~ Yoonmin ~ 👑 ||Omegaverse||
Un rey cegado y dominado por la lujuria, el poder, la dominación, prepotente, orgulloso, amado por muchos y odiado por otros, queda a cargo del Reino de Daegu cuando su padre muere.
El Rey Min, desea librarse unas hora...
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(Narrador Omnisciente)
En el castillo de los Min, todo era un caos, hacía más de una hora que el doctor Sehun había entrado a la recamara principal, nadie le decía nada a los Alfas afuera, esperando por noticias.
El doctor les había pedido que salieran, incluido Yoongi, quien estaba demasiado alterado como para controlarse al ver a su pequeño en aquel estado. Tanta fue la conmoción que no dejaba que nadie se le acercará a su Jiminie, sus lágrimas bañaban su rostro en su totalidad, su lobo lo estaba dominando, por lo que nadie encontró más opción que sacarlo a fuerza de ahí.
El Alfa de había mantenido en el piso, recargando su espalda contra la pared, esperando y sintiendo la frustración cada vez más hacer acto de presencia.
— Yoongi... — Hoseok estaba por hablarle a su hermano cuando el doctor salió de la habitación.
Se le notaba cansado, agotado y su rostro no tenía una buena expresión, algo en él hizo que el terror recorriera todo el cuerpo del Alfa mayor.
— ¿Cómo está mi pequeño? ¿Ambos están bien? Dime qué es así por favor — Imploro el mayor.
— Lamento darte esta noticia, pero ellos no están del todo bien... — El mundo de Yoongi se sintió venir abajo, cuando escuchó al doctor decir aquellas primeras palabras — El rey Jimin ha tenido una amenaza de aborto, está en estado crítico, necesitamos... Una curandera, en el peor de los casos una bruja, sólo una puede salvar la vida del cachorro y de... El Rey.
Ahora sí Yoongi sintió su pequeño mundo formado junto a su pequeño, venirse abajo, no podía creer lo que estaba escuchando, su corazón dolió, su lobo aulló, sintió el aire faltarle, su vista nublarse y por último, solo sintió en golpe que dio cuando se dejó caer en el frío piso.
No podía ni quería creer que la vida de sus dos seres más amados este en peligro, necesitaba hacerse a la idea que esa noticia era una total mentira.
— ¿Cuanto... Tiempo más puede estar así? — Escuchó el Alfa a su hermano preguntar.
— No más de 24 horas, es urgente que una curandera venga a revisarlo, ya hice todo lo que pude con la medicina, pero creo que es mejor los remedios de una curandera. Logré detener el sangrado, pero no será por mucho tiempo, pues el joven fue encontrado a tiempo.
— ¿Puedo... P-asar a verlo? — La voz del Alfa se dejó escuchar entre cortada y suplicante.
— Si puede majestad.
No esperó una segunda afirmación, se levantó como pudo y entro a tropezones a la habitación.
Su respiración se cortó al ver a su amado, postrado en la cama, más pálido que el mismo, sus labios resecos, cabello desaliñado, envuelto en gruesas sábanas, sin moverse y sus ojitos cerrados.
