12. Llueve sobre mojado

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En resumen y de una manera bonita puedo decir que en mi examen del día siguiente me fue del asco, por no usar otra palabra.

No pude estudiar como hubiese querido, la verdad no pude estudiar nada ya que mi cabeza estaba en otro lado, en muchos lados en realidad, mi mente estaba dividida; una parte se quedó en casa de Agatha y con el insoportable de Casper, ese apodo es una muestra de que tan bien se encontraba mi concentración, podemos clasificarla como, "Concentración Nivel: Busca un apodo ridículo para el fantasma que ves y no soportas". Otra parte de mi mente se hallaba ocupada con locas teorías sobre la vida y la muerte, pensando en que es lo que pasa en realidad cuando mueres y dónde vas cuando esto sucede. 

Es que el hablar con alguien muerto hizo que me replanteara muchas cosas, entre ellas eso, morir tenía que ser el fin de todo, pero resulta que no, que hay mucho más después de eso y no podía dejar de pensar que pasaría cuando yo muriera o que pasó con mis papás cuando estos lo hicieron...

 Y sé que estoy muy lejos de caminar por la ciudad de plata, lo sabía y no me preocupaba por el destino que me esperaba, tal vez terminaría como Aarón atrapada en un tipo limbo o purgatorio, encerrada en un lugar por el resto de la eternidad o en el infierno ¿Qué tan malo podía ser un poco de fuego? Calor, alta temperatura, nada que no se pueda soportar, pero lo que si me tenía inquieta era la necesidad de saber dónde estaban mis padres.

Cielo.

Infierno.

Prisión espiritual.

Tierra. 

Esos eran los destinos que te esperaban al morir o eso es lo que sabía hasta el momento.

El infierno: papá y mamá eran muy buenas personas así que este ardiente lugar quedó descartado de inmediato. 

Cielo: si es que había uno tenían que estar ahí, en paz, con ángeles y Mahatma Gandhi, porque Gandhi tiene que estar allá arriba ¿No? 

Luego teníamos a ese tipo de prisión espiritual, al  cual no podía entender cómo demonios se llegaba ¿Era un castigo? Tenía que serlo, no había otra razón por la que encerrar a alguien y a su alma en un lugar para siempre.

Y por ultimo está el plano terrenal, que se suponia que era para las personas vivas, ya que al morir tenías que irte a cualquier otro lugar, pero no, resulta que también estaba habitado por fantasmas o eso es lo que suponia. Porque no puede ser que en todo el mundo, Aarón sea el único fantasma al que se le permite atormentar a las personas ¿No? sería algo injusto para los otros fantasmas.

Entonces dejando de lado la desigualdad fantasmal que esperaba que no existiera, mis papás tendrían que estar en el cielo y eso era lo que no paraba de repetirme una y otra vez desde que supe que había algo más esperándonos, pero aunque trataba de convencerme de eso, una parte pequeña y egoísta de mí se aferraba a la idea de que ellos aún seguían aquí y es por eso que me concentraba en ayudar a Aarón, porque si sabía la razón por la que él, aunque estando encerrado en una casa, estaba entre los vivos, podría saber dónde estaban papá y mamá, y si estaban con nosotros ansiaba poder verlos y hablar con ellos...

Y es en eso  donde mi mente se perdía cuando se suponia que debía estar estudiando o cuando estaba rindiendo un parcial.

Salí del aula donde acababa de dejar mis ganas de existir y vi a Nath esperando sentado en un banco que había cerca a la puerta.

— Mel se fue hace como veinte minutos —expliqué al verlo.

Mel fue la primera en terminar el examen e irse, respondió todo como si fuera la cosa más sencilla del planeta. En cambio yo sentía que estaba dando un examen en arameo... No se en que momento la historia de la sociedad se convirtió en física cuántica para mi. 

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