Capítulo 7: De tres en tres.

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—¡Rain, ven aquí! ¡Ya te vi, niña!

Apreté los labios y contuve una maldición, mi intento de huir se fue al carajo.
No sé que es exactamente lo que quiere, pero he estado esquivandolo desde que supe que va a haber una carrera a la cual claramente no quiero asistir.

—Qué hijo de... ¡Entrenador! Perdone, no lo escuché.

Puse la mejor de mis sonrisas y me tragué el mal humor con el que me levanté hoy. El hombre llegó a mi lado y me guió a su oficina sin decir nada, la cual solo quedaba a unos cuantos metros.

—Escucha, Rain, tengo una propuesta para hacerte. ¿Quieres aprobar mi clase?—cerró la puerta luego de hacerme pasar y miré atentamente esa acción. Luego de unos segundos volví a mirar la puerta cerrada a sus espaldas para después mirarlo a él, y abrí los ojos asustada—. ¡No esa clase de propuesta! Por dios...

Abrió la puerta rápidamente y yo me relajé. Lo observé caminar hacia su escritorio y tomar algo de encima de éste. Lo mire extrañada al notar una gorra deportiva de color rojo, una planilla que parecía tener un block entero de hojas junto a una lapicera, un paquetito de lo que creo son lápices y un silbato de juguete para niños.

—Felicidades, Sydney Nicola Rain, eres mi nueva asistente.

No dudé antes de responder.

—No quiero.

El rodó los ojos y dejó las cosas sobre su escritorio de nuevo. Parecía estar esperando mi respuesta negativa.

—Escucha, niña. El director cree que soy, por alguna razón inexplicable, muy duro con los chicos del equipo, así que me ordenó conseguir un asistente que me sustituya cuando los mariquitas empiecen a quejarse.

—Ese comentario atrasa...—lo miré de pies a cabeza, juzgándolo—. ¿Por qué yo? Ni siquiera sé cómo se juega al hockey.

—Es lacrosse.

—¿Eso qué es?

Su rostro se mal formó en una mueca de disgusto y parpadeó dos veces para digerir mi pregunta. Puso sus dedos en el puente de su nariz y respiró profundamente varias veces.

—Si fuese legal golpear a mis alumnos, tú serías mi primera víctima.

—Solían decirme eso en mi escuela anterior.—apreté mis labios en una mueca desanimada. Los maestros no me tienen paciencia.

El entrenador pareció pasarse mi tristeza por las bolas, porque movió sus manos sobre mi rostro como si quisiera ahuyentar a mi rostro decaído.

—Escucha, he notado que no prestas atención en mi clase, te la pasas observando el techo, a una mosca, a Stilinski, o directamente te duermes. Si eres mi asistente, eso te hará aprobar la clase, y ni siquiera tienes que hacer algo, simplemente pararte junto a mi, soplar el silbato cuando yo lo haga y fingir que sabes lo que haces —volvió a tomar las cosas de su escritorio y me las ofreció—. Es un trato que nos beneficia a ambos. Tu apruebas y yo no tengo que preocuparme porque algún idiota aficionado se robe mi puesto. Además, es inclusivo.

—¿Inclusivo?

—Si porque las niñas no saben de deportes.

Rodé los ojos ante su intento de inclusión fallida y analicé la oferta de brazos cruzados. Levanté una ceja en su dirección y lo escaneé. A él probablemente lo desesperó, pero para mi era necesario hacerlo para asegurarme de que no mentía con respecto a hacerme aprobar su materia. Justo antes de que la vena en su frente explote, decidí que podía confiar en él y tomé las cosas que me ofrecía, haciéndolo suspirar de alivio.

Witches (Teen Wolf)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ