Capitulo 4: En la mente del lobo.

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A la salida de clases, camino a la par de Samire hasta el estacionamiento. Al llegar, notamos a Derek, Scott y Stiles frente a mi auto, todos viéndonos llegar hacia ellos. Parece que sea cual sea el motivo por el que necesitan ayuda, es de verdad urgente.

Nos detenemos a unos metros de ellos para mirarlos con incógnita, pero solo el alfa se acerca a mí.

—Iremos a un lugar —indicó, sin darme lugar a preguntar nada—. Puedes venir conmigo en mi auto.

—Pero traje el mío.

—Scott lo llevará hacia allá —ofreció con seguridad, como si ya tuviera planeado todo. A sus espaldas pude ver a Scott fruncir el ceño confundido—. También llevará a tu hermana.

Samire levantó las cejas y lo miró con una cara de sorpresa juiciosa, pareciendo insolente. Le recorrió de pies a cabeza mirándolo pretenciosa y se cruzó de brazos.

—Bueno, si querías llevarte a mi hermana solo tenías que decirlo, tampoco como para despacharme así...

Sentí mis mejillas enrojecer. Miré a Samire con reproche pero ella me ignoró, me sacó las llaves del auto de las manos y se las entregó a Scott.

—Ya escuchaste a tu jefe, cachorro, serás mi niñera.

A pesar del tono despectivo de mi hermana menor, Scott sonrió divertido y caminó hacia mi auto.

Stiles miró al suelo mientras se mordía el labio inferior, y luego levantó la mirada hacia mi.

—Yo también podría...—se interrumpió a si mismo al ver que yo ya me encontraba mirándolo, sorprendido y algo tímido.

—¿Si?—pregunté, ansiosa de que continúe la oración.

Le dí la mejor de mis sonrisas, probablemente luciendo esperanzada. Ridícula.
El castaño me observó por unos segundos, miró de Derek, que se encontraba a mis espaldas, otra vez hacia mi, y finalmente se dió la vuelta.

—Nada, yo me adelanto.

Suspiré ligeramente decepcionada mientras lo veía subirse a un lindo jeep de color celeste. Hubiera preferido ir manejando, en mi auto, pero no encontré valor para negarme a las peticiones del autoritario alfa. Me subí al asiento copiloto de su camioneta y me coloqué el cinturón de seguridad. Iniciamos el camino en silencio, mientras yo observaba la gran cantidad de espacios verdes que hay en el pueblo.

—¿De dónde vienes?—preguntó de repente, haciéndome voltear la mirada hacia el.

—Los Ángeles.

—Ah.

Me removí en mi lugar, incómoda.

—¿Y tu eres de aquí?

—Si.

—Ah...

Vaya, qué buena conversación. Intenté distraerme el resto del viaje, miré el crecimiento de mis uñas, analicé el dobladillo de mi falda, me coloqué labial, y me desesperé tanto que decidí encarar al hombre lobo una vez más.

—¿Qué es exactamente lo que tengo que hacer?

Uy, él ya se encontraba viéndome. Su nariz se movió levemente en dirección a mis labios, como si estuviera percibiendo el aroma a frutos rojos de mi labial. Pude ver el pequeño atisbo de una sonrisa antes de que regrese la mirada al camino.

—Admito que no se mucho sobre brujas, toda mi vida creí que eran un mito. Nunca me hubiera esperado que tu madre fuera una. Eres hija de Isabella, ¿verdad?—me miró, yo fruncí el ceño confundida pero asentí—. Bueno, jamás sentí ningún aroma sobrenatural en ella.

Witches (Teen Wolf)Where stories live. Discover now