11.

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Sergio se recostó en el asiento del auto, mirando al techo de éste, preguntándose en donde rayos estaba su ex esposa.

La inocente y dulce rubia había desaparecido totalmente. No solo en el aspecto físico, sino también en el aspecto emocional. ¿Dónde había quedado la Raquel de la que estaba perdidamente enamorado? Al parecer se la había tragado la tierra ¿Qué la habría hecho cambiar tan bruscamente?

Y luego estaba el tema de su hija Tomó el volante entre sus dedos, apretándolo entre ellos, dándole un vistazo a la ventana de la hermosa casa de Raquel. La luz estaba encendida y la cortina corrida, pudiendo así ver a Raquel de espaldas, secándose el cabello negro con una toalla. Sonrió al ver aquello. ¿Cuántas veces no había sido él el que hicieseeso? ¿Cuántas veces no le había secado el cabello y el cuerpo? Maldita sea, los recuerdos lo estaban atacando.

La mirada se le quedó fija en ella. ¿Cómo podría existir una mujer tan hermosa en el planeta? Durante aquellos tres años nunca se había olvidado de ella Jamás podría. Jamás podría olvidar el suave tacto de su piel Sus dulces ojos Su hermosa sonrisa Su exquisito olor El sonido de su risa.

Se sorprendió al darse cuenta de que Raquel ya estaba de frente a la ventana y lo estaba mirando fijamente Como había hecho en el pasado aquella vez que se habían conocido

*

-¿Sabe qué es de mala educación quedarse mirando fijamente a alguien?-Le había dicho ella, mientras se asomaba por la ventana con una sonrisa y con cierto rubor en sus pálidas mejillas.-¿Le regalo una foto?-Había bromeado.-Oh, venga, se ha de estar congelando allá afuera.-Había dicho con una mueca, invitándolo a pasar.

Ella se encontraba en el primer piso del edificio universitario. Él vivía en el edificio de al lado prácticamente. Aprovechó que una joven estaba pasando por allí para entrar a la edificación, y tras unos segundos ya estaba en frente de la puerta en donde vivía ella. Raquel le abrió la puerta con una sonrisa.

-¿Qué hacía allá afuera?-Le había preguntado, invitándolo a pasar a la cocina con una sonrisa. -Hace un frío horrible ahí. ¿Quiere un poco de chocolate caliente? Justamente acabo de prepararlo. -Le había ofrecido, mirándolo detenidamente con aquellos ojos tan profundos

*

Pero en aquella ocasión Raquel no le ofrecería nada.

Siguió observándola, dándose cuenta de que ella lo miraba con cierto desdén y repugnancia. Se encargó de alzarle la ceja para después correr la cortina, haciendo así que desapareciese de la vista de Sergio.

Raquel se recostó en la pared, teniendo la toalla entre sus manos, apretándola fuertemente. Maldita sea, ¿por qué Sergio tenía que haber vuelto a su vida? Justo cuando estaba comenzando a olvidarlo

¿A quién quería engañar?

No podía olvidarlo.

Quizá nunca lo haría.

Miró a su sobrina que se encontraba dormida en el mueble, la cargó y comenzó a subir con ella al cuarto.

...

Engaños de un amor (Serquel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora