Capitulo 3: Las brujas.

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El salón de literatura es un escenario horrible. Muchos de mis compañeros tienen la cara y los brazos rasguñados. El muchacho a mi lado—que aún no me ha soltado—por ejemplo, tiene un ligero arañazo en la frente. Intento no observarlo mucho para no incomodarlo, a pesar de que él no aparta los ojos de mí.

—¿Están todos bien?—preguntó la señorita Blake trayendome al mundo real de nuevo. Ella estaba despeinada, con plumas en el cabello y lucía ligeramente temblorosa. Pobre mujer, primer día de clases y un montón de cuervos la atacan.

Tomé la iniciativa de soltarme del agarre del castaño mientras me ponía de pie, él me imitó y ambos nos miramos sorprendidos, es increíblemente alto, a penas si le llego unos centímetros abajo del pecho. Probablemente él está pensando en que soy ridículamente enana, es lo primero que piensan todos al vernos a mi metro y medio y a mí.

—Muchas gracias.—le digo, dándole una ligera sonrisa.

Él balbuceó, con las mejillas sonrojadas y la mirada aún fija en mí. Era gracioso ver cómo literalmente doblaba todo su cuello hacia abajo para verme.

—Stilinski —se presentó de manera torpe, nerviosa y algo brusco—. Perdón, soy Stiles. No suelo hablar gritando, es solo que...—le sonreí, lo que pareció distraerlo de su oración, la cual dejó a medias.

—Me llamo Sydney.—me limité a decir.

Asintió, dándome una primera sonrisa. Es atractivo, no de una manera hegemónica, ya que luce algo torpe, tímido, incluso nerd. Pero aún así es increíblemente guapo.
Abre la boca, dispuesto a continuar la charla, cuando es bruscamente hecho a un lado por Lydia, que me echó los brazos al cuello en un fuerte abrazo. Me sorprende su capacidad de entrar en confianza tan rápido, pero recibo su abrazo mientras froto su espalda para tranquilizarla. Después de todo, el contacto físico es mi lenguaje.

En cuanto me soltó, miré nuevamente al chico, quien parecía algo extrañado al ver nuestra interacción.

—¿Tú estás bien, Stiles?—le preguntó la chica, colocando una mano en su brazo.

El asintió.

—Si... si, amiga —mencionó la palabra en un tono de voz algo alto, dándome una mirada de reojo. Se aclaró la garganta y miró a Lydia con interrogación—. ¿Se conocen?

—Es mi nueva vecina.—ella rodó los ojos con diversión.

—Mi hermana y yo llegamos ayer en la tarde.—aclaré, aunque nadie me haya preguntado. Simplemente quería hacer charla.

—¿De dónde vienen?—se interesó Stiles.

—Los Ángeles.

La conversación decayó al llenarse el aula de ojos curiosos, paramédicos y oficiales de policía. Incluso algunos padres, como el de Allison, un hombre alto, de ojos azules y cabello ligeramente canoso. Sintiéndome algo incómoda por la cantidad de personas y sus emociones angustiantes, me arrinconé solitaria en un espacio alejado del resto.
No sé exactamente que hacer, me da algo de vergüenza socializar con mis nuevos compañeros. No suelo ser tímida a decir verdad, en realidad soy bastante extrovertida y social, pero no me parece que el ambiente sea el correcto para iniciar un show de stand up, por lo que me limito a observar mis uñas, pintadas de dorado en forma almendra, hasta que una calidez repentina me hace levantar la mirada hacia la puerta. En cuestión de segundos, Samire atraviesa el salón en mi búsqueda. Puedo notar la mirada curiosa de mis compañeros al ver no solo un rostro nuevo, si no mucho más joven que el resto. Mi hermana los ignora hasta llegar junto a mí.

—Venía preparada para gritarte por no responder los mensajes y te salvaste, tienes una buena excusa —me reprendió—. ¿Qué pasó aquí? Es exactamente lo mismo que vi en la visión.

Witches (Teen Wolf)Where stories live. Discover now