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Narrador omnisciente:
Los niños de primer año estaban con el sombrero seleccionador mientras, un chico de la mesa de los leones, leía un libro de quidditch.

A Oliver Wood no le importaba en absoluto quien pudiera haber ahí. Este era su segundo año el Hogwarts y lo único que le importaba en ese momento era...quidditch.

-Weasley, George!- dijo la profesora McGonagall a lo que un pelirrojo se sentó en frente de todos.
-GRYFFINDOR!- anunció este.

-Weasley, Fred!- dijo McGonagall mirando al otro pelirrojo idéntico.
-Otro Weasley?...GRYFFINDOR!- gritó a lo que los gemelos chocaron las manos para sentarse cerca de su hermano mayor Percy.

Oliver aplaudió como todos los de la mesa y intentó seguir leyendo su libro.

-Anderson, Lydia!- dijo McGonagall a lo que el chico giró tan rápido la cabeza como podía. Percy no sabía como Oliver no se había fracturado el cuello ante tal reacción...

-Esa...es...esa es...- empezó a tartamudear sin parar. Exacto. Esa era la hija del gran Steven Anderson.

Steven Anderson habia sido el ídolo de Oliver desde que tenía memoria, es más, tenía su cuarto lleno de pósters y carteles, además de que había ido a casi todos por no decir todos sus partidos.

El chico casi se levanta de su lugar al no poder bien a la chica...quería saber cuál sería su casa.
-Definitivamente será una Gryffindor.- dijo en voz alta.

-Yo no lo creo...- dijo uno de los pelirrojos mientras tomaba un trozo de pan.
-Esa? No tiene nada de Gryffindor.- siguió el otro mirándola con algo de desprecio.

-Fred, George, callaos ya.- les pidió Percy estresado, como siempre.

-Ya veo...ya veo...- dijo el sombrero en voz alta a lo que todos empezaron a cuchichear.- Sin duda tu casa es SLYTHERIN!

La mesa de las serpientes aplaudió y la niña, con la cabeza bien alta, se dirigió a su mesa sentándose al lado de sus compañeros.

-Te lo dijimos.- dijeron los gemelos a la vez mirando a la chica que reía con los demás y hablaba animadamente.
-Como hacéis eso?- preguntó Oliver algo asustado.

-Cosas de gemelos.- respondieron sin más encogiéndose de hombros.

Había pasado una semana desde que el colegio y las clases habían comenzado, y Oliver solo tenía en mente las pruebas de quidditch...

Quidditch, quidditch, quidditch...

-Señor Wood! Salga ahora mismo de mi clase si no está prestando atención! 10 puntos menos para Gryffindor.- le dijo Snape llamando la atención de este.

El chico salió de clase sin protestar y como no tenía nada que hacer empezó a caminar sin rumbo alguno...

Mentira.

Siempre que podía, Oliver se dirigía hacia el campo de quidditch...siempre había alguien entrenando o dando clase, y era realmente divertido de ver.

-Hola Madame Hooch, necesita ayuda en algo?- preguntó a lo que la profesora suspiró.

-Oh señor Wood, ahora que lo dice...-miró arriba provocando que el chico también lo hiciera.- ANDERSON! BAJA AHORA MISMO DE LA ESCOBA, PODRÍAS HACERTE DAÑO!

La chica, que se encontraba volando y presumiendo delante de todos empezó a subir más arriba y cuando se encontraba a una distancia considerable se dejó caer en picado.

Cuando frenó junto delante de la profesora, se dio la vuelta quedando al revés.
-Cree usted que me podría hacer daño?- dijo mirando a Madame Hooch.

Oliver evitó reírse pero la chica pudo notarlo.
-Anderson...sabes que aunque se te de bien manejar la escoba no debes...- le respondió algo candada.

-Solo bien?- preguntó, entonces se giró y cuando estaba en el suelo, miró a Oliver con una sonrisa.- Lydia Anderson, un gusto.- dicho esto se fue con sus compañeros.

-Siempre tan modesta...-dijo Hooch irónicamente.- No me sorprende que haya quedado en Slytherin...- dijo finales para seguir con la lección.

-Wow.- soltó el chico mirando a la niña que daba piruetas encima de sus compañeros.

Y ahora el chico pensaba, como era posible que la chica tuviera tan bien control? Ah...claro, se le olvidaba. Su padre era un jugador profesional.

-Señor Wood! Salga de mi clase si no va estar pendiente de la lección y como castigo va ayudar a limpiar los calderos a Snape.- le dijo McGonagall molesta.

Simplemente genial, pensó el chico con ironía. Caminó con cansancio y llegó a la sala de pociones.

-Siento la interrupción pero la profesora McGonagall me ha castigado, he venido a limpiar los calderos...- dijo mirando a Snape.

El pocionista pasó de mirar al chico a mirar a la niña que estaba cruzada de brazos.

-Mira Anderson, parece que tendrás un compañero de limpieza...haber si aprendes a no faltar el respeto al profesorado.- dijo con una sonrisa de lo más falsa saliendo del aula.

Oliver empezó a limpiar calderos en silencio sin embargo habría algo que le estaba poniendo de los nervios.

-No vas la limpiar nada?- le preguntó a lo que la niña sonrió.

-Acaso me ves la cara de limpiar algo?- dijo a lo que el chico levantó la ceja.- No pienso tocar ningún caldero con las manos.

Simplemente genial, pensó de nuevo.

Una vez terminado, el chico se acercó a la chica que tenía intenciones de marcharse.
-Soy Oliver Wood por cierto.- le dijo a lo que ella lo miró, de arriba a abajo.

-Quién?- preguntó ella a lo que el chico volvió a repetir "Oliver Wood..."- No, que quién te ha preguntado.- dijo esta con una sonrisa sarcástica.

Ah no, Oliver no dejaría que alguien le hablara así. La miró desafiante sin embargo con una sonrisa en los labios.
-Sabes que te falta mucha precisión en la escoba no?- dijo.- Creo que solo sabes decir lo muy buena que eres...pero no lo demuestras.

-Disculpa? Quien te crees? Piensas que estás a mi altura acaso?- preguntó está molesta.

-Si, digamos que si, eso y mucho más.- le respondió con una sonrisa burlona.- Ya nos veremos Anderson...- dijo marchándose y dejándola con la palabra en la boca.

Durante el primer año de Lydia, no volvió ha hablar con el león de tercer año que se había atrevido a retarla.

Ese año, Gryffindor ganó la copa de quidditch.

Lydia se había jurado que el curso que estaba por venir entraría en el equipo y derrotaría a los leones, y a Oliver.

Sobretodo a Oliver.

damm pride (Oliver Wood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora