Cuando te Conocí.

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Hoy entraba a la universidad, pero tenía turno de la tarde.

Me llevaría a Matt, a la oficina y allí podría cuidarlo, después saldría para la casa y se lo dejaría a mi nana Sarah.

Me levanté de la cama y fui a ver que mi hermano estuviera bien.

Cuando llegué, Matt, estaba dormido así que caminé rápidamente y fui al baño.

Suspire al mirarme al espejo.

"¿Por qué todas las personas a las que amo y deberían amarme, no lo hacen?" pensé frustrado.

Bufando entré al plato de la ducha y sin importar la temperatura del agua, me metí bajo la lluvia artificial.

Mientras me bañaba, miré a Iansito.

"Tanto tiempo sin sentir la calidez de una mujer" estaba cansado.

Tenía tres meses sin tener relaciones sexuales. Pero bueno. Todo por Matt.

Una vez vestido, fui a buscar a mi hermanito.

Ya estaba despierto cuando llegué y movía torpemente sus pies y manos. Sonreí con ternura y lo tomé en brazos.

-Vamos a darle un baño a este enano- sonreí.

Lo desvesti y una vez desnudo, lo llevé al baño en donde con cuidado y con mucho miedo aún, lo bañe bien.

Fui a vestirlo, con un pantalón crema corto de algodón bastante fresco y ligero, con una camiseta blanca de algodón ligera sin mangas.

Lo peine y puse loción de bebé.

- Pero que guapo- sonreí -. Como no, si eres mi hermano.

Una vez, con su mochila en mano, fui hasta la cocina y le preparé su mamila.

Después de comer yo también, lo llevé al auto en su silla.

Llegué a la oficina y entré a mi despacho. Lo dejé en la oficina en donde había una habitación para relajarme y lo acosté en la cama ya que estaba dormido.

Me aseguré de que no corriera peligro y con el radio en mano salí de la habitación.

Tomé asiento y mi teléfono sonó.

-Diga- contesté.

-Señor...- hablaba Wendy, la muchacha de recepción -. Aquí está una joven que dice que viene por el anuncio del periódico.

Solo esperaba que ésta mujer no fuera una zorra.

Las anteriores a penas me veían, y pensaban en solo una cosa:

SEXO

- Dejala pasar- colgué.

Cinco minutos después, tocaron a la puerta.

- Adelante - concedí el paso.

Abrieron la puerta y me giré, porque estaba de espaldas y cuando la vi, me quedé impresionado. Tenía unos hermosos ojos que parecían de color verde y también grises o los dos colores a la vez.

Sentí que mi corazón se detuvo, para después empezar a latir desenfrenadamente. Ya nada importó salvo ella y sus ojos.

Era hermosa.

Su cabello ondulado castaño, su nariz y esa boca...

Llevaba un traje blanco, hasta debajo de las rodillas, los tirantes eran rojos al igual que el lazo que se anudaba bajo sus pechos.

Tenía un cuerpo delgado y esbelto. Estaba divina.

- Buenas tardes señor Robinson, mi nombre es Evangeline Renaud y vengo por el anuncio del periódico- asentí con la cabeza como un estúpido.

- Cásate conmigo - fue lo único que pude decir.

-¿Disculpe?- dijo nerviosa.

La había cagado. Lo que hacen las hormosas y tres meses de abstinencia.

- Que... Esto... Encantado de trabajar contigo- traté de arreglarlo.

Podría jurar que estaba enamorado.

Gracias por leer y espero que les guste. Los quiero.

Voten y comenten.

Acorralada©Where stories live. Discover now