Callaré cuando los oídos indiscretos quieran saber nuestro secreto y negaré toda afirmación de que fui tuya alguna vez, para luego volver a ti, para ser castigada por mis mentiras por tus grandes manos que se ciernen sobre mi cuerpo y lo hacen tuyo...
No eras tan inteligente como Hermione Granger, ni tan sentimental como Ron Weasley y mucho menos tan talentosa u famosa como Harry Potter; te limitabas a ser tú, a ser simplemente ocultada por las sombras de las grandes paredes de Hogwarts, valorabas más el silencio y la comodidad de tu habitación, al igual que tenias como fiel creencia que saber un secreto valía más que un puñetazo en la cara.
Esa era tu especialidad, observar, analizar a la gente y descubrir sus secretos sin que tus victimas lo notaran, incluso mantenías tu boca cerrada bajo llave para no llamar la atención, sabiendo que si hablabas serias capaz de escupir veneno.
Tu terrible pasado y tus habilidades poco ortodoxas tiraban de ti para convertirte en una Slytherin, pero no deseabas eso, seria una muerte segura entrar en esa casa siendo una sangre sucia.
Vivías sola, en una pequeña casa de dos pisos, bueno, era más bien una torre pequeña donde almacenabas grandes cantidades de libros de fantasía del mundo muggle y de las diferentes partes del mundo, aquellos lugares llenos de color y hermosos a su manera, esperando verlos algún día.
К сожалению, это изображение не соответствует нашим правилам. Чтобы продолжить публикацию, пожалуйста, удалите изображение или загрузите другое.
(Supongamos que el baño es esa pequeña estancia que tiene en su habitación)
Siempre tenías dos camas en tu única habitación con la esperanza de poder traer a una amiga allí algún día, porque la verdad era que te sentías sola y no solo por ser la única que vivía en esa casa, sino porque tenias de vecinos a los Weasley, esa enorme familia de pelirrojos que a pesar de todo se querían con locura.
Molly y Arthur Weasley siempre intentaban cuidar de ti, integrarte en su familia, pero no lo veías correcto, tu melena _________(c/p) destacaría entre sus cabelleras rojizas y siempre te sentirías fuera de lugar, te conformabas con pasar alguna que otra tarde con sus hijos y pasar las navidades con ellos, así no estarías sola todo el año, ya que también habías perdido el contacto con tu amigo secreto de la infancia.
Todo cambió cuando una carta de Hogwarts llego a tus manos por una lechuza blanca, habías sido invitada para participar en sus clases este año, emocionada, corriste a ponerte tus botas rojas para ir a la casa de los Weasley.
- ¡Molly, Arthur! – grita una pequeña tú de 11 años aporreando la puerta de sus vecinos –
Molly es quien abre la puerta, mientras se limpia los restos de jabón y agua en su delantal.
- ¡Lo he conseguido! – gritas emocionada enseñándoles la carta –
- ¡Oh, pero que noticia tan fantástica! Ron también ha recibido una, puede que seáis compañeros de casa.
Te limitas a asentir eufórica y con una sonrisa en la cara.
- Pasa caperucita, vamos a ir todos juntos a comprar los materiales de este año. – dice dejándote entrar –
Te llamaban así porque siempre ibas con una capa con capucha roja a juego con tus botas y les recordabas a la niña del cuento de caperucita roja del mundo muggle.
