Secreto [Volkabo]

J - El comienzo

—¡Peggy casi me apuñala!

Exclamó el de cresta fingiendo miedo mientras era observado por Conway y Volkov. La chica estaba hecha bolita en una esquina verdaderamente aterrada ¿Cómo no estarlo? Su hermano del alma iba a atacarla con un pincho pero él dice lo contrario, que fue ella quien trato de dañarlo, sin embargo, es que sabía que iban a creerle a él, pues no se había tomado las pastillas y todos confiaban ciegamente en Horacio.

—Tendremos que llevarla otra vez al hospital.

Escuchar aquellas palabras la paniquiearon por completo, se levantó y salto por la ventana rompiéndola, solo se fue corriendo con varias heridas de las que salían sangre.

Todos fueron a buscar a la chica antes de que hiciera algo malo, porque esa era la única idea que tenían en la cabeza, que solo causaba daño.

—No tenía a dónde ir, por eso vine contigo -le explicaba a su amigo lo que había pasado- perdón si te molesto mucho Dante.

—No hay problema, sabes que Los Truskis estamos para ayudarlos... al menos a ti -le habla Dante mientras le cura las heridas con alcohol y algodón- nunca pensé que Horacio podía ser tan... así.

—Yo tampoco -suspira- me iré de esta ciudad, solo han ocurrido desgracias, perdí a Horacio, piensa que todas somos peligrosas.

—Escucha Fede, entiendo que pueda comportarse un poco mal, pero lo que te hizo no es normal. Voy a ayudarte a salir de aquí, pero tienes que irte a una ciudad donde no quieran matarte.

—Eso es lo más complicado -suspira una vez más- ¿Que hago? -mira unas tijeras- Dante ¿Que tan femenina me veo? -lo mira directamente a los ojos-.

—Pues... no mucho, la verdad tus rasgos no son tan suaves como el de una mujer promedio ¿Porque? -voltea a ver las tijeras- no lo harás -le súplica con la mirada-.

—En todos lados buscan a Grachi, pero está es la única ciudad donde se conoce a Gustabo. Talvez que juegue de esta manera con mi cuerpo no me traiga ningún beneficio, pero haría lo que fuera para dejar está ciudad de mierda.

Dante la vio directamente a los ojos, no tenía muchas opciones, quería defender a su amiga, sabía que corría riesgo estando en Los Santos. Tomo las tijeras entre sus manos y tomo un poco del cabello de la peliroja teñida, apretó los ojos dispuesto a hacer el primer corte.