Narra Altagracia
- ¡Altagracia! - escuché mi nombre. José Luis y yo nos espantamos y nos arreglamos. Cuando me giré Regina estaba con los ojos abiertos como platos. Se giró indignada y yo fui tras ella.
- Regina - entré al camarote.
- Ni se te ocurra decir algo, Altagracia. - se tocó la frente. - ¡¿Cómo se te ocurre?!
- Gina, es que... Bueno, es normal. - excusé.
- ¡¿A los diecisiete?! Discúlpame, Altagracia, pero no, ¡yo pensé que aún no llegaban a tanto! Pensé que él tendría más respeto y esperaría.
- Regina. Te lo voy a decir porque sé lo que estás pensando. Si yo decidí entregarle mi virginidad a él fue porque es alguien que también me ha respetado, yo sé que para ti eso de perder la virginidad cuando te casas es lo correcto según nuestros padres y tú, y lo entiendo. Pero a mi sencillamente no me gusta eso.
- ¿Te forzó?
- ¿Qué? ¿¿Me estás escuchando??
- ¡No lo entiendo, Altagracia! ¡Nuestros padres siempre nos lo han enseñado así y tú no respetas eso!
- A mi me vale lo que digan nuestros padres. Es mi cuerpo y yo decido, siempre se los he dicho, nadie ¡nadie! Va a decidir por mi. Porque si yo me entregué a José Luis fue porque yo quise y porque me paso por donde me dá la gana eso de casarse y luego perder la virginidad.
- Estás siendo grosera, Altagracia.
- No. Estoy siendo sincera que es diferente. Te quiero, Regina, pero me cansa que quieran decidir por mi.
- Voy a hablar con él. - intentó pasar por mi lado.
- Claro que no. Regina, por favor. Me siento bien, ¡me siento feliz! No quiero que me arruinen esto con él. Te recuerdo que con Andrés apenas me dí un beso y casi me meten a un seminario.
Regina suspiró.
- Déjame... Estoy muy feliz así.
- No quiero verte nunca más haciendo eso, Alta. Si lo haces que sea en la intimidad, no en un lugar donde te vean todos.
- Está bien, tienes razón, lo siento.
- Bien.
Nos miramos, ella tenía su ceño fruncido mientras yo aguantaba la risa.
De un momento a otro reímos y Regina me abrazó.
- Te quiero, Chiqui.
- Y yo a ti - la abracé.
- ¿Me juras que fue bueno contigo?
- Te lo juro - la miré - Gina, te juro que fue muy delicado, me cuidó mucho. Me sigue cuidando, la verdad.
- Lo que yo vi en esa cocina no era precisamente delicado, mucho menos cuidadoso.
- Bueeeno - reí - Las próximas veces ya no, pero te juro que siempre me ha respetado y tratado con cariño.
- Nuestros padres no creo que sepan, ¿verdad?
- No. No tienen ni idea. Y espero que siga así.
- Alta...
- Cuando lleguen se lo vamos a decir.
- No va a ser fácil.
- Claro que no, pero entenderán, deben hacerlo.
- Bien. Salgamos ¿si? Quiero olvidar la escenita que vi - dijo. Reí y salimos. Regina fue con los demás a tomar aire y yo fui con José Luis. Este estaba tomando un vaso de licor mientras estaba en el mirador de arriba.
Este me miró espectante.
- No pasó nada. - fui hasta él y me abrazó de la cintura.
- ¿Qué dijo?
- Nada importante, sólo me regañó porque nuestros padres siempre nos han dicho que debemos perder la virginidad cuando nos casemos. Son muy cerrados en cuanto al tema.
- ¿Por qué no me lo dijiste?
- ¿Lo de mis padres?
- Si.
- Porque no tiene importancia, amor. Aparte que siempre les he dicho que mi virginidad la iba a perder cuando yo quisiera y con quien quisiera.
- ¿Y qué te decían?
- Me regañaban y me mandaban a mi habitación - reí pero este no.
- Bueno. Cuándo tú y yo nos casemos les vamos a confesar a que hermosa edad perdiste tu virginidad.
Su respuesta me toma por sorpresa.
- ¿Tú y yo nos vamos a casar? - sonreí.
- Cuando llegue ese bonito momento, sí.
Solté un pequeño gritito y lo abracé. Este también me abrazó, aunque claro, ambos sabemos que ese momento puede o no puede llegar. Solo es cosa de tiempo.
- ¡Alta! ¡Vengan! - Gritó Felina apunto de saltar del yate. Bajamos y ellos ya se habían metido a bañar. Regina y José Luis cruzaron miradas, se dieron una sonrisa y luego continuamos igual que siempre.
- ¿Te quieres meter? - me preguntó.
- No lo sé. ¿Está fría? - le pregunté a Felina.
- ¡Para nada! - nadaron.
- ¡Oye feli! - dijo Braulio, esta se giró y recibió un chorro de agua en la cara de parte de la boca de Braulio.
- ¡Malparido idiota! ¡Tenía la boca abierta, gonorrea!
Se le tiró encima hundiendolo por completo. Unos segundos después Braulio salió riendo y tosiendo, Felina no dió tregua y lo volvió a hundir consiguiendo que este la tomara de la cintura y la hundió junto con él.
- Alta - me habló José Luís.
- Dime.
- ¿Me quieres? - preguntó con una sonrisa.
- Obvio que sí, ¿por qué?
- No te enojes.
Segundos después de su sonrisa sentí como me empujaba y me caía al agua. ¡Sí estaba fría!
- ¡Ahí te voy! - escuché desde abajo del agua y José Luis saltó al agua.
Salí tosiendo por el agua que había tragado y él me recibió sujetándome una vez estuve arriba.
- ¡Idiota! - dije tosiendo.
- No te enojes - reía como loco mientas me besaba la cabeza.
- Ojalá apareciera un pinche tiburón a morderte el culo - respondí y este rió más.
- Nos comería a los dos.
- Sí, pero te mordería el culo y te lo mereces. - volvió a reír.
Me giré frente a él y me subí a su cintura. Este me abrazó también y movimos nuestros pies para no caernos.
- Podría hacerte mía aquí mismo - susurró y abrí los ojos como platos.
- Ni se te ocurra - reí.
- ¿No? Porque al parecer - puso su mano en mi intimidad - a ti tampoco se te bajó la calentura.
Luego de un tiempo de pelear en modo risitas terminé yo misma bajando su traje de baño y me introducí en él observando como Felina y Braulio se agarraban a putazos cada vez más mientras Regina dormía.
YOU ARE READING
Me Faltabas Tú || Navagracia
FanfictionLos padres de Altagracia deciden hacer un viaje de trabajo por cuatro meses, pero ella, por su situación y reputación, no podrá ir con ellos. Es por esto que sus padres deciden dejarle un niñero. Pero, la relación de sus padres junto con los de su...