14.- No Le Digas.

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Narra José Luis

- En tres, dos, uno... ¡Ya!

No esperé más, me urgía besarla, me urgía sentirla, no empecé suave, al contrario, esta vez yo soy el que manda, no me importa la gente, salvajemente mordí su labio inferior sacándole un gemido.

Sus gemidos son realmente deliciosos.

Escuché como los demás quedaban asombrados, porque claro, estábamos dando un verdadero espectáculo. Sentir las culvas de Altagracia me la ponía más que dura.

Comencé a subir mis manos por sus piernas hasta llegar a su culo el cual apreté fuerte, un suspiro salió de ella quien no paraba de besarme.

¡Besa delicioso!

Dejé una mano en su trasero mientras la otra fue directa a su cabello, lo agarré y lo tiré con fuerza apegándola a mi.

Siento que voy a explotar.

Puedo sentir su sexo en mi polla, su vestido diminuto la deja expuesta a mi, solo para mí.

Ella no pierde tiempo, sus manos toman diferentes rumbos, una tira de mi cabello suavemente y la otra me araña la espalda.

Me encanta.

- ¡Cincuenta y nueve! ¡Un minuto! ¡Quedan dos! - gritaron.

¿Apenas un minuto?

Me pierdo en su cuerpo, me quedan dos minutos, necesito descargarme con ella.
La tomo del cuello y sujeto su cabello apretando firme.

- Me has provocado toda la noche, colorina, mereces que te castigue - dije a pocos centímetros de su boca, sus labios estaban rojos y algo hinchados por mis besos, sus mejillas rosadas, y esa actitud... Inocente, sumisa... Perfecta.

Me dejé llevar por mi salvajismo y la dejé abajo, su traje cortito me dió fácil acceso a juntar su intimidad con la mía, tomé sus pequeñas muñecas con una sola mano y las dejé arriba de su cabeza mientras me frotaba duro por su entrada. La música tapaba sus gemidos y jadeos que sólo yo podía escuchar.

Podría jurar que está mojada.

Sentir tan cerca su pequeña entrada me daban ganas de follarmela aquí mismo, pero no, me ha provocado durante todo este tiempo, es mi turno ahora.

Subí lentamente mi mano por su pierna levantada hasta mi cintura, fui subiendo y subiendo hasta su muslo apretandolo levemente, temblaba a la par que deslizaba mi mano, no me frené, seguí subiendo hasta pasar dos dedos por su sexo a través de su calzón.

Está toda mojada.

Mi leve contacto hizo que arqueara su espalda acompañado de un sexy gemido. Siento que me voy a venir de solo imaginarme dándole duro.

- ¡Treinta segundos! - gritaron.

Me separé un poco para respirar pero sorprendí al sentir como ella me volvió a besar, salvaje igual que yo. Mordió mi labio.

Mierda... Me encanta.

Supe que ya no importaba el puto juego, me seguí frotando contra su entrada, casi embistiendola, ella frunce su ceño y aprieta mi ropa para no gemir. Comenzó a tiritar.

Se va a venir.

- Vamos, correte para mi - aceleré mis movimientos, sé que mi pantalón duro le da más placer a su clítoris. Puedo imaginarme lo mojada que está por mi.

Con mi mano apreté su cintura mientras que con la otra seguía apretando su cuello, apretaba más y más dejándola sin respiración, sus gemidos me daban a entender que le gustaba, una electricidad subió desde la punta de mis pies hasta mi pene, solté un ronco y seco gemido cuando sentí que ella también se había corrido conmigo, su cuerpo temblaba, la sentía tan frágil, tan pequeña. Se había olvidado por completo del papel de provocadora con el que estaba actuando.

- ¡Tres, dos, uno... Tiempo!

Finalmente paramos, su respiración era más que agitada, igual que la mía, sus mejillas estaban rojas, no rosadas como antes, éstas eran un rojo intenso, mi espalda estaba toda sudada, nos quedamos mirando a los ojos, sin incomodidades, nos separamos porque Braulio me terminó agarrando y me subió hasta quedar sentado y Felina levantó a Altagracia que seguía colorada y agitada.

- ¡Wow! Eso... Fue literal una película porno, ¿Te parece si vamos a la cocina a buscar agua? - le dijo Felina a Altagracia sin esperar respuesta de ella ya que la jaló hasta la cocina. Braulio siguió tratando de suavizar en ambiente y pasó la botella para que alguien más jugara. Me vine al baño me limpié.

Narra Altagracia

- ¿QUÉ MIERDA? - gritó Felina asombrada - O sea... What the fuck my friend.

- No sé - pasé mis manos por mi cabello... Me sentía de maravilla, mis piernas aún temblaban, había tenido mi primer orgasmo, más encima en una fiesta... Y públicamente, estoy loca.

- Si no fueras mi amiga te habría dicho que hasta me mojé yo...

- Ambas sabemos que lo hiciste.

- Es que, ¡Eso fue porno en vivo! Hay que celebrar - dijo apoyándose en mi hombro.

- ¿Celebrar qué? - pregunté tambaleándome aún.

- Tú primer orgasmo, tonta. Mira, trajeron este tequila, al ataque mi amor. - dijo avanzando. Tomé una botella, Felina la otra empecé a tomarlo... Ya empezaba el calor en mi garganta hasta mi estómago... Ya no había vuelta atrás.

Narra José Luis

Terminé de limpiar mis boxers y salí buscando a Altagracia, me demoré en el baño y cuando salí ya todos estaban bailando por lo que me costó pasar entre tanta gente.

Cuando me giré hasta la cocina Altagracia estaba tomándose una botella de tequila... A secas. Me apuré y me quité la botella aunque para desgracia ya había tomado casi la mitad. Se tambaleó casi cayéndose cuando se la quité, la agarré y se sujetó a mi cuello.

- ¿¡Qué te pasa!?

- Hola - saludó con su mano.

- No vamos, ven - intenté sacarla de ahí.

- ¡Espera! Falta José Luis - me buscó con la mirada entre tanta gente - No nos podemos ir sin él - dijo riendo - ¿Sabes donde está?

- No... No lo sé - le seguí el juego.

- Es que... Acabo de tener mi primer orgasmo - dijo entre balbuceos.

¿Primer orgasmo? ¿Es virgen?

- No quiero pensar que está con la zorra del otro día - se tambaleó - ¿Te confieso algo? - me miró riendo.

- ¿El qué?

- Es que... José Luis me gusta - susurró - y mucho... Por eso quiero saber donde está... ¡Pero no le digas! No le digas porque yo sé que a él no le gusto - dijo tambaleándose.

- ¿Por qué dices que no?

- Pfff - ríe - ¿A quién le podría gustar yo? Solo no le digas, ¿Si? Acabo de tener mi primer orgasmo y me encantó - balbuceó - No quiero cagarla... Es nuestro secreto, no le digas - se tambaleó poniendo su dedo en mis labios.

- Tranquila... No digo nada - susurré y vi como en instantes soltaba una hermosa sonrisa mientras no dejaba de tambalear. Era hora de ir a casa.
















Me Faltabas Tú || NavagraciaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ