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Somin fue despertada por un leve movimiento en su hombro, abrió los ojos y vio que todo aún estaba oscuro, no entendía porque la despertaban, miro a su lado y allí estaba Matthew quien le sonrió.

— ¿Qué sucede? — su voz había salido algo ronca.

— Acompáñame — mencionó Matthew en voz baja.

No entendía que es lo que pasaba, pero aún así tenía curiosidad.

— ¿A dónde?

Matthew acerco su silla de ruedas, Somin se acomodo sentándose en la camilla, parecía que aquel chico no estaba somnoliento ni un poco.

— Es un secreto.

Somin fue ayudada por Matthew para poder sentarse en su respectiva silla de ruedas, y fue cuando Matthew comenzó a empujarla hacía la salida de la habitación, Somin simplemente no entendía, Matthew era un chico con muchos misterios y quería saberlos todos, y Matthew no era la excepción, sentía que tenía mucho que decirle a Somin además de que ella quería saber más cosas sobre él.

— ¿Sabes algo? — hablo Matthew —. De las muchas cosas que hay en este lugar hay unas que entretienen mucho más por la noche.

— ¿Cómo cuales? — Somin hizo su cabeza para atrás para mirar a Matthew.

— Dime, ¿cuál es la razón por la cual de vez en cuando seguías a tu madre en las noches para subir la escalera que te llevaba a la azotea?

Frunció el ceño al escuchar aquella pregunta, había muchas razones por las que le gustaba subir a la azotea, una de ellas era siempre mirar el cielo, o jugar en un espacio más amplio, pero Matthew le dijo que en la noche.

— Bueno, supongo que sería para ver las estrellas.

Somin a veces gustaba de subir las escaleras y admirar el cielo nocturno, siempre eran aquellos sus momentos favoritos, solo en sonido del viento con el de los grillos frotando sus pequeñas patas para sacar una melodía, y mirar el cielo en tonos oscuros, y ver los puntos brillantes, y a veces a la Luna.

— ¡Exacto! — Matthew se escucho feliz al decir aquello — De este lugar lo que más me ha gustado ver, es el cielo nocturno, sé que te encantará.

— Pero, se supone que aquí el elevador no funciona en las noches ¿no?

— Lo sé, y es por eso, que iremos por las escaleras.

Somin frunció el ceño al escuchar aquello, ¿acaso Matthew estaba olvidando que no se encontraba en condiciones para subir escaleras?

— Matthew.

— No digas nada, sé que no puedes subir, pero eso no impide nada.

No lo entendía, simplemente no le entendía.

Cuando llegaron a las escaleras, por primera vez a Somin, se le hicieron eternas cuando las observo, se quedo tan absorta admirando los escalones, que se sobresalto al sentir unos brazos rodearla.

— ¿¡Qué crees que haces?! — miró como sus piernas eran alzadas, en un impulso colocó sus brazos alrededor de los hombros de Matthew — ¡No hagas esto!

— ¿Por qué no? Quiero que veas el cielo, te encantará.

— Matthew, deberíamos estar durmiendo, y no deberías de cansarte, estás enfermo...

— Sominie — La mencionada se sonrojo ante el apodo — , no me importa, además quiero que veas conmigo el cielo nocturno, no es mucho pedir, mi enfermedad no impide nada.

Somin sintió como era alzada por los brazos de Matthew, miro el perfil del chico de tez pálida, y luego aparto la mirada, ahora entendía porque el doctor Kim Seokjin se desesperaba, Matthew era muy terco.

Matthew comenzó a subir los escalones, iba a buen ritmo, parecía que solo caminaba él y que no estaba cargando a nadie, Somin se sentía demasiado avergonzada, estaba siendo cargada, y además estaba con aquel chico que había llamado su atención, y luego recordó el apodo que le puso, se sonrojo de nuevo.

— ¡Llegamos!

El hospital era pequeño, era más que nada un lugar casi de rehabilitación, además de que allí lo que más destacaba era que siempre se atendían más a los niños, pediatría era la zona más llena, además de la de maternidad.

Somin dejó de apartar la vista y sus ojos se abrieron en sorpresa al mirar hacía el frente, debía admitir algo, ese cielo era precioso, casi estaba cubierto por estrellas, la Luna no estaba, lo que hacía apreciar mucho mejor aquel paisaje lleno de puntos brillantes.

— Es... es hermoso.

— ¡Te lo dije! — Matthew con cuidado la dejo en el frió suelo.

Somin iba a colocar sus manos para recargarse, pero pronto sintió como alguien se sentaba detrás de ella, se sonrojo, sabía que ese alguien era Matthew.

— ¿Qué haces?

— Seré tu recargadera oficial — dijo Matthew — será mejor que aproveches, Sominie, no todos los días podré hacer esto.

Somin negó con la cabeza, no sabía porque Matthew había adquirido demasiada confianza con ella.

Pero le gustaba estar así, y hubiera sido mejor si Matthew la hubiera abrazado.



Pero le gustaba estar así, y hubiera sido mejor si Matthew la hubiera abrazado

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Se viene arteeee!! ♥

Garden || BM y Somin.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt