Capítulo 61. El peso de la corona

43.5K 3K 138
                                    

Alessio

El rostro de Gina palideció y vi cómo el tal Hardin se acercaba a ella de manera cautelosa. Pude haberme acercado y hacer otra de mis escenas, pero preferí confiar en ella. Ya que no entré con buen pie a esta casa, decidí mantener mis celos a raya. Gina se alejó de él con rapidez y caminó hacia mí. No pude evitar la sonrisa de satisfacción que apareció en mi rostro, pero al mirarla parecía enferma. Aquello era muy extraño. Hacía solo unos minutos estaba perfecta.

—¿Qué pasa? —pregunté preocupado.

—Estoy algo agotada. Quiero irme a casa. —Su actitud cambió, pero no quería agobiarla con preguntas. Dejaría que ella hablara en el momento que pensara oportuno.

El camino de regreso a su casa fue silencioso. Gina estaba perdida en su mundo y sabía que la conversación con Genave la llevó a tomar aquella actitud. No sabía qué pasaba por su cabeza y eso me ponía ansioso. Quería saberlo todo, poder ayudarla si estaba angustiada y hacerle saber que, sin importa que su familia no estuviese de acuerdo con nuestra relación, haría todo para ganármelos y aprendería a ser el hombre que ella quería que fuera, dado que no veía una vida sin Gina a mi lado.

Entramos en su apartamento y Gina se dejó caer con desgana sobre el sofá. Quizás este no era el instante de decir lo que iba a decirle, pero quizá no encontraría otra oportunidad de hacerlo. No quería presionarla, sin embargo, debía tomar una decisión sobre lo que íbamos a hacer en el futuro. No podía abandonar Italia así por así y no sabía si ella estaba dispuesta a aceptar aquellas condiciones.

—Sabes que no puedo dejar Italia. —Abrió los ojos y me contempló—. Necesito saber si estás dispuesta a irte conmigo. —La expresión en su rostro me asustó. No podía descifrar lo que me decía su mirada.

—Alessio, ¿esto que me pides no crees que tal vez sea prematuro? —Esa negativa me molestó.

—Es por ese tipo, ¿verdad? El tal Hardin. Sé que tu familia estaría muy contenta de verte volver con él. —Excedí mi tono de voz.

Gina soltó un resoplido. Mis celos la agobiaban, pero quería que me entendiera también.

—Esto no tiene nada que ver con Hardin. Y sí, mi familia lo aprecia, pues pasé muchos años a su lado. A ti a penas te conocen, pero eso no significa que estaré con él o que quiera estarlo, Alessio.

Me quedé en silencio sopesando mis siguientes palabras.

—Casémonos.

Me observó, sorprendida. Fue duro escuchar su respuesta.

—No —contestó con firmeza—, no voy a casarme.

La miré con molestia. No podía creer que me rechazó. Comenzaba a sentir que la sangre me subía a la cabeza.

—Entonces estás dudando de nosotros. Toda esta mierda de venir, de demostrarte que me muero por estar contigo es solo basura para ti. Estás dudando por él. Aunque me lo niegues, sé que es así. Y tu familia...

—Aunque no lo creas —me interrumpió—, mi familia es muy unida y solo quieren lo mejor para mí. No sé cómo sea tu mundo, pero para mí ellos son muy importantes, Alessio. Te amo, te amo muchísimo, mas no puedo simplemente irme de nuevo así sin más. Casarme contigo sin que ellos te aprueben... Casarme después de todo lo que ha pasado... Las cosas así no funcionan. —Se puso de pie y caminó por el pequeño pasillo. Quería huir de mí.

—Te amo. —La abracé por la espalda—. Todo lo de hoy ha sido demasiado abrumador para mí. No estoy acostumbrado a no ser bienvenido.

Se giró y agarró mi rostro entre sus manos.

—Vamos a dar un paso a la vez y ya verás cómo cambian de opinión sobre ti. —Debí sentirme aliviado con sus palabras, pero aún sentía aquella distancia entre nosotros y que algo nos separaba—. Podemos vernos más tarde en el hotel.

Deseaba estar sola, así que no opuse resistencia y me marché.

***

Regresar al hotel sin Gina no era algo que tenía en mis planes, pero aquel día fue muy intenso para los dos y debía planear una estrategia para ganarme a su familia. No solo estaban sus padres, sino también sus hermanos, los cuales me veían como el maleante del barrio. Debía ganármelos. Comprendí las palabras que Gina me dijo. Su relación con su familia era buena, no como la mía con mi padre, que era una mierda.

—Hasta que al fin llegas —soltó una voz cuando puse un pie en el dormitorio.

—¿Qué haces aquí? —mascullé—. No estoy en un viaje de negocios, por si no lo habías notado.

Alexander se puso de pie y me entregó su tableta.

Lo miré, extrañado. No obstante, al mirar el artículo que ponía en primera plana Il Giorno, uno de los periódicos más importantes de Milán, comprendí el motivo de su presencia. No daba crédito a lo que leía y profundicé en esa nota de prensa. Observé a Alexander, que se encontraba de pie frente a mí. Me contemplaba con detenimiento. Poco a poco, me puse rojo de la ira.

—¿Qué es esto? —siseé con los dientes apretados—. ¡¿Qué demonios es esta mierda?!

—¿Pensaste que los Berlusconi iban a quedarse de brazos cruzados viendo cómo su hijo se pudría en la cárcel? ¿Realmente creíste que Alfredo Berlusconi simplemente te dejaría las cosas tan fácil? Debiste esperarlo. —Odiaba su tono, pero el muy maldito tenía razón. Como siempre, tenía razón en todo.

—¿Cómo pudo pasar una mierda así? —inquirí con rabia.

—Esto es una lucha de poder, Alessio, y sabes quién será la más perjudicada...

Levanté la mano para que se callara, no quería seguir escuchando.

Esto era una declaración de guerra por parte de los Berlusconi. Solo buscaban restregarme en la cara que podían joderme tanto como yo los jodí a ellos. Y este era el precio que debía pagar por ser un Lombardi. Este era el peso de la corona que me habían legado.

La Oscura Obsesión de Alessio✔ (Libro #1 serie Oscura +18) Disponible en AmazonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora