Jimin

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Daegu, 30 de diciembre del 1997.

Querida alma gemela:

Miraste confundido la flor en tu pórtico. Hacía un día frío como los anteriores, pero tu cuerpo estaba caliente de correr tanto. Tu casa queda relativamente lejos de la estación, así que decidiste correr para entrar en calor.

- Otra vez tú... – susurraste cuando cogiste el lirio para dejarlo en agua dentro de casa – Agh, estoy agotado.

Acababas de llegar a casa luego de otro ajetreado día de trabajo. Usualmente tocas el piano cuando el sol se está escondiendo y el cielo es anaranjado, pero mi actividad favorita ya pasó a la historia debido al dinero y tu corto tiempo.

Que estúpido es desperdiciar una actividad tan hermosa por algo tan aburrido como el trabajo. Es algo que no termina de gustarme, pero parece que a ti te hace bien porque no he visto indicios de que quieras saltar de un puente o suicidarte con pastillas para dormir de nuevo. Tal parece que te mantiene tan ocupado que no te da tiempo para pensar en otras cosas.

Despiertas, desayunas, te vas al trabajo, te duchas y duermes. Llevas así toda la semana.

¿Es esta la felicidad que buscabas? Supongo que no, pero logra mantenerte en la tierra.

- Veamos... – gruñiste mirando el periódico – Aquí está. Ah, mi preciado automóvil.

Eché un vistazo al anuncio sin comprender a qué te referías, pero luego de unos segundos lo comprendí. Acababas de poner en venta a tu vehículo y lo más seguro que sea para pagar las cuentas del banco.

- Caminar no es tan malo – resoplaste – ¿A quién engaño? Soy un vago.

Te quedaste un buen rato mirando un punto vacío del techo casi sin pestañear. Estabas tumbado en el sofá sin fuerzas siquiera para levantarte y comer algo a pesar de que tu estómago rugía de hambre.

- ¿Realmente quiero esto? – te preguntaste de pronto – ¿Haré esto todos los días?

Sacaste tu móvil del bolsillo para echarle un vistazo a la hora. El día se acababa y todo lo que hiciste fue trabajar como un animal de carga.

- Que puta mierda de vida...

¿Tan difícil es buscar un trabajo haciendo algo que te guste? Como tocar el piano, por ejemplo. Eso suena un empleo grandioso.

Diste un bostezo tan inmenso que pudiste tragarme. Yo me senté a tu lado y acaricié tus cabellos, ¿necesitas un masaje? Ojalá pudiera dártelo, te lo mereces después de hoy.

- Ese niño... – balbuceaste casi quedándote dormido – Tengo que visitarlo.

¿De qué niño hablabas? ¿Acaso te referías a Taehyung? Qué bien, eso significaba que podría ver a Namjoon otra vez mientras ustedes se divierten jugueteando en el jardín. Se siente muy sólo el no hablar con nadie ¿sabes?

Siempre me impresionará la gran capacidad que tienes para dormirte con facilidad, es por eso que luego de un par de segundos bajo mis caricias celestiales te dormiste plácidamente en el sofá. Tranquilo alma gemela, sé que amas tu cama y es por eso que con cuidado te llevé a ella para arroparte. Lo he hecho otras veces y no te has dado cuenta. Siempre tienes tanto sueño que no recuerdas nada.

En fin, eran casi las diez de la mañana cuando decidiste darte un baño. El cielo reflejaba tu estado de anímico, así que el sol salía y se escondía entre las nubes como un niño travieso.

¿Te sentías como un niño cada vez que visitabas a Taehyung en el orfanato?

Me pasa exactamente lo mismo contigo porque cada vez que te veo siento tantas emociones juntas que mi corazón es como el sol que ilumina sobre tu cabeza, radiante y tímido a la vez esperando por tu amor.

QUERIDA ALMA GEMELA | YOONMINWhere stories live. Discover now