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Yoongi imaginó algunas veces cómo sería estar en un aeropuerto y abordar un avión, viajar sobre el mar y poder ver a lo lejos lo que en otra perspectiva serían casas, calles, edificios gigantes que se vieran pequeños ante sus ojos. Nunca imaginó que la primera vez abordo de uno, terminaría saltando desde ahí, ni mucho menos que su segunda vez en el aire sería en un helicóptero custodiado y protegido por otras dos unidades. Pero la tercera oportunidad en definitiva había sido la peor de todas, porque Song le había explicado que se trataba de un vuelo privado donde además del personal sólo viajaban ellos dos; y debido a la aterradora noche que tuvo lleva de pesadillas y malestar, no tuvo tiempo de pensar en los edificios siendo pequeños ni en ver el mar como una gran mancha azul que se extendía por una parte del camino. Sólo se dedicó a guardar silencio, pensando en que pronto estaría muy cerca de Park Jimin y no sabría qué hacer.

-General- llamó Yoongi, rompiendo aquel silencio que embriagaba el ambiente. -¿Puedo preguntar acaso cuándo llegaremos?

-Ya no falta mucho, descuida- respondió Song, dejando de lado algunas carpetas en las que había mantenido su vista durante todo el trayecto. -Yoongi, ¿de verdad es tu única cuestión acerca de todo esto?

-No comprendo su pregunta, general. Por favor, le ruego me disculpe- Yoongi sintió como si alguien le hubiera sacudido por los hombros y despertado en el acto. En todo ese tiempo no había dedicado un solo minuto a pensar en el momento aquel donde alguien le hizo ir a la guerra sin darle explicaciones. Estaba demasiado ocupado pensando en cómo iba a limpiar la sangre de sus manos para poder estar frente a Jimin, antes y después de aquella pesadilla.

-En Afganistán fuiste de mucha ayuda para atrapar enemigos y sacarles toda la información posible...

-Disculpe la interrupción. Por favor, no quisiera hablar de eso nunca más- Rogó sutilmente. Hacía semanas enteras que venía lidiando con tratar de sepultar todo lo vivido aunque debido a todo lo que a su alrededor acontecía, le era bastante imposible.

-Mejor abordo el tema que quiero tocar, disculpa- Song carraspeó-. ¿En ningún momento te llegaste a preguntar cómo es que nadie se dio cuenta del terrible error que cometimos?

-No- Yoongi respondió sin dudarlo-. Como ya le he explicado a usted y a todos quienes me cuestionaron, alguien me dijo que me estaban esperando y también me reprimió por haber llegado tarde; ese alguien también me indicó no responder si no me era requerido. Yo sólo seguí las instrucciones desde la primera vez que mis pies tocaron la zona militar de Corea del Sur.

-Ah, Joven Min Yoongi. No te hablo como el general que te guió y más de una vez te propinó una paliza injustamente al creerte poco preparado. Te estoy hablando como Jeong Ho, el hombre que desde ahora tratará de estar lo más cerca de ti y ayudarte en todo lo que viene. Llegando a Corea, no terminará todo... Es de hecho apenas el comienzo.

-¿El comienzo de qué?- Yoongi se sintió ofuscado. Lo que más deseaba, era que todo terminara.

-Aún no estoy muy seguro, todavía nos falta hablar con el presidente. Así que, lo que quiero que entiendas es que el camino es largo y tienes que aprender a vivir con ello... En todo esto, hay varios cabos sueltos y mentiras que quedaron en el aire sin resolver. Tú más que nadie, necesitas ejercitar tu mente... Recuerda este consejo, no dejes nada suelto ni ahora, ni nunca.

-¿Pero qué he dejado suelto, general? De verdad estoy muy confundido... Yo sólo entré al campo y...

-Alguien estuvo recibiendo tu dinero, nadie va a la guerra gratis y cuando tienes que abandonar a tus hijos, tu esposa o cualquier persona que dependa económicamente de ti, son ellos quienes reciben el dinero; o en dado caso se almacena en tu cuenta bancaria. Y para poder abordar el avión militar, no sólo se trata de llegar y subir; hay varios filtros y chequeos. Tu nombre estaba en la lista, pero no eras tú.

-¿Pero qué cosa? ¿Cómo podría entonces no ser yo? ¿Quién estaba cobrando por mí o lo que sea que eso signifique?

-Había un Min Yoongi escrito en la lista. Ese Min Yoongi también vive en Daegu, pero tiene 30 años de vida. El departamento de investigación lo está buscando en cada aeropuerto, frontera y país permitido... Porque ese sujeto pasó por todos los filtros hasta el momento de abordar el avión. Fue ahí donde llegaste tú.

La confusión y el estrés ya podían sentirse como una presión en la sien derecha del más joven. No podía ni siquiera pensar en cómo fue utilizado por otra persona. Y se sintió estúpido al no haber hablado nunca antes ni expresado sus dudas, porque gracias a eso vivió tres años del peor infierno jamás contado. Todo por un imbécil que lo utilizó. Sólo quería hacerle pagar.

≈≈

Dos días después de haber pisado suelo coreano específicamente de Seúl, Yoongi aún tuvo que enfrentarse a cuestionamientos, mismos que estaba cansado de responder. Por otro lado, su cuerpo exigía cada vez más descanso ya que a momentos sentía una fatiga que hacía sofocarse incluso al hablar. Su inhalador cada vez perdía más efecto.
Y cuando faltaban menos de veinticuatro horas para reunirse con el presidente de la nación y ser reconocido con un emblema en una íntima y discreta ceremonia luego de hablar en privado con la mayor autoridad coreana, Yoongi de lado de Song se hallaban en el hospital militar, lugar en el que se atendía exclusivamente a los soldados y sus familias. Había pasado la mañana entera vistiendo una bata azul, viendo como varias probetas fueron llenadas con su sangre y después de eso, toda su persona había sido introducida dentro de una gran máquina redonda que al parecer le realizó estudios del todo el cuerpo.
Entonces, luego de esas pruebas con su cuerpo exhausto, Yoongi y su mayor aguardaban en uno de los cuartos de hospital, esperando a que por fin el doctor acudiera con los resultados.

¿Cuánto tiempo faltaba para por fin ir hacia Daegu y buscar a Jimin? ¿Qué pensaría su amado luego de todos los años de ausencia? ¿La sangre de sus manos se habría ido para entonces? Porque Yoongi sólo podía enfocar su vista hacia sus extremidades, que aunque Song le había dicho que estaban limpias, él no podía dejar de verlas bañadas en color rojo.
Todos aquellos pensamientos ocupaban su mente cuando el médico había llegado. Ni siquiera prestó atención porque desconocía la mayoría de las palabras que el sujeto pronunciaba. Y además de eso, no entendía las extrañas manchas que mostraba la radiografía frente a él. El médico había dicho que se trataban de sus pulmones, pero Yoongi no podía concebir que esas cosas tan extrañas estuvieran dentro de su cuerpo.

-... Es un tratamiento avanzado, la actual medicina debe ser sustituida por....

Dios, la camilla donde le habían hecho sentarse de verdad estaba fría. Sus pies colgaban como los de un niño. Quería crecer sólo un poco.

-... El daño por la exposición a la pólvora y la arena del desierto combinado con su problema de asma le ha generado...

Yoongi quería lavar sus manos. Recordaba a su amigo Namjoon, quien se había mudado a Ilsan para estudiar la universidad. Tal vez podría buscarlo.

-...Es como un hombre de cuarenta años que ha consumido al menos dos paquetes de cigarros cada día de su vida.

¿Tabaco? ¡Qué olor tan repulsivo! En los labios de Yoongi jamás se coló ninguno de esos cigarrillos. El aroma le parecía asqueroso.

-Será un tratamiento de por vida...

-¿Puedo ir a lavar mis manos? Creo que están sucias- Dijo Yoongi, para luego retirarse al sanitario.

La venganza del inocente. » YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora