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Un edificio de 15 pisos y mas de 120 departamentos.

Pero solo nos centraremos en el piso 10.. departamento 101 y el 102.

🤞🤞

Hoy era lunes por la tarde, se suponía que por ser el inicio de jornada laboral todo debía estar en silencio... pero no.

Un hombre alto de 1.87m... corpulento... cabello negro, igual de oscuro a la noche...ojos negros como cuevas olvidadas sin brillo... un atractivo lunar debajo de su labio inferior... sin tatuajes... una sola cicatrices que está en su pelvis de 3cm... era dueño del departamento número 102.

Estaba en su sofá doble limpiando un arma negra de calibre 45... sobre la pequeña mesa de madera estaban todas las piezas sobre un trapo de franela azul.

Al fondo se podía escuchar una hermosa melodía de una orquesta sinfónica... este hombre amaba la música lírica. Pero no todo era perfecto...

Golpe... grito... llanto... y otra vez golpe... grito... llanto... y asi se repitió varias veces hasta cansar al pelinegro.

Guardó el arma debajo del cojín de su sofá que es negro por supuesto y salió de su departamento.. cerró la puerta y se acercó a la puerta de al lado.

Departamento 101... esa puerta fue tocada con tres golpes seguidos.

Un hombre de cabello castaño oscuro abrió.. tenía un cinturón en la mano con la hebilla colgando.

-¿Que quieres?–Preguntó de muy mal genio el de cabello castaño.

-Sus golpes.. gritos y llanto me incómoda–Dijó el pelinegro. -Me des...

No terminó de hablar el pelinegro por que le cerraron la puerta en la cara.

Suspiró pesado y se fue a su departamento, abrió entró y cerró con seguro. Se sentó y le dió play a la música que le encantaba pero ahí estaba otra vez lo mismo de los días anteriores.

Estresado apagó su música y salió otra vez del departamento.

Tocó la puerta del departamento 101 y segundos después abrieron... el mismo hombre de hace un rato.

-Tu otra vez que fastidio–Dijó el castaño con el ceño fruncido. -¿Que quieres?.

El pelinegro miró a ambos lados y como no había nadie empujó a su vecino con fuerza dentro del departamento y cerró la puerta con el pie.

-Le dije una vez que estos ruidos me estaban molestando... me cansé–El pelinegro suspiró pesado.

El castaño se levantó y fue a la sala por un arma para defenderse pero el pelinegro le agarró el cabello y lo estrelló contra la pared con fuerza. El hombre cayó al suelo inconsciente.

El pelinegro revisó si aún estaba vivo y al ver que sí, se levantó y respiró mucho más tranquilo... ya hiba a ser hora de su café y podía tomarselo relajado.

Pero no siempre las cosas son como parece.

Vecinos (KOOKMIN)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant