Secreto [Volkabo]

E - Obsesión

Unas cuantas palabras de apoyo y el dúo dinámico oficialmente estaba dentro del CNP, todo después de la muerte de Ivanov y Gonetti a manos de una mafia.

Para brindar un poco más de apoyo, Horacio se ofreció para estar con Volkov, a lo cual a Gustabo no le quedó de otra más que estar con Conway.

Se encontraba frente a la puerta del mayor pensando en lo que estaba haciendo, en este momento era Gustabo, tenía el apoyo de Fred pero aún así estaba nervioso, el viejo podía ser difícil si se lo proponía.

Tomo aire decidido y tocó la puerta, no paso mucho para que Conway abriera la puerta, su cabello estaba un poco desordenado, olía a whisky y tenía ojeras, por algún motivo al castaño teñido no le gusto verlo así.

—No tenías que venir.

—Hice una promesa... y Horacio me dijo que no me costaba nada -rueda los ojos- al menos cuídare que deje de nadar en whisky, hueles horrible.

Conway lo dejo entrar, tampoco tenía opción, si Horacio se entera que no dejo entrar a Gustabo podrían haber problemas.

El menor observo toda la casa, le pareció mejor de lo que llegó a pensar, por un momento creyó que parecería un hacilo de ancianos con botes de pastillas por todos lados, pero parecía que incluso el tomaba más pastillas que el viejo.

—Bonita casa, usted podría darse un baño y yo veré después que podemos hacer para que usted esté distraído.

—¿Que te hace pensar que te voy a obedecer, gilipollas?

Se miraron a los ojos desafiantes, Conway pudo ver en los ojos del rubio un fuego que solo llego a ver en su esposa cuando se enojaba o la desafiaba, aquello lo hizo estremecer, solo atino a irse al baño a acatar aquella orden con un poco de terror.

Gustabo suspiro cansado, por un momento pensó que se llevaría un porrazo de Conway. Fue hasta la cocina, lo único que vio en la mesa fue la botella de whisky, rodo los ojos una vez más, cerro aquella botella guardandola con las demás, no iba a discutir sobre ello, Jack ya tenía una edad, sabía lo que hacía con su vida. Busco en el refrigerador y todo lo que había en la despensa, no había nada real food, así que al menos haría algo sano (desgraciadamente procesado).

Conway después de un buen rato salió del baño con mejor aspecto y con otra ropa, pero como toda era negra no había demaciada diferencia. Tan solo salir de aquel pequeño cuarto su olfato captó un delicioso aroma proveniente de la cocina ¿Gustabo sabía cocinar? Pensaba que era de esos que solo calentaba una Maruchan en el microondas.

—¿Que crees que haces, anormal?

—La comida, yo tengo hambre y estoy seguro de que tú no has comido, solo has tomado whisky a montones.

No dijo nada, solo observo los movimientos del ojiazul, algo que llamo su atención fueron las uñas de este, le llamaron bastante la atención, debía admitir que antes también había visto como las llevaba, cada día las tenía de diferente color, al igual que Horacio, pero parecían ser del mismo arte, de la misma persona, ya sabía de los gustos extravagantes de Horacio, pero no pensó que a Gustabo se le pegaran algunos cuantos.

—Mariconetti -el contrario solo hizo un pequeño sonido dando a entender que lo escuchaba- ¿Te has dado cuenta que cambias de esmalte todos los días? Nunca te he visto con las uñas despintadas ¿Quien está tan dispuesto a cambiarles tanto las uñas?

Vio como el teñido vio las uñas de una de sus manos, incluso se las acarició un poco para proseguir con lo que hacía. Estaba sirviendo la comida en los platos ante la atenta mirada del mayor.

—Yo pinto mis propias uñas y las de Horacio, pero normalmente usamos postizas, por eso tantos estilos diferentes. Es un tema complicado.

Deja el plato frente a Conway con un tenedor, se sienta frente a él con su plato. La comida era carne con vegetales, olía bien, se veía bien, Jack confiaba que también sabía bien, probo un bocado y no estaba equivocado, sabía bastante bien.

—Tengo la obsesión de pintar uñas -sigue hablando- es un problema que tengo desde pequeña ¡pequeño! -se corrije rápidamente esperando que el contrario no lo notase- era un problema, el problema era grande porque... estaba en la calle junto a Horacio, no teníamos dinero, nada. Solo me pintaba las uñas con mi sangre.

Comenzó a comer recordando aquellas feas épocas, pero eso también dejo pensando a Jack, él recordaba que su pequeña hijita llegó a tener ese mismo problema.

Jack llegó a su casa después de un largo día de trabajo, se encontró con su esposa la cual abrazo y le dió un beso.

—Que bueno que llegaste Jack.

—¿Sucede algo? -miro las uñas de su esposa, estaban hermosamente pintadas y decoradas-.

—Danielle está estresada, no puede dormir, termino pintando mis uñas y las de Matty.

—Hablare con ella, trataré de calmarla.

—Suerte con tus uñas.

Jack miro sus uñas, aún tenían unos cuantos reciduos de esmalte de la última vez que su hijita le pinto las uñas. Fue hasta la habitación de su pequeña y abrió la puerta, las paredes del cuarto estaban llenos de dibujos bastante bien hechos, pintados a la perfección. Al fondo del cuarto se encontraba una pequeña rubia de ojos azules en un escritorio pintando unas uñas postizas. Por su obsesión tuvieron que comprarle unas cuantas de esas para que no entrara en crisis y se pintara las uñas con su sangre.

—¿Interrumpo a mi pequeña artista?

—¡Papi!

La pequeña salto hacia los brazos de su padre abrazándolo, este le devolvió el abrazo y la cargo, camino hasta la cama y se sentó sin soltar a la pequeña.

—¿Que paso Danielle?

—Jamie y yo discutimos, no respeto su tiempo.

—No tomaste tus pastillas ¿Verdad?

—No, no quiero tomarlas-con un puchero- Jamie y las demás siempre estarán ahí, no sirve de nada que trate de peliar con todas, acabaré perdiendo... y a "W" no le gustará eso

—¿Quien es W?

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Aquí se deja esto /:v\

¿En algún momento Conway se dará cuenta que su hija está frente a sus ojos?