Ha vuelto a ocurrir.
El destino de Kurt parece estar sentenciado a enamorarse de chicos que simplemente no pueden corresponder sus sentimientos.
Ha pasado de nuevo.
Se a fijado, otra vez, no solo en el novio de su amiga Quinn Fabrey, sino tambien d...
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Desde el momento que Sam había anunciado que le pediría a Quinn que estuvieran juntos, Kurt se debatió entre muchas posturas. Pasando por más facetas que Lady Gaga en una alfombra roja.
Pasaba gran parte de su día hablando de que postura tomaría ante la situación con Blaine, quien se había vuelto su confidente, ante la situación. Algo hartante de cierta forma. Que si debería de estar molesto con Quinn, que si debería estarlo con Sam, que si debería hacer algo al respecto, que si debería de estar feliz por ambos, que si debería de huir a una comuna gay, que si debería de tomar la decisión más adulta, que si debería de tomar la decisión más adolescente, ya que él era solo un adolescente... se estaba retacando la cabeza de ideas, pasando de una a otra sin llegar a una conclusión definitiva; cosa que estaba comenzando a hartar a Blaine, pero lo comprendía.
Blaine no estaba enamorado de Sam, solo le gustaba, y al ver a Kurt pasando por cada una de sus facetas, como si se tratara de Rapunzel en "enredados", se alegraba de ello. Quería mucho a Sam, pero no se había permitido enamorarse, como lo había hecho Kurt.
Solían pasar un par de horas juntos después de la escuela casi diario. Blaine escuchaba todo lo que tenía que decir sin juzgarlo y siendo el más compresivo de los amigos. Kurt no quería decirle a nadie más de sus sentimientos por el rubio, más que nada porque cuando se enamoraba de alguien podría llegar al grado patético que, por obvias razones, no quería que nadie viera. Inclusive se guardaba un poco de todo eso para sí mismo, como en la soledad de su habitación comiendo una buena cantidad de helado de Wiski con cajeta, como había hecho la noche anterior.
Descubriendo que se pueden obtener resacas por helado de licor.
- ... Y estaba pensando que los ganadores de nuestro concurso de duetos pueden abrir el espectáculo. - comento el señor Schue.
Los alegatos en el salón del coro por parte de Rachel fueron reales esta vez.
- ¿Barbie y Ken? – exclamo la chica judía como si la sola sugerencia fuera lo más absurdo y ofensivo del mundo.
La discusión siguió por un rato. Pero Kurt estaba un tanto ausente. La idea de un dueto entre el par de rubios le desagradaba, pero no por las mismas razones que la egocentrista Rachel Berry. Hasta donde sabia ambos chicos no estaban oficialmente juntos y, aunque eso no significara que Sam tenía un interés real en él, Kurt no tenía prisa alguna porque la relación se solidificara. Y un dueto entre ambos solo ayudaría a que lo inevitable sucediera aún más rápido.
Suspiro mientras observaba como la boca de Rachel escupía una cantidad de palabras exorbitantes mientras exponía él porque era el miembro más talentoso del club y que por ende todos los solos deberían ser suyos. Kurt estaba harto, no tenía cabeza para estar soportándola. Su chirriante voz era como un taladro en su cabeza. Sabía que en realidad todos estaban igual, la diferencia era que el en verdad necesita salir de ahí. Tomo su mochila del suelo y se levantó de la silla para comenzar a caminar a la salida.
