Vínculo De Amistad

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Steven

Era martes en la tarde me senté en la vereda y comenté a pensar. Ya había pasado un día desde que Johnny me dijo que me deshaga de Nicolás a cambio de dinero.

Estaba tan confundido y no sabía que hacer, pero aunque estemos peleados el es mi mejor amigo así que matarlo no es una opción. Mi celular sonó y vi un mensaje de Johnny, "Tienes todo el tiempo que quieras para pensarlo, pero mientras tanto me quedaré con tu cuenta en el banco hasta que me des la respuesta que quiero escuchar".

Maldito chantajista, él no podía quitarme la cuenta que me dio, sin eso me quedaría en la calle. Miré la hora, ya eran casi las cuatro decidí irme rápido para no llegar tarde el primer día de trabajo.

Cuando llegue vi a un señor inspeccionando el restaurante, supuse que él estaba a cargo.

- Disculpe, soy el nuevo mesero

- ¿Y a mi que? yo no soy el jefe - dijo fastidiado

- Claro, eh.. lo siento

Me dirigí hacia la puerta donde había estado Diann la anterior vez y toqué. Ella abrió la puerta y la vi con los ojos rojos ¿habrá llorado?.

- ¿Este es tu sitio para llorar o que? - me fastidiaba verlo así

- ¿Quieres que te despida o que? - dijo con la voz rota

- Lo lamento - suspiré

Ella seguía parada en la puerta esperando a que dijera algo.

- Eh... ¿Tu eres la jefa aquí?

- Si, se podría decir que si - dijo pensativa

- Bien, entonces dame el traje de mesero y las cartas

Entro al cuarto y luego regresó con un traje.

- Toma, espero que sea de tu talla, es el único que queda -sonrió

- Como sea

Me molestó ver su sonrisa ¿Porque tenía que sonreír de esa forma? Cuando sonreía me hacía recordar a...

Una voz susurrante me sacó de mis pensamientos.

- Cámbiate rápido que el inspector te entrevistará en pocos minutos - dijo Diann y luego salió del lugar

Fui a cambiarme a los baños, luego salí cogiendo una carta para atender a dos clientes que se acababa de sentar.

- ¿Cual es su pedido? - al notar que nadie respondía lo miré

Era Nicolás acompañado de una chica que me parecía conocida.

- Mejor vámonos a otro lugar -se levantó yéndose de la mano con la chica

No los detuve y dejé que se fueran. Vaya, mi primer día y ya espanté a dos clientes.

Toda la tarde me la pase atendiendo a  los clientes que venían ya que yo era el único mesero de la noche.

Luego de mi turno me dirigí al Parque Central para poder pensar y estar solo, pero divisé a una persona sentada en el espaldar de una banca, al darme cuenta quien era decidí acercarme. Quizás podría arreglar las cosas con él.

- Hey - saludé estirandole la mano, el actuó como si no notará mi presencia

- Maldición, trato de arreglar las cosas contigo pero no le das interés -traté de no sonar enojado

- Solo dame diez mil soles y volveremos a ser amigos

- Estas loco, ni siquiera tengo mil soles y sabes muy bien que ni en cien años podré juntar esa cantidad

- Lo tendrías si me mataras

Miró al cielo.

- ¡¿Que?!

No había forma de que el se entere sobre la conversación que tuvimos Johnny y yo.

- Sabes muy bien de que hablo, ¿porque no me matas de un vez?  - dijo alcanzándome un cuchillo - yo sé de lo que eres capaz con tal de tener dinero, así que estoy seguro de que uno de estos días apareceré muerto. Prefiero que sea hoy

- No. No. Yo he cambiado ya no soy el tipo que solía acostarse con cualquier chica, ya no soy aquel chiquillo que rebosaba odio y soledad, puedo ser una porquería de persona, pero descubrí una cosa, y es que si me quedo esperando a que todo se arregle solo me causare más sufrimiento y dolor. Para poder escapar del camino de la soledad lo único que hay que hacer es trabajar duro y confiar en ti mismo. Entonces algún día... algun día podré ser feliz. Eres un hermano para mi, desde pequeños fuiste el único que estuvo ahí, al principio te odiaba porque tenías una familia perfecta pero luego creamos un vínculo... un vínculo que pensé que ya no podría volver a tener. Eres mi amigo, eso no lo cambia nadie

Nicolás se quedó viéndome.

- ¿Steven? ¿De verdad eres tu? - al ver que no dije nada continuó - Entonces... ¿No lo harás? ¿No me matarás - preguntó ansioso

- No, jamás lo haria ni por diez mil soles, ya es un hecho - dije con una pequeña sonrisa

Me dio un abrazo confortante y nos estrechamos las manos.

- Por cierto estuviste practicando tu discurso toda la noche ¿o que?

- Cállate - le di un golpe juguetón

Ya eran cerca de las doce así que nos marchamos a nuestra casa.

Si estas conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora