huit

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Harry despierta como cualquier otro día con ayuda de su alarma. Con la consciencia a plenitud y sus cinco sentidos activos, logra escuchar los golpes que da la lluvia contra el cristal de la ventana y se siente ligeramente extrañado, no porque el clima se encuentre cómo está, sino que, normalmente a esa hora suele estar bastante ido.

Es lo de menos, pone los pies cubiertos por sus calcetines navideños y ridículos en el suelo y se estira, piensa que es otra mañana más, salvo que tiene una cita para desayunar con Louis.

Aún no cree que haya aceptado por voluntad propia, al principio ha dicho que no, y luego ha cambiado tan rápido de opinión que al final eso lo perturba un poco. Ha terminado por acordar con el omega un lugar que, según él es agradable, y ha usado la excusa de que su jefe le daría la mañana libre porque tiene que llevar a su hija al médico y un par de cosas más que Harry no se ha molestado en escuchar porque no le interesa y Louis habla demasiado.

Aunque de cierta forma y en secreto, le gusta verlo charlar, mover los labios, y es extraño.

Harry lo es.

Se pone de pie, no va a la cocina como usualmente hace para preparar su desayuno, sino que camina directamente hacia el baño para tomar una ducha rápida porque hoy especialmente hace demasiado frío. Toma lo necesario, se mete en el baño y llega a gritar un poco cuando el agua helada le cae en el cuerpo.

Termina cantando una canción cualquiera de las que se sabe de memoria para distraerse del hecho de que se está congelando, y se siente agradable en su soledad.

Culmina su baño, sale con una toalla colgando de sus caderas y varias gotas aún le brillan en los hombros, camina hacia la ventana como siempre y observa. Todos llevan paraguas a excepción de aquellos a los que la lluvia les ha sorprendido y ahora se encuentran empapados sin que puedan hacer mucho para evitarlo.

Harry siente pena por ellos, llega incluso a querer ofrecerse a llevar a todos con su sombrilla a donde sea que se dirigen, pero resultar ser simplemente imposible y tonto. Decide que es momento de vestirse, no ha chequeado la hora por lo que no sabe cuánto tiempo de ventaja o desventaja tiene a su favor, pero eso deja de importar al momento en que sucede algo.

Se tiene que recargar de la esquina de la ventana y sostenerse el pecho. Respira, o al menos eso intenta cuando se siente de pronto sofocado, ahogado.

Mira a todas partes, las cosas se mueven y llega a creer que le ha bajado el azúcar o subido la presión, pero entonces se le eriza la piel y un escalofrío le recorre la médula espinal de extremo a extremo; entra en pánico.

Da dos largas zancadas respirando por la boca, le ha empezado a sudar la nuca y parpadea varias veces para poder enfocar. Tiene un bonito calendario colgando de la pared en un muro casi al lado de la puerta y lo revisa minucioso, empieza a hacer cuentas con sus propios dedos para no equivocarse y oh, él ya sabe.

Han pasado seis meses exactamente y tal cual su celo ha llegado, justo ese día que tiene que salir con un omega. No puede hacerlo, de hecho, no puede salir de su casa por las próximas veinticuatro horas hasta que termine y Harry en serio no sabe cómo lidiará con esto justamente hoy.

Se sienta en la cama, aún conserva la toalla, pero está seguro de que no lo hará por lo pronto, las gotas de sudor ahora le corren por la espalda y arde, se toca la frente y está demasiado caliente, sofocado, y duro.

Mucho.

Hace una mueca porque incluso duele, intenta respirar y calmarse. Busca su teléfono en la mesita de noche, le tiemblan un poco las manos y se muerde los labios tan fuerte porque no quiere gruñir en la línea. Le marca a Lizzy, quien contesta rápido para su alivio y tiene que pedirle que lo cubra toda la jornada, que está teniendo unas cuantas dificultades en esos instantes, y ella acepta sin protestar ni preguntar más nada.

Cruel World ✦ omegaverse [ls] | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora