Capítulo 1: Ahí está lo que pediste

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De un golpe brusco se cerró la puerta, mientras varios llantos rodearon la habitación. Aquel chico estaba destrozado.

Metawin Opas-iamkajorn, más conocido como Win, era un joven de 19 años. Era un chico disciplinado, inteligente, reservado y tímido.
Su aspecto físico desparramaba ternura y belleza, su cabello castaño hacía un perfecto conjunto con su tez blanca, sus ojos eran cafés y la mayor parte del tiempo brillaban. Sus mejillas eran lo suficientemente grandes como para poder apretarlas con cariño. Sus labios eran carnosos y rosados, además cuando sonreía parecía un lindo conejo.

En la universidad era uno de los chicos más atractivos y más deseados tanto por chicas y varones. Y era justificable él era el partido perfecto todo un 10/10, excepto por un detalle pequeño.
Su gran amor a las novelas y películas románticas.

Mientras varios hombres entre 19-23 años salían a fiestas, conquistaban mujeres y se embarcaban en una vida sexual activa, Win pasaba todas las tardes leyendo sus novelas favoritas hasta caer dormido o por las noches mirar una de sus películas románticas preferidas.

Esas maravillosas historias en las que aparecía ese magnífico hombre que medía más de 1.80, sensible, cariñoso, romántico, apasionado, y que parecía ser hecho por dioses al ser tan guapo y varonil. Ese que solía dar todo por la protagonista que acababa de conocer en un transatlántico, al chocar con ella y hacer caer sus libros, en un club, una entrevista de trabajo, o cualquier otro lugar y situación cliché, y  que podía amar eternamente.
Sí ese hombre perfecto con el que Win soñaba en tener, ese hombre en el que Win esperaba ser amado.

Cómo ya era de costumbre, luego de una larga seción de tarea y lectura decidió ver una película, LA película. Puede que el chico ya la había visto como mil veces pero para el cada vez que veía "Los puentes de Madison" era como si fuera la primera vez.
Ahora mismo estaba llorando en su cama abrazando su almohada,  aún no se superaba el gran sentimiento por ese filme. Podría parecer débil que llorara por cosas como está, pero el sentimiento e impacto en él, era muy fuerte.

Luego de unas lágrimas más Win se calmó mientras se limpiaba, tomó su celular y revisó un rato sus redes sociales para quitarse de la mente un poco la maravillosa historia.

Win también era un gran dibujante, por lo que era muy común que pasará largos minutos en páginas de dibujantes. Mientras miraba unos cuantos dibujos, notó una nueva obra de su artista preferida. Era una mujer pintada en acuarela a gran detalle, sin embargo su rostro aún no era plasmado, tan solo ese espacio estaba en blanco. Cuando el chico leyó la descripción de la publicación entendió en porqué.

"He decidido llevar más lejos mi imaginación pintando a la que sería mi chica ideal, sin embargo, aún no sé cómo sería su rostro :(
Díganme ¿Cómo sería su chicx ideal? :^)"

Esa pregunta causó gran impacto en su cabeza y resonó en ella. A pesar de tener varios crush en el mundo del entrenamiento, nunca había pensado como lucirá el hombre de sus sueños. Su personalidad la tenía clara, un hombres valiente pero no atrevido, coqueto pero solo con él, amable y cariñoso, inteligente, con un sentimiento protector pero no posesivo, alegre, gran cocinero ya que Win no puede cocinar sin quemar algo, ordenado, carismático y con un buen sentido del humor.
Aún tuviera todo eso ya en mente, aquel hombre que anhelaba no tenía físico.

El castaño pensó que sería un buen momento para hacerlo, eran las 8:00 p.m y ya era de noche, el tiempo exacto para estar más inspirado.

Tomó un bloc de hojas grande, sus acuarelas, lápices, bolígrafos y empezó a plasmar lo que deseaba.

Alto, hombros anchos, piel un poco bornceada color arena, labios carnosos pero no tanto, sonrisa delineada, cejas gruesas pero no toscas, ojos marrones con un pequeño toqué extranjero en ellos, su cabello era castaño de un color muy poco común, mandíbula marcada, mejillas un poco grandes, el cartílago cricoides estaba marcado, su nariz era del tamaño perfecto y el rostro estaba sin ninguna impresa o rastro de vello. El hombre portaba unos pantalones color café, un cinturón de cuero y una camiseta blanca acompañada de una chaqueta color caqui.

Win dió un suspiro, mientras observaba su obra y guardaba sus materiales. Se sentía satisfecho y realizado con su creación. Aquel cuerpo plasmado en una hoja se sentía y parecía tan real, su aspecto era hermoso.

El castaño se detuvo un momento observando más y de repente miro por su ventana a el cielo, dónde la Luna brillaba.

"Si en verdad hay alguien ahí, ¿Sería mucho pedir a este hombre? Tan solo pido eso, tan solo pido el hombre perfecto para mí. La soledad no es muy agradable..."

Suplicó Win mentalmente, tal vez nadie lo había escuchado, pero no perdía nada con intentarlo, después de todo el seguía siendo un fiel creyente de los cuentos de hadas.

Luego de un par de ojeadas a aquel hombre tan bien pintando, el chico se fue a dormir, el día siguiente sería muy largo y ocupado.

" ❝. . . . . . . . .❞ "

La rutina de Win era la misma de siempre, despertar e ir a clases, llegar a casa a leer y ver series o películas, dibujar algunas noches e ir a dormir. Había aparecido un hábito nuevo, por alguna razón Win aún tenía la esperanza de un niño de 7 años en que sus deseos o peticiones de hicieran realidad, por lo que lo hacía cada noche. Pedir al hombre perfecto para él.

Ahora mismo se encontraba en su habitación acostado en su cama con todas las intenciones de dormir, algo que no logró a pesar de ser las 4:00 a.m.
El insomnio se apoderó por el resto de la noche.

Al día siguiente, después de terminar sus clases, no se molestó en ir a la biblioteca, como hace comúnmente después de clases para reforzar su estudio, se dirigió directamente a su casa y hubiera llegado a su destino sino fuera por un individuo que se atravesó en su camino.

'''ahí está lo que pediste'''

Win de la nada escuchó una voz distorsionada desde un susurro que pasó en su oído por su lado derecho mientras pasaba el semáforo para cruzar la calle. En su gran temor miró a todos lados una vez que se encontraba en la otra cera de la calle, giró su cuerpo a todas las direcciones buscando aclaración mínima. En una de estas acciones chocó con un desconocido, para su mala suerte derramó toda la bebida sobre la camisa contraría que el desconocido traía. Tan cliché.

Metawin se disculpó con varías reverencias las cuales fueron interrumpidas al ver a aquel extraño.

Piel color arena, hombros anchos, labios carnosos, nariz perfecta, mirada fuerte ruda pero no tosca, cabello de un castaño poco común y su ropa. Unos pantalones color café, un cinturón de cuero y una camisa blanca -ahora llena de la bebida Blue Hawaii de Win-acompañada de una chaqueta color caqui.

Pareciera como si su pintura hubiera escapado, pero no, ahí estaba lo que había pedido, el hombre perfecto.

Win se metió en un trance mirando la cara del bello hombre, estaba hipnotizado ante su físico deslumbrante. Fue cuando una voz lo sacó de todo aquello.

- Idiota! ¿Acaso no tienes ojos para ver por dónde caminas? Imbécil- habló aquel hombre guapo dejando a un Win totalmente boquiabierto, ¿No se suponía que debía pedirle perdón el también, para luego pedirle su teléfono, hablar y darse cuenta que se gustan, luego ser pareja y luego de 3 años de bonito amor casarse y tener un bonito perrito chihuahua que trataran como su propio hijo?
- Esto lo tienes que pagar idiota!- volvió a mencionar el ya cabreado hombre.

Esto no era lo que Win había pedido.

[𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐦𝐚𝐧]···ᴮʳⁱᵍʰᵗʷⁱⁿWhere stories live. Discover now