Hoseok

456 108 6
                                    

Daegu, ????

Querida alma gemela:

No tengo idea de qué día sea, pero ha pasado un largo tiempo desde la última vez que te vi. Bueno, básicamente te vi solamente una vez, pero el punto es que ha pasado un largo tiempo.

Lo siento si te escribo detrás de un anuncio que encontré en la calle, pero no tengo más hojas limpias. No pensaba en escribirte por un largo tiempo. Seré breve. Hoy es necesario.

Comencé a experimentar el dolor del desamor. Tú dolías muchísimo, es por eso que no podía permitirme verte. No quería herir mi dañado corazón con más dolores de humano.

El tiempo pasaba y yo me estaba adentrando a un lugar de amargura al que ya empezaba a acostumbrarme. Nadie quiere estar hundido en la tristeza, pero a veces es inevitable. Puedo llegar a comprenderte ahora que me encuentro en tu lugar.

Me sentía angustiado por todo esto. No obtenía respuestas y nuevas preguntas me asaltaban continuamente. Las esperanzas se iban apagando y todo cada vez lucía más gris en mi nueva vida.

Recientemente conseguí un empleo, ¿puedes creerlo? Trabajo para una anciana en una panadería muy cerca del orfanato del padre Hyun porque no planeo alejarme mucho de ese lugar. El sentir la presencia de Papá tan cerca es lo único que me recuerda que no puedo echarme a llorar, tengo que seguir mi misión por mucho que sienta dolor ahora mismo.

Lavo mi ropa en los baños públicos. Una vez me llevé un regaño por parte de la encargada, pero el sitio donde frecuento ahora no tiene problemas con ello.

No como demasiado. Sé que Papá me dijo que debía alimentar mi frágil cuerpo de humano, pero es que simplemente no tengo hambre. Desde aquel día que te vi el apetito se esfumó y no me apetece llevar algo a mi boca.

La señora Kim es la mujer para la que trabajo y siempre insiste en que lleve algo de pan para mi supuesta casa. Lo acepto por mera educación, pero luego se lo doy de comer a las palomas que se amontonan frente a la iglesia.

Duermo cada noche en las bancas del jardín tan bello que mantiene la iglesia del padre Hyun. Siempre me despierto temprano y desaparezco de allí antes de que alguien me vea, pero como no tengo otro sitio donde dormir, me quedo allí.

No tengo idea de cómo lo haré luego cuando el otoño acabe y comience el invierno. Lo más probable es que termine muriendo del frío que cada noche se hace más insoportable, pero ya qué más da. Esta misión se me está haciendo realmente muy difícil debido a que apenas sé cuidarme a mí mismo.

¿Cómo podré salvar a los demás si a duras penas sé mantenerme a mí mismo?

El dinero que gano con la señora Kim lo dono a la iglesia para que niños como Taehyung puedan comprar leña para el invierno que se avecina y de seguro viene más frío que el anterior. Solo espero que mi débil cuerpo pueda soportarlo lo más que pueda.

Vivimos en un mundo con millones de personas y nos cruzamos día a día con gente a la que ni siquiera voltearemos a verle la cara, gente que tiene problemas, heridas, preocupaciones, y desilusiones. Pero vamos por la vida pensando que somos el centro, que nuestros problemas son los únicos y los más grandes. Puede que mi problema ahora sea minúsculo para todo lo que han tenido que pasar esos niños, es por lo cual no lo pienso demasiado cuando le entrego todo mi dinero al orfanato.

El azul cálido del anochecer me recuerda tu amor, y el negro de la profunda noche el desamor. Es el mismo que ahora está conmigo liberando cada palabra, que se hila en los acordes perfectos de este director de orquesta que lleva tiempo encerrado en mí en una jaula de resignación.

Hoy te escribo porque tuve un extraño presentimiento mientras entraba algunos sacos de harina que trajo un hombre cuyo nombre olvidé. Hizo un sol hermoso y correteaba algo de viento que refrescaba mi cuello sudado. Ya iba por el último saco cuando sentí algo parecido a un rayo recorrer mi columna vertebral y entonces sentí su presencia: él estaba aquí.

Hoseok, mi hermano. Otro ángel de la muerte estaba en la ciudad.

- ¡Hey Jimin, ven aquí! – me gritó la señora Kim apenas eché a correr según mi instinto.

No podía verlo.

- Hoseok – dije en voz alta. Quería que me escuchara – ¡Hoseok!

No hubo respuesta, sin embargo su presencia la seguía sintiendo y fue por eso que la seguí como un sabueso.

Te sorprenderás cuando te cuente a dónde se dirigía. Exacto, a tu casa.

Me quedé helado cuando su presencia se instaló allí y entonces me di la descortesía de chusmear por tu ventana. Allí estabas tú con esa chica bebiendo un café muy alegre en la cocina.

Lucías tan hermoso como te recordaba. Incluso tu cabello había sido recortado un poco y llevabas un suéter nuevo.

- Jimin – llamó alguien a mis espaldas.

Y entonces me giré, era mi hermano. Podía verlo.

Siendo un humano pude verlo como algo divino. Ya sé que es así, pero no sé cómo explicar el gran cambio que tuve al verlo de mi nueva posición. Sus alas eran enormes y me sentía pequeño frente a él.

Hoseok me miró con ojos tiernos y me detuve un par de segundos para apreciar sus facciones angelicales. Su mandíbula era más marcada de lo que recuerdo y su nariz pequeña como mi meñique.

- ¿Por qué estás aquí? – le pregunté. Quise darle un abrazo, pero mis manos humanas no podían tocarle.

- Tengo trabajo que hacer – respondió con obviedad – Tengo que llevarme a esa persona.

- Por favor no lo hagas – supliqué – Llévame a mí.

- ¿Darías tu nueva vida humana por otro humano? – cuestionó con autoridad – Recuerda que la vida es un obsequio y este fue más que un castigo, un regalo de Papá.

- Por favor, hermano no lo hagas...

- No lo haré hoy, pero sí tal vez mañana – dijo con firmeza – Solo vine a tantear el terreno. Hace mucho tiempo que no venía a esta ciudad. Estuve por millones de años rondando el otro lado de este planeta tan extraño.

- No puedes llevarte a ese humano, te lo ruego ¡no lo hagas!

Mi grito llamó tu atención y la de tu novia. Hoseok negó con la cabeza y yo tuve que esconderme tras un arbusto para que no me encontraran.

Te vi asomar la cabeza por la ventana y luego volver a lo tuyo. Se me partió un poco más el corazón cuando vi sus manos entrelazadas.

Yo jamás pude tocar tu mano.

- Hoseok... – llamé nuevamente, pero él ya se había ido.

Pero no te preocupes, alma gemela. No dejaré que nadie te haga daño, así como tampoco dejaré que mi hermano te lleve justo ahora que estás disfrutando tanto tu vida humana junto a otra persona que no soy yo.

No lo haré, aunque tenga que dar la mía a cambio.

Jimin.

QUERIDA ALMA GEMELA | YOONMINOnde histórias criam vida. Descubra agora