Capítulo 69. Oscuro deseo

42.8K 3.1K 229
                                    

Gina

Nos encontrábamos abrazados en el pequeño mueble que adornaba mi ventana mirando la lluvia caer. No habíamos dicho nada, simplemente disfrutábamos del calor de nuestros cuerpos desnudos y de la perfección de aquel momento. Él tenía algunas cosas que decir y yo las iba a escuchar, ya que para salir adelante necesitábamos cerrar aquel capítulo. Teníamos que dejar todo atrás y seguir adelante sin mentiras, sin rencores y sin engaños.

—Hice un trato con los Berlusconi. —Lo escuché con mucha atención—. Sé que quizá no sabes cómo ellos han hecho su fortuna.

La confusión que mostraba mi rostro le había dado una respuesta.

—Su marca es reconocida a nivel mundial, así que no hice muchas preguntas —comenté con sinceridad.

Pareció molestarse con mi respuesta.

—¿Recuerdas haber firmado algún documento en el tiempo que estuviste comprometida con Camilo? —Lo miré, confundida—. ¿Algo que él te haya dado a firmar?

Recordé los papeles de la nueva casa.

—Recuerdo haber firmado los papeles para nuestra nueva casa. Dijo algo sobre estar repartida en partes iguales. Eran papeleos de ricos, o eso pensé.

Se apartó de mí y me hizo girar para que lo mirara.

—Los Berlusconi están metidos en el lavado de dinero. Lo que firmaste fue la aprobación para que se abriera una cuenta a tu nombre en Rusia. Por lo que tengo entendido, el padre de Camilo no sabía nada al respecto. Creo que ni siquiera pensaban mencionarte ese pequeño detalle.

No podía creer que fui tan tonta en todos los sentidos.

—¿Cómo te enteraste de todo esto? —inquirí con cierto cuidado.

—No estoy involucrado en ese tipo de suciedad, si es lo que crees, pero mi padre sí hizo algunos negocios sucios en su vida. Después de que mi madre salió embarazada, trató de enderezarse. Quería darme una vida digna y que no estuviese manchada por la corrupción. —Podía sentir que narrarme aquello le incomodaba—. Sabes, no niego las cosas que hice con las mujeres ni los gustos extremos que siempre he tenido. Si algo le agradezco al hombre que me procreó, es que nunca permitió que me metiera en malos negocios y me entrenó para que llevara por la ley la compañía. Eso he hecho desde entonces.

Acaricié su rostro.

—¿Cuál fue tu trato con esa gente? —curioseé.

—Tengo pruebas en mi poder que podrían terminar de hundirlos. A cambio de no hacerlo, les dije que te dejaran en paz e hice que eliminaran la cuenta a tu nombre.

No pude sentirme aliviada al escuchar eso. Era como si aquello no fuese el final de toda esta situación.

—Seguirán como si nada. Camilo puede hacerle daño a otra mujer —manifesté algo alterada.

Me tomó por el cuello y acunó mi cara en su mano.

—Sin embargo, no te lo harán a ti. No pueden tocarte o lastimarte. Lamento si sueno egoísta, pero es lo único que me importa. —Me contempló con tanto anhelo y amor que no pude resistirme al tacto de sus manos. Cerré los ojos—. Lamento todo lo que hice. Al principio solo fue un juego en el cual quería demostrarle a Camilo que yo siempre sería el ganador, pero cuando te conocí aquel día, supe que el único que terminaría jodido era yo.

—Alessio...

Me dio un delicado beso.

—Me puse como loco cuando me rechazaste. Quería que fueras mía sin importa qué tanto daño podría hacerte y por eso hice el vídeo para el día de tu compromiso. No obstante, no sentí satisfacción alguna. Al ver lo rota que estabas, me destruyó más a mí que a ti. Allí supe que si seguía adelante estaría perdido.

Fui yo ahora quien dejó un beso sobre sus labios y me aferré aún más a él.

Agarró mi mano izquierda y besó mi palma. Sentí que deslizó algo en mi dedo anular. Observé aquel anillo, sorprendida y a la vez confundida. No sabía si estaba lista para esto todavía, aunque de lo que sí estaba más que segura era de amar al hombre frente a mí. Llevé mi mirada a sus ojos. Los míos estaban cristalizados. Tenía miedo de que en cualquier momento sucediera algo que terminara con lo que ni siquiera había comenzado.

—No tienes que decir nada. —Dejó un suave beso sobre mi mano—. Sé que te preocupa tu familia y no quiero apresurarte, pero... —soltó un suspiro, uno de esos que traían consigo todo el anhelo que tenías por dentro— no me imagino la vida sin ti, Gina Stevens.

Tampoco me imaginaba el martirio de la vida sin él. En este tiempo que pasamos separados me di cuenta de aquello.

—Hay dos cosas que quiero hacer antes de que nos casemos. —Me miró, expectante, y una pequeña sonrisa adornó su rostro—. Primero está mi familia. Genave es la única que sabe que algo pasó. En cambio, los demás solo saben que tuviste que regresar a Italia por la empresa. Por lo tanto, tienes el camino abierto para ganarte a mis padres y a mi hermano Jimmy. Genave es un caso aparte y tendrás que esforzarte mucho más.

La sonrisa desapareció de su rostro. Aquello lo ponía un tanto ansioso.

—¿Y lo segundo? —cuestionó con curiosidad.

—Quiero terminar la universidad. —Su ceño se frunció. No le gustó más esto que hablar con mis padres—. Me queda poco menos de un año. Me he sentido bien haciéndolo y me gusta. ¿Qué podría pasar? Estoy rodeada de chicos jóvenes superguapos. Cada dos por tres me invitan a cenar, pero no pasa nada.

Su cara se tornó roja. Una carcajada se escapó de mi garganta.

Me cargó sobre su hombro, me dio una fuerte nalgada y me dejó caer sobre la cama. Pude ver cómo el lobo se asomaba en su mirada. Le hice una broma y ahora iba a ser castigada. Sin embargo, sabía que aquello en realidad le preocupaba en el fondo. No tenía por qué. Yo solo tenía ojos para él. Mi cuerpo y todo mi ser le pertenecían. Nadie más me tocaría o me tendría. Quería ser la mujer del hombre malo. A fin de cuentas, tenía el corazón más bueno que había conocido jamás.

—Sabes que no me temblará el pulso para arrancarles los ojos.

Deslicé mi mano por su cabello y llevé su rostro más cerca del mío. Nuestras lenguas se encontraron y mi coño hormigueó por tenerlo nuevamente jugueteando con él.

—Yo solo tengo ojos para ti. —Acaricié sus labios con mi lengua—. Será poco tiempo, mi amor.

Levantó mi mano izquierda y me hizo mirar el anillo.

—No puedes quitártelo. Todos deben saber que tienes dueño. Te prohíbo que te lo quites. —Sonreí con malicia mientras mordía mi labio inferior. Sus manos acariciaron mis pezones y los pellizcos provocaron que gimiera ante la sensación—. Ahora dejarás que tu prometido sacie hasta el cansancio su oscura obsesión por ti. —Más que una pregunta, aquello fue una afirmación.

Asentí y me dejé seducir por aquel oscuro deseo.

La Oscura Obsesión de Alessio✔ (Libro #1 serie Oscura +18) Disponible en AmazonWhere stories live. Discover now