Quirkless. [Bakugo Katsuki x Male Reader]

Capítulo 11

Viernes por la mañana, aquel día después de clases irá a conocer a la madre de su mejor amigo estando feliz por eso mismo.

Siempre se imaginó a la señora Midoriya como alguien igual a su amigo peliverde, alguien muy agradable en muchos sentidos.

Pero no para de reírse de la expresión en la cara de su progenitor cuando le contó que Bakugo lo había besado y también lo había besado.

"—Eres muy joven para los besos, jovencito.—" le había dicho con una mirada severa.

Lo acordado con Izuku fue que después de que terminaran las clases cada quien fuera a su hogar, así ____ tendría tiempo para comprar algo antes de ir al hogar de su mejor amigo.

Como muestra de educación, dicho por su propio tío Nighteye, cuando uno va a una casa ajena debe de llegar algo entre manos, no sabe porque pero aquella costumbre se le ha pegado.

Para él significa una muestra de agradecimiento por ser recibido en un hogar ajeno al suyo.

Comprará unos buenos mochis.

—Buenos días, Izuku-kun.—dio un movimiento de mano ya estando cerca de su mejor amigo.

El gesto le fue respondido junto a una sonrisa de su amigo pecoso.

—¿Cómo fue la charla con Kacchan?, parecía molesto, ¿te golpeó?—su expresión está mostrando preocupación ahora aunque puede comprobar que no está herido.

—No me golpeó.—negó suavemente.—Más bien, solo hablábamos y creo que Bakugo me está empezando a caer un poquito mejor, pero primero le aclaré que debe mejorar esa actitud suya para poder tener algo conmigo.—explicó continuando su caminata hasta el aula del peliverde que está cerca de la suya.—Me besó, lo besé y ahí quedó todo.—

Los orbes verdosos se llenaron de genuina impresión e incluso por un momento pensó que sus ojos se saldrían de sus cuencas.

—Entonces nuestras teorías si son reales.—quedó callado por un momento.—Kacchan posiblemente sea gay.—

—Mejor dicho, es cien por ciento gay.—confirmó.—Pero debe quedar entre nos, ¿bien?—

—No te preocupes, no le contaré alguien.—sonrió sincero estando a la puerta de su clase.

Con un leve movimiento de despedida el de hebras negras se alejó a su clase ignorando que su pupitre esté todo rayado aún, sin que nadie se tomara el trabajo de arreglarlo así que con una botella de alcohol en mano junto a unos paños desechables comenzó a limpiar.

A pesar de las miradas de todos, a pesar de que le lanzaron borradores, bolitas de papel, lápices y otras basuras sigue limpiando.

Con su deber terminado dejó todos los papeles en la basura siendo insultado para ignorarlos tomando su lugar limpio viendo como el maestro entra a la clase ignorando el desastre qué hay cerca de él.

Oh, si pudiera dar una explícita queja sobre cómo todos esos maestros se hacen los ciegos ante los problemas de los estudiantes se metería en graves problemas.

No es como si en sus otras escuelas le hubieran hecho al diferente, ¡le hicieron cosas peores por saber su sexualidad!, solo que después recibió consejos de su familia, para ser más preciso, Yagi, Nighteye, Gran Torino, Enji e incluso su esposa Rei y aprendió a cómo sobrellevarlo.

El peliverde de mechones dorados le comentó que ignorara lo que le causaba la molestia.

Gran Torino le aconsejo mantenerse duro a sus valores que le han dado en su hogar, con su padre.

Yagi le sugirió no dejarse llevar por impulsos innecesarios, la violencia no es la respuesta.

Enji, como "buena" persona que es, le dijo que fuera por la fuerza dándoles sus merecidos a todos para que aprendan a respetar.

Rei, ahora que la recuerda debería algún día volverla a visitarla, le aconsejó como si fuera su madre que no se deje llevar por los comentarios siempre pensando en positivo.

De cada uno recolectó algo que lo hizo como es agradeciendo el siempre haber tenido buenas enseñanzas.

Extraña a aquella mujer albina que quiere como si fuera su propia madre, debería visitarla o enviarle una carta para saber de ella.

[***]

Si se encuentra con Bakugo se dan pequeñas miradas totalmente discretas, para la hora del almuerzo Midoriya le sugirió cambiar de lugar para ir a la azotea que tiene una buena vista.

—Pensaba todo este tiempo la puerta estaba cerrada, en mi antigua escuela estaba así.—comentó tomando lugar en un banco que está ahí.

Izuku se sentó a su lado con su comida sobre sus piernas, aquel banco es mucho más cómodo que el suelo frío.

—¿En cuántas escuelas haz estado antes?, sino te importa responder.—pregunta con una curiosidad creciendo en él.

—Es simple, me expulsaban por peleas pero jamás creían que me provocaran. Aunque en una ocasión por accidente le rompí el brazo a un chico que me doblaba en tamaño.—recuerda con una sonrisa nerviosa.

Los orbes verdes no pararon de llenarse de sorpresa.

—¡¿Un brazo?!—

Ahí siguió aquel almuerzo tan entretenido prometiéndole al de ojos verdes que algún día le mostrará sus movimientos flexibles.

[***]

Sin importar que la campana ya hubiera sonado hace unos momentos aún sigue por los pasillos porque tiene ganas de ir al baño, pero no se esperó encontrarse con cierto muchacho de ojos azulados grisáceos.

Llevaba una pequeña caja en negra en manos que recuerda es donde le había dando los chocolates el otro día, al verlo se sorprendió de que siguiera fuera, algo que no le desagrada.

—Vaya, que suerte que te veo, Bakugo.—se acercó dejando la caja sobre sus manos.—Gracias por los chocolates estuvieron muy buenos, espero te gusten estos que son mi propia versión que puede gustarte.—

—Gracias, pelo quemado.—apretó ligeramente la caja en sus manos para después tomar valor para decir las siguientes palabras.—¿Podemos vernos en el mismo lugar de ayer?—

—Lo siento, Bakugo.—se disculpó algo apenado.—Pero hoy iré a conocer a la madre de Izuku-kun, puede ser el lunes.—agregó girando sus pasos.

Al escuchar el nombre de ese idiota gruñó apretando sus puños pero contó hasta cien para mantenerse cuerdo en no matar al de cabellos ligeramente rizados verdosos.

—Lo que digas, idiota.—se dio media vuelta para seguir su camino.

—Hasta el lunes.—se despidió corriendo a su clase.

Maldito bastardo.