Capitulo 9: Magia perdida.

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El fuerte hedor a vomito hace que el autobús se detenga en una estación de servicio, la mayoría de los estudiantes se amontonaba en la puerta, desesperados por salir y escapar de Jared quien no parece querer parar de vomitar. Cuando es nuestro turno de bajar, contengo la respiración con los ojos llorosos e inflo las mejillas para no oler nada, siempre he sido demasiado sensible ante los olores nauseabundos y ahora, que estoy ayudando a llevar a Scott sosteniéndolo de un hombro, no tengo la posibilidad de taparme el rostro, por lo que siento mi estómago revolverse. Pero no voy a quejarme, no cuando fuimos Stiles y yo quienes empujaron sus límites de desagrado con una serie de cosas que estoy muy avergonzada como para mencionar en voz alta e hicieron vomitar a Jared.

Afortunadamente conseguimos salir y doy una bocanada de aire mientras retengo una arcada. Los rayos del sol me golpean con fuerza y me calientan el cabello, mi cabeza sigue doliendo y siento que estoy perdiendo fuerzas, los pies se me resbalan en los tacones y hacen que todo en conjunto sea una aventura que no quiero repetir.

No nos detenemos hasta ingresar al baño de hombres, seguidos de unas rápidas pisadas que, por algún motivo, no puedo sentir de quienes son, pero una mirada rápida me hace confirmar que se trata de Lydia, Allison, y mi hermana Samire, quienes ingresan al baño detrás de nosotros. Con Stiles, dejamos a Scott en el suelo, recostado contra una pared, y terminando de hacer eso corrí al lavabo para abrir una canilla y mojar mi nuca con agua.

Desde aquí pude ver cómo Samire levantaba la remera de Scott, revelando una herida que ahora gotea sangre negra. La reacción de ninguno es esperanzadora, Stiles se tapó los ojos, Lydia y Samire palidecieron, y Allison contuvo un sollozo.

—Su cuerpo no puede sanar sólo, necesita ayuda —dijo Samire, pensando en voz alta. Se giró levemente a mi y me miró, dubitativa—. ¿Será que... puedes sanarlo?

Debil, mareada y con la sensación de que un martillo me golpea la cabeza desde adentro, asentí. Traté de ignorar mi malestar mientras caminaba con precaución hacia Scott y me sentaba a su lado.

—Naturaleza —hablé en voz alta, sonando cansada—, ayúdame.

Puse las palmas de mis manos hacia arriba, a ambos costados de mi cuerpo, y cerré los ojos, esperando sentir las características corrientes de aire que significaba que la naturaleza cumplía con mi pedido. El calor en mis manos me hizo saber que la magia estaba fluyendo de mi, pero no con la fuerza y estabilidad que yo esperaba. La sentí ir y venir, como titilando, y forcé a mi mente a concentrarme aún más. Intenté llevar aquel calor a la herida de Scott, pero antes de poder tocarlo, dejé de sentir.

Como si no estuviera haciendo nada, la magia de mis manos desapareció, la brisa de la naturaleza nunca llegó, y sentí algo escurrirse desde mi nariz a mi barbilla. Al abrir los ojos, una puntada de dolor en la sien junto con la sensación de no tener nada de fuerzas en mi cuerpo se complementaron, haciéndome casi perder el conocimiento mientras me desplomaba hacia un costado.

Unos brazos me rodearon rápidamente, sentí que mi cuerpo era recostado en el pecho de alguien a la vez que un segundo me daba palmaditas en las mejillas. Al levantar mis párpados me encontré con los preocupados ojos azules de Samire.

—Ey, ey, ey —repitió varias veces, tomándome del rostro para tratar de que enfoque mi mirada en ella—. ¿Estás bien? Mírame, Needy. Necesito que no te duermas.

Algo suave, probablemente un pedazo de papel higiénico, pasó por mis labios, mentón y parte de mi cuello, cuando se elevó un poco más pude notar las oscuras manchas carmesí de la sangre. Sintiendo que me recuperaba lentamente, eché la cabeza hacia atrás y me encontré con Stiles, cuyos ojos marrones me observaban con preocupación, mientras seguía limpiando mi rostro.

Witches (Teen Wolf)Where stories live. Discover now