El conjunto de vivencias colorean tu corazón hasta alcanzar una gama determinada, el cual, definirá todos tus pensamientos, sentimientos y preferencias. Para poder comprender el color, debemos entender de dónde proviene.
¿Qué es lo que reside en el...
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—¿Cuánto tiempo ha pasado desde que comenzaste a salir con tu novia, Law?
El moreno ni siquiera parpadeó—. Siete meses y veintidós días. —Dicho esto, acabó la cerveza que se había pedido en la barra del pub y posó la botella a la altura de una de las camareras que la atendían. Aunque solía ser bastante inexpresivo, le sonrió por cortesía.
—Ya veo... Y, no sé, ¿no se te ha pasado por la cabeza presentármela en algún momento? ¡Soy tu mejor amigo! O el único que tienes, dependiendo de cómo lo veas. —Law dejó los ojos en blanco y apartó el rostro de Kid de él, ya que se había ido acercando más y más hasta invadir su espacio personal e incomodarlo—. Ya sabes que solamente me preocupo, idiota. Me has hablado bastante de ella, por lo menos en proporción a los demás, pero nada es mejor que una conversación directa para asegurarme de que estás a salvo.
—¿Crees que después de casi ocho meses necesito que alguien me salve?
—¿Es culpa mía que haya tenido que insistir tanto para conocerla?
La iluminación del local, de un azul oscuro, casi índigo, resaltaba los tonos claros hasta provocar un brillo extraño en la mirada ahora plateada de Kid. Los ojos grises de Law, casi transparentes con aquella luz, se desviaron con lo que esperaba que fuese culpa, pero él no era la clase de hombre que admitía sentimientos como aquel—. No quería que soportase tus mugidos. Eres demasiado irritante con la gente que te presento.
—Si no me pueden soportar a mí, no podrán soportar tus manías. Yo soy la prueba de fuego, baby. —Kid alzó su cerveza a su salud ante de tomar un pequeño sorbo. Cuando le guiñó un ojo a Law, este sonrió sin poder evitarlo.
—Aun así, trata de comportarte bien esta vez. Nami no vendrá sola. Me dijo que se sentiría extraña si se concentraba demasiado en mí y te dejaba hablando solo, así que trajo a una de sus amigas. Se llama Robin y es una persona seria, con trabajo y vida estables, así que no le juegues malas pasadas —lo advirtió, con un dedo índice amenazante en su dirección. Kid prefirió no comentar nada sobre que quien parecía ser un universitario que acababa de descubrir el mundo del tatuaje y el perforado era él.
