Capítulo 34. Distancia

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Alessio 

La besé con urgencia y desesperación. Cerré la puerta con mi pie, pero en ningún momento la solté. Se atrevió a desafiarme otra vez y provocó que la deseara aún más. Llevé mis manos a su rostro y ella me apartó. Nunca me esperé aquella bofetada. Toqué la zona donde me abofeteó.

—¡Déjame! —gritó y saltó de nuevo sobre mí.

La llevé a la pequeña sala y la senté forzadamente en el mueble. La tomé por los brazos y los coloqué sobre su cabeza para sujetarla con firmeza.

—Corriste a él en vez de a mí —mascullé y sentí mi cara arder—. Además, te atreviste a ponerme la mano.

—Eres un desgraciado. Eres peor que él. Eres un acosador de mierda y estás tratando de arruinar mi carrera y mi vida. Te mereces eso y más.

Se removió, mas no podía moverse del todo. Tenía unas ganas inmensas de arrancarle la ropa, pero me controlé.

—No me compares. —Acerqué mucho más mi rostro al de ella. Apartó la cara y dejé que su aroma me embriagara. Agarré su cabello en mis manos y me perdí en aquella dulzura.

—Te pagaré tu dinero —siseó con los dientes apretados—. Solo aléjate de una maldita vez de mí. —Me miró con fiereza e intentó soltarse.

Allí supe que ella no lo entendía. El dinero no me importaba, lo único que quería era tenerla.

La solté con poco gusto y me arreglé la chaqueta. Ella se acomodó el cabello y se puso de pie. Me rozó el hombro cuando pasó por mi lado. Estaba encabronada. Tenía más que claro que aquello de la demanda fue un golpe bajo para ella, además de ser una jugada sucia. No lograría nada obligándola, solo provocaría que se alejara más de mí. Al verla hoy me di cuenta de que mis ganas de tenerla iban más allá de mi obsesión.

—No vuelva sin ser invitado, señor Lombardi. —Me cerró la puerta en la cara.

Llevé mi puño a la boca para contener el alarido desesperado que subía por mi garganta.

***

No tenía la cabeza puesta para ninguna actividad, pero mi apellido era una marca y eso quería decir que debía asistir a los putos cócteles de la alta sociedad. Mi asistente había insistido en aquello, así que, a pesar de lo encabronado que me sentía, decidí hacer acto de presencia aquella noche. Tenía que comenzar a soltar algunas cosas. Desde que conocí a Gina, mi humor era de los mil demonios.

—Pero es que Paolo se ha superado con la nueva colección.

Observé a aquella mujer, olvidé por completo cómo se llamaba, y asentí a sus palabras.

—Por eso lo tenemos como el diseñador oficial de la marca. El mejor para lo mejor —contesté con un deje de arrogancia y todos estuvieron de acuerdo.

Me disculpé con esas personas y caminé a donde se encontraba Alexander para poder escapar de la abrumadora situación. Agarré otra copa de champagne. Había perdido la cuenta de cuántas llevaba, pero para aguantar todas las putadas que debía escuchar esta noche, era la única manera de hacerlo. Él me miró con desaprobación. No obstante, se tragó sus palabras.

Mi humor de mierda lo tenía más que cansado.

—¿Esa no es la hermana de Camilo? —inquirí.

Alexander posó su mirada en la mujer.

—Sí —contestó cortante. Cuando levanté la vista, la vi. Alexander me tomó por el brazo. Miré su mano, la cual se presionaba aún más fuerte y con enojo—. Contrólate —dijo por lo bajo—. No quieras armar un maldito escándalo aquí. —Me clavó su intensa mirada y yo quité su mano de mi brazo con brusquedad.

Gina...

Todo se redujo a ella.

Aquel vestido blanco de escote bajo se abrazaba demasiado bien a su cuerpo. Una sonrisa genuina apareció en su rostro y era la primera vez que me fijaba en aquel pequeño detalle. Nunca había sonreído para mí. Ahora mismo tenía unas ganas inmensas de que lo hiciera.

Me sentí asustado. Por primera vez, después de embarcarme en aquella locura de perseguirla, quise poner distancia con ella.

—Debo salir de aquí —susurré.

Di media vuelta y caminé a la salida.

No solo deseaba a Gina con todas mis fuerzas, también comenzaba a tener sentimientos, cosa que no me podía permitir sentir por ella, ni por nadie.

La Oscura Obsesión de Alessio✔ (Libro #1 serie Oscura +18) Disponible en AmazonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora