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—Cariño deja eso, ¿si?—Gerard llevó sus manos hasta las manos de su hija, quitando de ellas el par de cubiertos con los que jugaba.

La pequeña los soltó de buena manera, redireccionando su atención hacia la sala. Su padre estaba en la cocina sacando la comida del horno, por lo que no se encontraba exactamente concentrado en lo que hacía su hija, aunque de todas formas indagaba de vez en cuando qué estaba haciendo.

El timbre sonó y pudo escuchar los pasos de la niña atravesando la sala de estar, directamente hacia la puerta de entrada, pero deteniéndose al ver a su padre.

Gerard se quitó el guante reforzado de su mano derecha y caminó hasta la puerta, girando la llave y abriendo. Una sonrisa se formó en su rostro, y Bandit asomaba sus coletas, un poco escondida detras de un mueble. Le generaba mucha curiosidad ese hombre con dibujos en su piel que frecuentaba su casa de vez en cuando.

—Hola Frank, ¿cómo estás?—el mayor se hizo a un lado y lo dejó entrar—, Michael aún no llega, pero puedes ponerte cómodo en la sala. Bandit, saluda.

—Hola—una suave voz se oyó inmediatamente, y Frank les respondió el saludo a ambos, divagando un poco en el espacio cuando Gerard volvió a la cocina.

—¿Cómo has estado Bandit?—la pequeña se sentó también en uno de los sillones, admirando indiscretamente las características poco comunes del contrario.

—Bien—musitó, luego dirigió su mirada hacia los sonidos en la habitación donde Gerard estaba—, ¿tú?

—Muy bien, preciosa—Frank sonrió, intentando ser agradable, sabía que no era muy difícil caerle bien a una niña de cuatro años, pero aún asi quería hacer su mejor intento—, ¿y en la escuela, cómo vas?

—Bien, ayer usamos tijeras.

—Wow, eso es genial, ¿no?, es algo para niños grandes.

—Yo soy grande—el castaño asintió dandole la razón, tratando de contener su risa cuando la menor se levantó y tomó una de sus muñecas del suelo mientras lo decía.

—¿De qué hablaban?—Gerard ingresó a la habitación aún con el delantal de color rojo colgado de su cuello—, Bandit ve a lavarte las manos, ya está lista la cena.

Permaneció a solas con el castaño por unos minutos, quitándose el delantal mientras escuchaba sobre la conversación que Frank había tenido con su hija.

—¿Y tú cómo estas con tus estudios? ¿ya usas tijeras?—rieron un poco, el menor se sonrojó, comenzando a hablar sobre su desastroza vida universitaria.

—Podría ser mejor, no estoy muy preocupado con eso.

—Tienes que estudiar, o luego no vas a saber ni dónde poner las inyecciones, Frank—el mencionado rió, sabía que se tenia que tomar en serio su carrera de enfermería, pero el trabajo le ocupaba mucho tiempo y no lograba ordenar su vida para que sea completamente funcional.

—Lo sé, no me regañes—Gerard mantuvo su sonrisa unos segundos, para después disculparse y alejarse un poco para llamar a Michael, él aún no llegaba y se estaba preocupando.

"¿Estas bromeando Mikey?" Frank oyó desinteresadamente la conversación, ya sabía lo que estaría diciendole de todas formas, "dijiste que vendrías". El castaño pasó su lengua por el piercing de su labio, notando que Bandit caminaba por el pasillo hacia ellos, ella lucía una camiseta diferente a la que tenia puesta antes.

—¿Te cambiaste?—cuestionó el castaño en un susurro, sin molestar a Gerard en su conversación.

"Está bien, Mikey, nos vemos"

Soon We'll Be Found. [Frerard]Where stories live. Discover now