Capítulo 5

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Todos en la casa estaban ocupados desde la mañana porque era el día en que el Duque y la Duquesa Mónica estarían de visita.

- "¡Dense prisa, babosas! ¡Llegaremos tarde a preparar el banquete del almuerzo!"

La doncella principal y el mayordomo levantaron la voz y regañaron a los trabajadores.

Ariel tomó una cucharada de una gacha de grano frío algo quemadas y se las puso en la boca.

- "Ugh".

La comida siempre fue bastante mala pero hoy parecía aún peor.

Probablemente porque la cocina está ocupada hoy.

'Pero tener hambre da miedo'.

Ariel ignoró el sabor asqueroso y se metió otra cucharada en la boca y la masticó.

La existencia de Ariel en la familia Lucilleon era algo muy dudoso e incómodo.

Aunque su estatus real era el de hija de un marqués de alto estatus, pero como no se la consideraba como hija de esta mansión, la gente de la mansión la trataba incluso peor que a las criadas.

- "Las criadas ayudan a hacer el trabajo, pero ni siquiera puedes hacer que esa molesta dama trabaje."

Ariel había escuchado a los sirvientes y criadas decir esto muchas veces.

También lo decían a menudo en voz alta a propósito para que ella lo oyera.

Cada vez que lo oía, sus pequeños hombros se encogían.

Si el Marqués o su hijo se enfadaban porque los sirvientes trataban a Ariel de esta manera, las cosas serían diferentes.

Pero al padre y al hermano de Ariel no les importaba en absoluto, en realidad fruncían el ceño si alguien la trata bien.

Por eso, la comida y la ropa que le daban a Ariel, y el ático en el que vivía estaban en un estado terrible.

Se consideraba bueno que recibiera los alimentos sobrantes de los sirvientes, y a menudo no podía ver ninguna comida pasada la hora de la comida.

Ariel terminó todo el tazón de gachas y esperó pacientemente a que la casa estuviera más ocupada.

Tampoco se olvidó de esconder su llamativo cabello rojo con un pañuelo.

Normalmente no había jóvenes sirvientas en la mansión, pero Ariel había oído que algunos jóvenes sirvientes y criadas habían sido contratados para hacer pequeñas tareas.

Debido a que la apariencia de Ariel estaba bastante desgastada, si pasaba en silencio con el pañuelo escondiendo su cabello, pensarían que era una sirvienta y no interferiría.

Ariel esperó a que las criadas estuvieran más ocupadas y llevó sus pequeñas manos a la puerta.

Inhaló e imaginó la ruta que tomaría en su cabeza.

- "Riplazma".

Cuando lanzó el hechizo pudo sentir el maná moviéndose dentro de su cuerpo.

También podía sentir que le estaba afectando a su salud.

Ariel fue absorbida por las paredes, y fue lanzada de nuevo al aire.

De una manera muy dura y poco amable.

Por fin, Ariel pudo escapar del ático cerrado.

Lo había logrado después de múltiples pruebas arriesgando su vida.

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