Los Alfas De Jiang Cheng

Disciplinarlos 7-2

Jiang Wanyin no era alguien que se negara a sí mismo.

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A pesar de su temperamento aterrador y una vida dedicada a gobernar más de una secta prominente en su mundo, Sandu Shengshou se consideraba a sí mismo un hombre pragmático cuando se trataba de manejar los muchos factores estresantes de la vida. Se batía en duelo, se expresaba hasta cierto punto, comía bien y dormía cuando lo necesitaba con la ayuda de su marido.

Se podría decir que no le gustaba fingir que su cuerpo no tenía necesidades.

Su primer placer se lo dio Wei Wuxian, su primer Alfa que le trajo a casa.

Recordó cómo se sentía: el cuerpo todavía estaba tierno por la presentación, pero ya curiosamente desconfiaba de este extraño con ojos plateados inquisitivos que su padre había traído a casa, una cosa sarnosa y hambrienta que ya era más alta, más fuerte y más ruidosa. Jiang Cheng recordó las silenciosas instrucciones de su padre, diciendo que algún día Wei Ying podría ser suyo. Su madre le advirtió que no se desnudara la nuca hasta los dientes y que aprovechara la oportunidad para observar cómo se comportaban realmente los Alfas.

Jiang Wanyin también aprendió rápido y siempre se esforzó por obedecer a su madre.

Así que, así como él de mala gana aceptó sus s hixiong y posible futuro compañero, mantuvo el Alfa de ojos grises con los brazos extendidos, estrechando los ojos con un destello de dientes si olfateó demasiado cerca para su comodidad. Desparramado perezosamente en un árbol para mirar atentamente, mientras Wei Wuxian peleaba con otros discípulos, los dientes ya estaban afilados incluso cuando aún no se habían visto los caninos, la cabeza de un omega ladeó mientras escuchaba los terribles gruñidos de Wei Ying, un hormigueo de placer por sus brazos como años. pasó con él rastreando cómo el otro se hacía más alto, más fuerte, con los sentidos mejorados.

Su primer placer solo se tomó cuando ambos eran mayores de edad, con el primer celo de Jiang Wanyin.

Aturdido por las feromonas y abrumado por los aromas de los demás, Jiang Wanyin se había negado a someterse incluso entonces. Siseó y se quejó infelizmente con un Alpha quejumbroso, ambos cayendo en otra pelea que destruyó una habitación compartida, antes de que él casi arrojara a Wei Ying fuera de él, enviando al otro por las puertas astilladas.

Habían surcado en su jardín esa noche.

Hundiendo los dientes el uno en el otro cuando encontraron su primera liberación, los ojos muy abiertos por la sorpresa y llorando en voz alta por más mientras aprendían a besarse. Había vuelto a gritar, negándose a permitirle a Wei Ying cualquier permiso para marcar sobre una glándula de apareamiento enrojecida, descubrió que disfrutaba haciendo que un Alfa se sometiera o suplicara.

Adicto a cómo podía poner a un Alfa de rodillas solo por probar su habilidad, aprendiendo cómo cambiaba el olor de un omega para suprimir su violencia.

Adicto a cómo podía cambiar de frío y despiadado a suplicante y necesitado en un abrir y cerrar de ojos, desarmando fatalmente con sus interminables encantos.

El destino tenía otros planes.

Wei Ying le había sido arrebatado solo unos años después, sucumbió a la rabia y al dolor como lo había hecho él a medida que se separaban. Pasar la edad adulta con otros, celoso y terco incluso cuando la familia Yunmeng Jiang profanó en tragedia, finalmente y completamente alejando a su primer Alfa de él.

En respuesta, el omega trabajó duro para reconstruir, luchó por seguir adelante con un sobrino huérfano al que amar y criar. Lloró mientras se aferraba al chenqing , lloró más fuerte en túnicas oscuras perfumadas débilmente como su primera noche en el jardín, lamentó haber rechazado el mordisco de Wei Ying en una nuca fría. Buscando resueltamente al otro en un valle de cenizas y huesos, la mugre se atascaba en sus pulmones mientras buscaba implacablemente cualquier señal del otro, cualquier posible indicio de que Wei Wuxian no había muerto ese día.