Cruel World ✦ omegaverse [ls] | ✓

dix-sept

Harry lo escucha rogar porque lo desvista, pero se hace oídos sordos mientras está arrodillado en la cama y termina de quitarse los pantalones. Le ha dejado el suéter y la camisa que sabe que lleva debajo porque le divisa el cuello, aquel con el que Louis ha estado luchando durante cinco minutos mientras el alfa le mantiene las manos alejadas.

Sabe que arde, que tiene un calor que le nace desde el centro del pecho y parece expandirse por el resto de su cuerpo, pero él es consciente de que no hace aquel calor, que en realidad la temperatura es helada, y no va a correr el riesgo de provocarle un resfriado.

Además, Harry aún sigue sin disfrutar de la desnudez total, es bien recibida para él algunas cuantas prendas y en esos instantes Louis luce más bonito con aquella ropa puesta.

—H-Har-rry— Lo escucha balbucear.

No lo entiende, mucho menos le gusta oírlo de aquella manera, por lo que le calma tomándolo de la pierna y repartiendo besos en su piel que aún parece de fuego intenso. El omega vuelve a balbucear, dice tantos disparates, pero Harry ya no tiene oídos coherentes mientras traza con su boca un patrón en su carne tierna, llega a sus muslos, le presiona ligeramente e inhala.

Y se siente tan ebrio, tan fuera de sí cuando el aroma le llega a la fosas nasales.

Entreabre los ojos para poder mirarlo, y lo encuentra mordiéndose los nudillos, frunce ligeramente las cejas. Tampoco le gusta eso de que se marque las manos, así que extiende la suya inclinándose un poco hasta llegar a él y se la aparta los dientes.

Respira profundamente y entrelaza sus dedos con los de Louis, siente la ligera humedad de su saliva cuando le sostiene y aprieta un poco. Casi ni parece real, pero lo es, porque Harry lo ve, y analiza el agarre que ejercen, porque siente demasiado y casi se olvida de todo en ese momento, hasta que Louis vuelve a hablar.

Y ruega en voz tan baja que se le derriten los oídos, y siente su piel caliente.

—No ruegues— Susurra.

Es una pequeña, diminuta súplica, pero Louis consigue abrir los ojos y asentir. Entonces Harry logra ver la desesperación en sus orbes y aquello le hace fruncir las cejas, y piensa que debe de dejar de distraerse y empezar a atenderlo.

Por lo que, sin soltar su mano y con mucha dificultad porque jamás ha sido tarea fácil, le baja los pantalones hasta que le tocan los tobillos, y Louis vuelve a hablar cosas sin sentido que Harry simplemente encuentra molestas. Nunca le han gustado los murmullos inentendibles, a él no le agrada eso de no comprender las cosas.

—Tranquilo— Pide cuando Louis se agita.

Parece haber temblado cuando le acaricia entre las piernas, chorrea, está realmente húmedo y huele, demasiado, tal cual flor abierta que desprende aroma para el deleite de aquel que la encuentra. Le vuelve a acariciar la piel como si fuera un pétalo y Louis jadea en voz muy alta.

Le resuenan los oídos y Harry se muerde el interior de las mejillas cuando piensa que sí le gusta, entero, así como está o incluso como estaba, y se permite a sí mismo el pensar en eso, en darse el placer de aceptar que realmente está enamorado, que tal vez tiene suerte y ha encontrado a su omega.

Cree que no tiene nada de malo el ilusionarse, el emocionarse por sentir un poco de más algo por alguien que parece valer la pena.

Oh, Louis en serio parece valer tantísimo la pena.

Harry parpadea de repente cuando siente un fuerte tirón en la mano. Baja la mirada, se encuentra con el omega con los ojos apretados, la boca entreabierta y luce estar sin aliento, y es que no se ha dado cuenta de que lo está tocando, que tiene dos dedos en su interior y están siendo apretados o incluso absorbidos, humedecidos, casi empapados, y se siente caliente por dentro, y cómodo, delicioso.