Mía

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— Pero si no me ha ni entrevistado señor — dijo parpadeando.

—Bien— traté de componerme y actuar como un hombre cabal.

— Aquí está mi hoja de vida— la entregó un cartapacio negro con su hoja de vida.

Al leerla, me di cuenta de que tenía diecinueve años y cursaba en mi facultad en la Universidad.

— No tienes mucha experiencia, solo has trabajado en la empresa Renaud, como asistente de presidencia.

Luego de comparar apellidos, me di cuenta de que ella era hija de Roderick Renaud.

El magnate suizo.

Bien.

— ¿Por qué quieres trabajar so tu padre tiene dinero?— me gustaba que quisiera trabajar, eso me decía que no era una hueca.

— Quise independizarme, cambiando de lugar y mi padre se enfadó conmigo. Debo mantenerme por mi cuenta — en sus ojos vi que no me lo decía todo.

Lo dejé pasar.

— Bien— luego de otras preguntas de rutina, y que ella ni se inmutara en coquetearme, la contraté—. Bienvenida a Robinson S. A.

Me miró a los ojos y sonrió.

Amé esa sonrisa.

—. Gracias señor Robinson — tendí mi mano y ella la apretó en ese momento sentí una corriente que se apoderó de mi cuerpo y confirmé mis sospechas, me había enamorado.

— ¿Tienes novio?— ella soltó mi mano incómoda y eso me molestó. Ella no debía tratarme así yo...

¿Qué diablos me pasaba? Ella no era mía.

Ni siquiera le gustaba.

Sabía que no era guapo, pero ella me gustaba y traía loco.

Me sentía posesivo.

Si ella tenía novio, me encargaría de que lo dejara.

Ella es y será mía.

— Es porque necesito tu disponibilidad todo el tiempo— ella frunció el ceño—. Estoy bajo el cuidado de mi hermano de tres meses y van a haber ocasiones en las que necesitaré que te quedes con él mientras voy a una reunión y así— ella asintió.

Sabía que me creía.

Esa noticia de que yo me hago cargo de mi hermano, es del dominio público y más de una mujer se ha ofrecido a “ayudarme” 

— No, no tengo novio y no me será un problema cuidar de su hermano— me sonrió y juro por Dios que me derreti.

— ¿Estás estudiando administración por tu padre?— ella me miró dubitativa.

— En parte, también es para poder ayudar a las monjas con la administración cuando entre al convento— esa noticia me dejó mal.

Ella no podía hacerme esto.

Por primera vez, me enamoraba y sabía que estaba enamorado lo que sentía no era una tontería.

Ella, era la primera mujer que me importaba y no la dejaría ir.

Todas las mujeres de mi vida me odiaban o no estaban para mi, pero ella no me haría lo mismo.

Si me tenía que ir al mismísimo infierno por estar con ella, lo haría.

No sabía que me pasaba, me sentía un acosador y enfermo, por tener ese tipo de pensamientos obsesivos y maniáticos hacia ella.

Pero yo la amaba.

Esta sensación de inseguridad, miedo e impotencia, podía conmigo. Necesitaba tenerla conmigo.

¡Por Dios!

Yo nunca había sido así.

—¿Está bien señor— asenti.

Estaba destrozado.

Pero esto no se quedaría así. Tenía que dejarle las cosas claras desde el principio.

Ella iba a ser mía esta misma noche.

*******En la Noche...

La había hecho venir, el no verla me tenía en un estado de angustia. No sabía porque me sentía así.

Esa revolución en mi interior con todos esos sentimientos enfermos me estaba matando.

Cuando llegó, no la dejé hablar. Tenía una falda negra y una camisa blanca.

Parecía una abuela.

Y con solo verla, casi me arrepentí.

Casi...

— Señ...— no pudo terminar cuando ya la estaba besando.

— Eres mía Evangeline, te amo— dije mientras la recostaba contra la pared y acariciaba su pierna por debajo de la falda.

Ella me pertenecería.


Gracias por leerme. Espero les guste y dejen comentarios y votos.

Besos.

Acorralada©Kde žijí příběhy. Začni objevovat