K I R A | Crepusculo

→Eleven

Historia de Carlisle Cullen en mi perfil, vayan a darle amorcito. Quiero aclara que esa historia no empezará hasta que de por  terminado una de mis historias.

Bella se había mantenido lejos de la pelea, había entendido que su presencia habría dificultado el asunto, ella era humana. No tenia medios para defenderse, no tenia las armas para luchar, Maureen tenia razón. Ella estaba desperdiciando su vida en un mundo en el que jamás iba a encajar, estaba desperdiciando el tesoro con el que ella haba nacido. Una vida tranquila, una oportunidad de luchar por sus sueños. Maureen le dijo una verdad absoluta, ningún semidios en su vida iba a cumplir ningún sueño, no importaba cuan poderosos sean, no importaba cuan experimentados sean luchando. La vida de un semidios estaba destinada a huir por todos los años que viviera, jamás encontrarían paz, nunca construirían un hogar. Su único hogar era el olimpo, pero cumpliendo cierta edad ellos tenían que partir de los respectivos territorios de sus padres. Heracles, los había condenado.

Maureen le había dicho que el poder cobraba un precio demasiado alto

—El mundo me habla — Le había susurrado Maureen —Me grita, escucho sus jadeos de horror, los susurros llenos de agonía, suplican piedad. Escucho como va muriendo durante todo el día y durante las largas noches, su voz amenaza con llevarme a la locura.

Tanto dolor en un cuerpo tan pequeño, ella no era lo suficientemente fuerte, tal vez algún día lo fuera, pero no ahora, no en un mundo en el que ella era la presa. Maureen le había ofrecido una salida, hablaría con la hija del océano cuando aquello acabara.

Ella ya no quería estar ahí, ya no quería ser mas el cero a la izquierda, ya no quería ser una carga. Ya no quería ser un vampiro, la inmortalidad seria demasiado larga si se encontraba en soledad. Su egoísmo seguía gritando que peleara por el amor que ella merecía, pero en esa vida, en ese universo. Edward Cullen no le pertenecía por lo menos no en aquella vida.

Kira suspiro aliviada al verla sana, la hija del sol, la hija de su difunta tía Miranda. Su sangre, sangre que ella había traicionado, prefirió aun hombre que a su prima que en ese momento luchaba en su nombre y por su vida.

—Tenemos que irnos Bella — Kira la ayudo a incorporarse — Alice nos quiere en el claro ahora...

Edward cargaría a Bella hasta dejarla en el claro luego volvería por la rubia, pero aquel plan se fue al caño cuando frente a ellos dos hermosos pegasos. La singularidad era que los dos corceles estaban conformados por agua. Agua tan cristalina y brillante, Kira sonrió. Maureen era sin lugar a dudas una muy poderosa semidiosa capaz de entregar vida, el mar era vida desafiante y brillante, después de todo Maureen era a pesar de todo el corazón del mar.

Se subieron a aquellos animales que sin rechistar tomaron vuelo y en segundos se encontraban en el claro. Maureen sonrió, cuando las tres personas que los pegasos transportaban tocaron suelo los hermosos animales de agua se desvanecieron dejando una estela de brisa fresca marina, un respiro en un lugar en donde se respiraba muerte.