7.

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Los pies de Yoongi tocaron el suelo del exterior, por primera vez solo y sin Song acompañándole. Vestía unos pantalones flojos de mezclilla azul, camiseta negra y chaqueta imitación cuero en el mismo tono. Song también había comprado para él unas gruesas zapatillas negras, mismas que calzaba evitando los charcos que se habían formado luego de una reciente lluvia que había terminado.
Los primeros minutos de lo que sería su primer aventura en soledad luego de ya tres años, quiso regresar al hotel. Llevaba consigo suficiente efectivo para sortear la noche y también había memorizado su número de cuenta así que no habría ningún problema respecto al tema monetario; sin embargo se sentía ansioso y con cierto miedo. Hacía años que no buscaba un taxi, que no utilizaba dinero por su propia cuenta e incluso, desde años atrás no charlaba con personas que no tuvieran nada que ver con el ejército, y todo le parecía tan extraño; por largos minutos planteó la situación en su mente, llegando a pensar incluso en esperar a su general para que ambos acudieran juntos al día siguiente, ya que no estaba seguro de poder enfrentarse al mundo por sí solo; sin embargo, hacer eso significaba darle la razón a Song y a su vez demostrar dependencia, cosa que no se iba a permitir, no podía hacerlo ya que eso significaría desaprovechar la única oportunidad de ser libre que había visto en años.
Repitiendo las indicaciones de Song en su mente, luego de diezminutos había llegado al lugar.

La música se podía escuchar incluso en el exterior, una mezcla de rock and roll resonaba, pero Yoongi no podía reconocer la canción ni el grupo ya que de la época, no conocía nada salvo armas y sangre en sus manos.
Había una fila de hombres y mujeres aguardando por entrar. Yoongi recordó las indicaciones del general y enmedio de un tumulto de quejas y gritos por parte de los extraños de la fila, había llegado frente al sujeto que custodiaba la puerta, un tipo alto y musculoso ataviado en una camiseta demasiado ceñida negra y pantalones azul celeste, mismo que le miraba con soberbia mientras sujetaba un cigarrillo entre los labios.

-¿No estás viendo, chico tonto? La fila va allá- dijo el hombre, señalando hacia el lugar donde varias personas molestas dedicaban miradas de odio.

Yoongi evitó responder, curvando sus labios en una evidente mueca de disgusto debido al humo del tabaco que podía oler directo desde el sujeto. Del bolsillo interno de su chaqueta, tomó el emblema y su identificación, justo como Song le había dicho. El guardia dedicó unos pocos segundos para corroborar que la foto y el rostro de Yoongi fueran los mismos, una vez hecho soltó el seguro de la cadena en automático.

-Disculpe usted, señor. Aquí tenemos mucho respeto por ustedes, pase y pida lo que guste, todo es por cortesía de la casa. Siéntase bienvenido.

Yoongi agradeció con una leve reverencia las palabras del hombre para después adentrarse en el lugar.
¿Song había sido poco específico o había escrito la dirección equivocada? Porque más que un simple bar, se trataba de un sitio de entretenimiento con gente que comenzaba a alcohilizarse y festejar tal vez  por el fin de semana, una banda de rock en vivo y un sitio colmado.
Sorteó a los tumultos de gente que bailaba, bebía o fumaba y sintió una ligera asfixia, para lo cual llevaba listo su inhalador en el bolsillo del pantalón. Y después de atravesar el sitio a empujones, fue que le vio detrás de la barra del bar: Kim Namjoon, vistiendo camisa blanca y un delantal verde y sirviendo bebidas tan rápido como le era posible.

Yoongi aguardó de pie, en la esquina más cercana. Por largos minutos ignoró la música y se dedicó a pensar en su amigo. Namjoon había crecido, se veía incluso más alto que él; por otro lado, sus facciones se habían endurecido y su cabello tenía un color rubio extraño que hacía ver a su piel más bronceada. No podía imaginar de qué forma ese joven que habló tanto de ir a Ilsan a estudiar contaduría y finanzas, había ido a parar a servir bebidas para un montón de gente extraña. ¿La vida de su amigo también había recorrido caminos inesperados?
La gente parecía no cesar cuando había trascurrido alrededor de una hora, pero en ese momento otro tipo vestido como Namjoon, llegaba a la misma barra y de los estantes traseros comenzaba a tomar botellas apresurado, al tiempo que se reverenciaba ante su amigo que se veía más que molesto. Unos pocos minutos después, la presencia del desconocido hizo que la gente por fin disminuyera.
Yoongi caminó hacia la barra con un notorio nerviosismo, de pronto no parecía encontrar diferencia alguna entre el campo de guerra, el ruido de las armas y los soldados caídos, con la gente ebria caminando por todos lados y la música que parecía querer romper los tímpanos de todas las personas ahí. Pero cuando menos lo pensó, había un moreno que quedó estático en cuanto vio al de la piel pálida frente a él.

La venganza del inocente. » YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora