nineteen

459 50 11
                                    





23 de junio, 2019.


Lo único bueno de que mamá me enviara por la compra de alimentos para el mes, era que al menos podía comprar algunos víveres que necesitaba, y estos contarían como cosas para todos. El pasillo de los bebestibles era sin duda mi favorito. Puse en el carro una que otra cerveza y un vino, que seguro compartiría con papá más tarde. Taché de la lista que mamá me entregó todo lo que tenía hasta el momento y me dirigí a buscar unas frutas y verduras.

—Jamás me hubiera imaginado que nos encontraríamos acá. —habló alguien a mis espaldas. Emma sostenía un carrito mientras sostenía una caja de fresas. Su cabello castaño estaba amarrado con una liga formando una enorme cola y se veía bastante bien con el vestido amarillo que llevaba. — Has estado evitando mis llamadas, Luke.

Rodé mis ojos intentando evitar su mirada. Comencé a caminar y gruñí cuando la vi a mi lado, siguiéndome el paso.

— ¿Por qué te fuiste así de la fiesta el sábado? —preguntó intentando alcanzarme. — ¿Te la has pasado mal?

Ignoré su pregunta y comencé a caminar en dirección hacia otro pasillo, pero Emma me detuvo del brazo.

— ¡Espérame, Luke! No me dejarás hablando sola, debo buscar berenjenas. —me regañó mientras  movía su carrito buscando. Una mueca de asco apareció en mi cara al escuchar esa verdura.

— ¿Cómo es posible que te guste esa mierda? —solté cuando la vi agarrar una de ellas.

— ¡Ah! Así que si hablas. —dijo burlona mientras se acercaba a mi a agarrar una de mis mejillas. Aparte rápidamente su mano de mi cara, acto que la hizo reír. —Son deliciosas, si sabes cómo prepararlas. —dijo mientras me apuntaba con una berenjena.

—A veces olvido lo extraña que eres, una maestra de kínder borracha, que lame cuellos y amante de las berenjenas. —Emma soltó una carcajada.

—Esa es mi biografía en Tinder.

Solté una fuerte carcajada y la empujé levemente con mi carrito. Comenzamos a caminar en busca de algunas botanas.

— ¿Sucedió algo con Spencer? —cuestionó.

—Yo podría hacerte esa pregunta a ti. —respondí mirándola de reojo. La castaña se encogió de hombros.

—Él se ha molestado porque tu me miraste en el juego. Él en serio sospecha que tú y yo nos acostamos. — admitió algo preocupada.

—Lo siento por eso, no quería meterte en problemas. —mentí. La castaña me miró suspicaz.

—Seguro, te encanta joder.

Reí fuertemente.

—No puede enojarse por unas miraditas, es muy infantil de su parte. — solté divertido. Emma asintió dándome la razón mientras lanzaba un par de botanas a su carrito.

—Es un idiota, no logro entenderlo... A él le molesta que hable contigo pero él puede cogerse a su ex novia siempre que la ve. — río sarcástica. — Odio esta mierda de relaciones abiertas.

—No deberías tener una entonces. — dije obvio.

—Él me gusta mucho, Luke. Pero un cínico de mierda.  — solté una carcajada frente a su intento algo fallido de usar groserías. — En serio, Luke. Él se pone jodidamente celoso siempre que hablo con otro hombre, sobre todo contigo, y yo debo aguantar que él se joda a su ex en mi cara.

—No entiendo porque sigues aguantando, ten algo de amor propio. —me sinceré mientras lanzaba papas en bolsa a  mi carro.

—Tienes razón, pero es que él es muy dulce conmigo, tengo fe en que lo nuestro puede funcionar, pero no colabora suficiente. Es lo único malo en él... ¡Ah, y sus celos! Sus celos son algo preocupante.

—Recuerdo que leí en una revista que las personas que eran celosas en exceso era porque temían que les hicieran lo mismo que ellos hacen, es decir, engañar. —informé. La castaña abrió sus ojos como enormes platos y comenzó a asentir efusivamente.

—Eso tiene toda la coherencia del mundo, si hasta yo sé que sigue con su ex mientras dice tener algo conmigo. —admitió caminando en dirección a la caja registradora.

—Es cómo si no quisiera estar contigo pero no quiere que estés con otros. — reflexioné mientras me posicioné tras ella con mi carrito. Emma asintió en mi dirección dándome la razón. — Eso es una mierda, sal de ahí lo antes que puedas.

—Es gracioso porque sus ganas de estar conmigo crecen al cien cuando me ve hablando con otro chico. Es como un niño, que ignoró por mucho tiempo un juguete pero cuando ve que alguien más juega con él, quiere ocuparlo.  — reflexionó.

Solté una carcajada frente a tal comparación.

—Es algo triste compararte con un juguete.

—Mi vida es cien por ciento triste.

—Deberías darle más celos, para que se joda y vea lo que se está perdiendo.

—Esa es una idea millonaria. —admitió divertida.

Pagamos nuestras cosas y nos dirigimos a mi auto luego de que le ofreciera un aventón a casa. La castaña subió al asiento del copiloto rápidamente. Un extraño movimiento en sus piernas me causo extrañeza.

— ¿Qué te sucede en la pierna? Detenla, me distrae. —me quejé.

—Te tengo una propuesta ¡Pero no te espantes! —soltó rápidamente mientras seguía con el movimiento de piernas, algo nerviosa.

— ¿Qué clase de propuesta, maldita pervertida? —me burlé mientras comenzaba a manejar.

—Spencer es muy amoroso conmigo cuando ve que me va a perder. — afirmó y asentí. — Tú lo pones jodidamente celoso. — asentí nuevamente.

— ¿Qué hay con eso? —admití algo distraído.

—Entonces, tú podrías ayudarme a sacarle celos a Spencer. — alejé mi mirada del camino por un segundo para posar esta en la castaña y negar efusivamente.

— ¡De ninguna manera! No sabes el problemón que me trajo esa miradita que te di. Imagina fuera algo más grave... ¡Y eso que él aún no tiene idea que nos acostamos! — solté molesto. — Quiero estar en paz con él, por la banda, no haré esa mierda, Emma.

— ¡Oh, vamos! Es idiota pero no es tonto,  es obvio que intuye que algo ocurrió...

—Ashton lo sabe. —informé provocando un bufido en la castaña.

—Entonces es más seguro que sí lo sepa... ¡Por favor, Luke! Podríamos coquetearnos frente a él, abrazarnos y quizás darnos unos pequeños besos pero nada más que eso... ¡Te juro que no será nada horrible!

—Emma ellos son todos amigos, me odiarán cuando vean que tu y yo hacemos esas mierdas. —gruñí. — En serio quiero estar en paz.

— ¡Tengo cupones de cerveza, tengo cientos de ellos! Y serán tuyos si colaboras con tu amiga. —me chantajeó.

— ¿Cuántos específicamente? —cuestioné.

—Okay, tengo unos cuarenta y siete. — me encogí de hombros. — ¡Por favor, Luke! Será sólo un par de semanas y a penas vea que se la juega más por mi cortamos todo.

—Esto está jodidamente mal, Emma. Si necesitas hacer esto para que te dé atención es porque le interesas una mierda. —me sinceré mientras me estacionaba frente a su departamento.

Miré a la castaña, y reí al ver tenía un puchero y unos ojos de gato intentando conmoverme.

— ¿Tanto te gusta ese idiota? —cuestioné.

—En serio siento que él es el indicado, es solo que está aún superando otras cosas, esto lo ayudara a darse cuenta que lo nuestro en serio puede funcionar. —admitió sincera.

—Si los chicos comienzan a tratarme mal cortamos esta mierda ¿Ok? — Emma soltó un grito de alegría y se lanzó a mi, rodeándome con sus brazos.

— ¡Gracias, gracias, gracias! — soltó efusiva.

No pude evitar sentirme impresionado conmigo mismo por aceptar esa mierda tan infantil, pero me impresionaba más el hecho de que Emma y yo tengamos una amistad.

kindergarten | luke hemmingsWhere stories live. Discover now