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Las llamadas no se detuvieron, al estar ilocalizable, se había perdido de lo que estaba ocurriendo en ese momento en la estación policial. Los mensajes de Ten llegaban por montones, y lo único que Johnny pudo hacer fue manejar de vuelta al trabajo. Cuando cruzó el umbral, tuvo al histérico de su compañero, con folios, y diciendo cosas que no era capaz de entender.

—Primero que nada, buenas noches. ¿Qué mierda ocurrió?

—Encontraron el cuerpo del muchacho, Wong YukHei.

Johnny no pudo evitar pensar en Doyoung, en su expresión y en las cosas que dijo. Él parecía haber sabido que esto pasaría.

—Vamos con el forense.

En casos como ese, sólo tenían el cuerpo como evidencia. Al parecer las cámaras de seguridad habían estado descompuestas desde hacía meses, ya que quienes estaban a cargo de arreglarlas, desviaron los fondos. Genial, más corrupción.

Usando una mascarilla, entraron a la habitación en donde el forense realizaba los peritajes. El cuerpo del muchacho sobre la mesa de metal, estaba irreconocible. Johnny pudo adivinar de inmediato que llevaba muerto el mismo tiempo de desaparecido.

—¿Causa? —preguntó a la joven que revisaba el cadáver.

—Ahogamiento. El agua ha arruinado cualquier evidencia sobre el cuerpo y se encontró en los pulmones también.

—¿Toxicología tiene algo más?

—Las pruebas estarán dentro de 72 horas. Pero si puedo dar mi opinión... parece Belladona.

Sin una sola prueba visual acerca de los hechos, era imposible determinar que la muerte fuera un homicidio. Quizás si había alguna sustancia... algo que criminara a Doyoung...

Doyoung...

Ya no sabía qué pensar acerca de él. Y mientras llenaba folios y salía de la habitación, junto con un nauseabundo Ten, sentía la mente llena de dudas.

Eran cerca de las tres de la madrugada, estaba en su oficina, sosteniendo un café a medio terminar. En su vida había visto muchos asesinatos, tantos tipos sin escrúpulos y Doyoung no entraba en ese perfil, aunque no le conociera. Simplemente algo le decía que debía existir algo más detrás de todo.

—¿Existe algún cercano a quién debamos notificar, aparte de su familia?

—No tengo idea —murmuró Johnny—. Supongo que Kim Doyoung podría saber algo.

Y bajo esa premisa, sin escuchar a su compañero, tomó su chaqueta y salió de la estación, de vuelta al sitio en donde vivía Doyoung.

—¡No tienes una orden!

Pero eso ni siquiera le importaba.

Casi con el riesgo de morir en el camino por lo rápido que manejó, logró llegar nuevamente hacia el complejo de departamentos en donde vivía el primero de sus sospechosos. Subió las escaleras corriendo, deteniéndose repentinamente al ver a Doyoung fuera de su hogar, sentado en el suelo. Estaba llorando, su cuerpo temblaba como si hubiera visto al mismo demonio.

—¿Tiene una orden? —preguntó, Johnny volvió a negar con la cabeza—. ¿Ya encontraron al bastardo?

John asintió lento con la cabeza, acercándose con la misma velocidad. Fingió ignorar que el teléfono celular de Doyoung vibraba constantemente, dando aviso de mensaje tras mensaje. ¿Quién le hablaría tanto en una situación como esa?

—¿Por qué no entras?

Podía ver su respiración debido al frío que hacía, y también escuchaba el castañeo de dientes de Doyoung. No podía saberlo, pero adivinaba que tal vez salió de su departamento a penas él se fue del sitio.

Play dead // JohnDo ⁿᶜᵗ¹²⁷Where stories live. Discover now