𝑫𝒊𝒆𝒄𝒊𝒐𝒄𝒉𝒐

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Conducía ferozmente, pero ya no importaba, ya estaba hecho. Y nada cambiaría lo que hizo. Pero bueno, dicen que aveces se hacen locuras por amor ¿no? Había hecho algo que se había jurado no hacer nunca. Hace ya 6 años que juró no maltratar a ninguna mujer en su vida. Pero ella era un demonio.

Una hora antes

Había llegado a la residencia, se bajó y entró sin esperar que la pelirosa le abriese la puerta. No esperaría a que lo tratase de atacar por lo que llevaba encima, una cadena forjada para demonios. Tal vez tendría que romper aquel juramento, pero debía defender a su pueblo antes que a nada.

–I'm Happy all the time– cantureba una canción mientras tomaba café, el castaño sólo tuvo que llegar por atrás y atar su cuello. –¡¿QUE CARAJOS HACES?!– Trató de quitárselo de encima, Kaleb le pegó un puñetazo en el labio haciéndolo sangrar –¡¿Que me hiciste?!– tenía que comprobar que las cadenas servían.

–Lo siento– Pateó su estómago haciéndola retorcer de dolor, aprovechó y también, puso una cadena en sus manos.

–D-duele–

Esto era horrible para ella, no había sentido dolor desde hace 5 siglos, ¿como había conseguido esas cadenas? Era un secreto que nunca diría.

Después..

–¿Te comió la lengua el gato?– Dijo con una sonrisa de chulo, aplastó con su dedo aquella especie de piedra que estaba dentro de una caja con protección. –Lo lamento– borró esa sonrisa al recordar su juramento.

–Sé lo que..juraste, esto..es una deshonra– dijo con su voz cortada.

El chico solo bajó la cabeza, recuerdos atormentaban su mente. La infancia de aquel Alpha había sido "feliz" pero no todo es de color de rosa. Cuando su abuelo murió, su abuela volvió a juntarse con un Alpha con su misma situación, ser viudo. Aquella terrible noche, su abuela lloraba inconsolable, había llegado a su casa mientras el pequeño dormía, al rededor de las 3 A.M. Un moretón en su ojo, fue lo que hizo que el pequeño Kaleb de 13 años entendiera.

–¿Ella te lo dijo?– preguntó

–Algo–

El solo suspiró, cada vez que miraba por el retrovisor y miraba su labio ensangrentado, se sentía la peor persona del mundo. Seguía conduciendo rápidamente, los Alphas ya están en una reunión.

Por otro lado, los Alphas estaban sentados esperando la noticia de Zed.

–¿Donde están Zoe y Kaleb?– le susurró a su secretaria.

–Ninguno contesta el teléfono–

El pelinegro solo colocó su mano en el puente de la nariz y suspiró, decidió no esperar más.

–Bueno, el día de ayer, El señor Black y yo, hemos encontrado una solución a nuestros problemas–

–¿Tienen problemas?– pregunto con un puchero.

–¿Qué? No, no me refiero a eso, Linda– se levanto de su silla. –Una demonio no ha confirmado que son los vampiros lo que nos atacan y nos ofreció decirnos cual es el amenazador–

Todos soltaron un sonido de sorpresa, hablar sobre Vampiros era algo serio. No podían ni mirarse a las caras entre sí pero, había un tratado de paz.

–¿Y que esperamos?–

–Erick, ¿sabe con quién estamos tratado? No sólo los vampiros, hablamos de un demonio–

–¿Ahora tiene miedo? Jina–

–Dejen de comportarse como niños, Zed, ¿Que te pidió?–

–Gracias, Marco, pidió que matemos al consejo de vampiros–

¡¿Eres Un Alfa?! © [BLACKVERSE #1] ✓Where stories live. Discover now