-20-

6.6K 812 104
                                    

Belle tomo a Marco de su brazo fuertemente al ver que iba a propinarle otro golpe al hombre que se encontraba en el suelo.

- ¡Basta, detente Marco! – grito su mujer.

El italiano no tuvo otra opción que obedecer y soltar al hombre quien no creía que el mafioso hubiera accedido.

- ¡Quiero que te largues de la entrada de mi casa y nunca más vuelvas a acercarte a mi esposa! ¿entiendes? – le dijo con furia en sus ojos.

El hombre se limpió la sangre de su boca con uno de sus pañuelos y luego se dirigió a la castaña.

- Espero podamos conocernos en otras condiciones que no sean estas señora Valentiniani.

- ¡¿Que dices maldito imbécil?! – grito una vez más salido de si Marco.

- Suficiente Marco, basta, vas a volverme loca con tus gritos – se llevó las manos a los cabellos desesperada, asustada y luego los dejó solos.

Marco avanzó siguiéndola al verla furiosa abandonar la entrada del jardín.

- Detente Belle, escúchame... - suplico su marido.

- Hemos regresado a lo mismo – soltó un enorme suspiro-. Sé que te cuesta cambiar ciertas actitudes, ¿pero lo puedes intentar? Tan sólo un intento...

- Está bien intentaré ser un esposo obediente, intentare que no te alteres, más estando embarazada.

- Siempre dices lo mismo. Siempre tomó esa mano y creo en esas promesas.

- ¿Qué quieres que haga cuando ese hombre se acerca a la casa? Te dije desde un principio que no me agradaba, él ha tenido la culpa de todo lo que ahora sucede.

- La culpa no es de ese hombre, se trata de ti y de mí. Siempre discutimos por estas cosas, y trato de entenderte, pero quiero dejar atrás al hombre que conocí hace tres años, quiero que las cosas entre los dos sean diferentes desde ahora en adelante.

- Tratare de que cambien, lo prometo – la tomo de la cintura y posó su quijada en su hombro-. Solo no estés enojada ¿sí?

- No estoy enojada – rodo los ojos ella-. Te espero en la habitación – sonrió y le dio un beso en la mejilla mientras caminaba por el pasillo rumbo a la habitación.

Marco se devolvió hasta su despacho, y espero a Basilio para darle algunas indicaciones, no podía dejar pasar de la presencia de ese hombre desconocido sin darle importancia, algo buscaba con acercarse a Belle.

¿Pero que era? ¿Porque la buscaba?

Las preguntas hacían un hueco en su ser, una respuesta a la que hora no había respuesta.

- Quiero que descubras el lugar donde vive ese tipo, y quiero la información sobre mi escritorio lo más pronto posible – ordeno el mafioso. No iba a permitir que nadie se burlara en su cara, menos si tenía relación con Niccolo Bellucci y se trataba quizás de uno de sus juegos.

- Si mi señor, hablaré con los demás hombres – Basilio se retiró lo más rápido posible de allí. Ver la expresión en el rostro de su jefe solo lo llevaba a una misma concusión, perdería la razón en cualquier momento y cuando los demonios internos de Marco Valentiniani se desataban no había ningún ser sobre la faz de la tierra que pudiera detenerlos.

- Voy a dar con tu paradero maldito imbécil – apretó sus manos creando puños y tumbando unos cuantos vasos de vidrio que había encima del escritorio.

(****)

- El imbécil ese me ha golpeado – se quejó el desconocido levándose un paño con hielo a su labio roto-. Hubiera sacado la verdad a la luz, para que Belle se diese cuenta la clase de marido que tiene al lado al punto de ocultarle la verdad.

- Está jugando con fuego y puede terminar quemándose señor, acepte mi consejo y deje de lado a Annabelle Valentinini, no resultaría en lo mejor.

- ¿Me estas acaso llevando la contraria? – enarco una ceja el hombre a su guardia-. Te he buscado porque eres de confianza y nunca me has defraudado.

- Y por esa razón estoy tratando de que vea que todo lo que esta tratando hacer está mal, no arme de esto una guerra.

- Sabes que mi corazón está hecho de piedra, nada me conmueve, nada ha logrado un sentimiento distinto que el odio. Pero ella....

- Ella es la esposa de otro hombre, tiene dos hijos con él, la realidad es esa.

- Los bebes pueden crecer con ambos, puedo darle tranquilidad, paz y amor. Belle no tiene eso de Marco. Es una bestia que se deja llevar por sus celos enfermizos. Tú mismo lo has visto, casi me mata.

- Y no dudaría en que lo hubiese hecho, si ella no hubiera estado allí para detener aquella estupidez de su parte mi señor.

- Eso es lo curioso – se llevó la mano a la quijada-. La bestia se calma con el ángel. ¿Pero que si el ángel ya no confía en la bestia? ¿Si se aburre de ella? ¿Qué crees que sucedería?

El guardia se quedó en silencio.

- Responde, ¿Qué haría?

- Obviamente se alejaría y lo dejaría.

- Touche – sonrió el hombre-. Tráeme una hoja de papel junto a un lápiz, hay una carta que debo enviar.

(**)

Belle sonrió cuando vio a Marco jugando con el pequeño Lucca en la piscina de la mansión. Nunca los había visto tan juntos. Sólo quería que la familia que de niña siempre quiso funcionara, y que nada los alejara de nuevo.

- Parece que disfrutan del agua – sonrió la castaña cuando llego hasta ellos.

- ¿Quieres acompañarnos? – enarco una ceja su marido extendiéndole una mano para que se metiera junto a ellos.

Belle negó con la cabeza y solo se sentó en la orilla de la piscina metiendo sus pies.

- Me siento más cómoda viéndolos.

- Siendo así, saldremos para estar junto a ti, ¿cierto pequeño capo? – se dirigió a su hijo mientras lo cargaba en brazos fuera del agua.

- Promete que cuando sea mayor le enseñaras a hacer un buen hombre.

- Lo prometo, no tendrás por qué preocuparte por eso.

- Le enseñaras a ser como tú. Un hombre que adora con todo su corazón a su familia, y que daría lo que fuera por ella.

- Aveces pienso en que saldrás por esa puerta diciendo que te aburres de mí, y que no soportas estar a mi lado. Tengo miedo porque sé que el día en que suceda te perderé y no seré capaz de retenerte.

- No debes pensar en eso. Tú siempre irías detrás mío, suceda lo que suceda.

- ¿Por qué estas tan segura de eso? – pregunto él.

- "El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta". Corintios 13 versículo cuatro a siete. Yo te amo sobre todas las cosas, aunque existan mil mares entre nosotros. Puedo renunciar a mi vida pasada, pero no a ti y a mis hijos – respondió ella.

Marco se abrazó a ella con el pequeño Lucca en el medio, le dio un pequeño y suave beso en la cabeza mientras la pegaba a su cuerpo.

- No dejare que nadie nos separe – dijo con determinación el italiano-. Sólo la muerte podría hacerlo. 

Perfecta Oscuridad  (No.2 de la Trilogia Peligroso)Onde histórias criam vida. Descubra agora