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-Puede que estos días este un poco ocupado, pero contestaré todos tus mensajes, Yuu-chan-le dijo el peliblanco poniendo una de sus manos sobre su hombro.
-Como si tuviera una razón para hacerlo-contestó rencoroso el pelirrojo empujando levemente la mano del contrario para que deje de tocarlo.
-¿No me digas que sigues enojado? No puedo creer que un vejestorio como tú sea tan infantil-dijo ofendido Satoru poniendo sus dos brazos detrás de su cabeza mientras hacía un puchero.
-¿Me dices vejestorio aunque solo sea dos años mayor que tú? Por lo menos yo no parezco un loco-contestó enojado Yuu señalando su cabello alzado y la venda en sus ojos.
-¡Por lo menos yo no me desmayé por un pequeño corte!
-¿¡Pequeño!? ¡Por lo menos yo no acoso a personas solo para que me hagan caso!
Antes de que el más alto pueda responder, la llegada de una mujer mayor lo interrumpió. A comparación de ellos dos era bastante baja, un poco rellenita y con el pelo corto y rubio. Estaba abrazando fuertemente al pelirrojo, mientras lo retaba con un tono de enojo y preocupación a la vez.
-Tranquilízate mamá, entremos a mi departamento-le dijo Fukushima tomándola por lo hombros tratando de empujarla levemente hacia la entrada.
-¡No me digas que me tranquilice!-contestó enojada la mujer girandose y evitando que su hijo siguiera empujándola.-¿Y tú quien eres?-preguntó cuando por fin se dio cuenta de la presciencia del otro hombre.
-¿Yo?-preguntó el peliblanco señalándose a sí mismo y avanzando un poco con la intención de acercarse a ella.
-¡No es nadie! ¡Entremos!-habló por arriba el pelirrojo volviendo a tomar por los hombros a la mujer y obligándola a caminar hacia su departamento.
-¡Recurda devolverme mi ropa, Yuu-chan!-gritó antes de que ambos entraran al departamento y dándose la vuelta para entrar al auto que lo seguía esperando.
-¿¡Cómo que su ropa?!-pensó avergonzado el adulto mientras ignoraba el comentario y abría la puerta lo más rápido que podía.
Los dos entraron al elevador y seleccionó el octavo piso, ninguno dijo nada, formando un silencio un poco incómodo solo para el oficinista.
-Espero que no me haga preguntas sobre él...-pensó con un pequeño rubor en sus mejillas Yuu, mirando la expresión de su madre que estaba completamente seria.