misma.

"estás a salvo aquí Sacha. Tú y tus bebés los están. Te lo prometo"

Por un segundo los ojos de anciana destellaron púrpura y luego volvieron a ser de su usual pardo oscuro.

Ladeó la cabeza –imitando inconscientemente a cierto Fenris- y miró con atención a la anciana.

¿Qué fue eso?

"está bien" consintió y se quitó también el manto.

"bien ¿Por qué no empezamos entonces?"

Y así pasaron el resto del día. Sacha barrió tanto el suelo como el techo tumbando telarañas, espantando ratones y barriendo la suciedad a su paso.

"no me lo tengan en cuenta. Yo también necesito donde vivir ¿saben?" dijo a la mirada acusatoria del último ratón en espantar.

Melida limpiaba el polvo de los muebles, hizo una pausa y soltó una tosecilla divertida. Sacha entrecerró los ojos en su dirección, pero no dijo nada. Comenzaba a comprender el tipo de personalidad de la anciana.

El padre de mis hijos es un monstruo ¿Y qué? [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora